San Josemaría 14 de mayo de 2022
@sJosemaria
No se
puede llevar una vida limpia sin la ayuda divina. Dios quiere nuestra humildad,
quiere que le pidamos su ayuda, a través de nuestra Madre y Madre suya.
Tienes que decir a la Virgen, ahora mismo, en la soledad acompañada de tu corazón, hablando sin ruido de palabras: Madre mía, este pobre corazón mío se rebela algunas veces... Pero si tú me ayudas... –Y te ayudará, para que lo guardes limpio y sigas por el camino a que Dios te ha llamado: la Virgen te facilitará siempre el cumplimiento de la Voluntad de Dios. (Forja, 315)
Hemos
de ser lo más limpios que podamos, con respeto al cuerpo, sin miedo, porque el
sexo es algo santo y noble –participación en el poder creador de Dios–, hecho
para el matrimonio. Y, así, limpios y sin miedo, con vuestra conducta daréis el
testimonio de la posibilidad y de la hermosura de la santa pureza. (…)
Cuidad
esmeradamente la castidad, y también aquellas otras virtudes que forman su
cortejo –la modestia y el pudor–, que resultan como su salvaguarda. No paséis
con ligereza por encima de esas normas que son tan eficaces para conservarse
dignos de la mirada de Dios: la custodia atenta de los sentidos y del corazón;
la valentía –la valentía de ser cobarde– para huir de las ocasiones; la
frecuencia de los sacramentos, de modo particular la Confesión sacramental; la
sinceridad plena en la dirección espiritual personal; el dolor, la contrición,
la reparación después de las faltas. Y todo ungido con una tierna devoción a
Nuestra Señora, para que Ella nos obtenga de Dios el don de una vida santa y
limpia. (Amigos de Dios, 180)
Tomado
de: https://opusdei.org/es-ve/dailytext/la-hermosura-de-la-santa-pureza/
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