Eddie Ramírez 28 de febrero de 2024
Tal día
como hoy, 27 de febrero hace 35 años, se produjeron saqueos de gran magnitud en
Caracas y en otras ciudades que duraron hasta el 7 de marzo. En su control hubo evidentes violaciones de los derechos
humanos. Diez años después, en 1999, el gobierno de Hugo Chávez reconoció esas
violaciones ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y aceptó
que el Estado compensara a las víctimas. Después de ese reconocimiento se han
producido innumerables violaciones cometidas por los regímenes de Chávez y de
Maduro, pero la reacción ha sido desconocerlas,
retirarse de esa Corte y de la Organización de Estados Americanos. Sin
duda, quienes detentan el poder desde 1999 tienen una doble moral.
Debemos reconocer que algunos compatriotas, consideran normal el robo y el saqueo cuando no hay vigilancia. Una prueba es el pillaje de la carga de camiones que se accidentan en carreteras, sea cerveza o cualquier mercancía. Es decir, hay una falta de valores ciudadanos. En el Caracazo hubo poca presencia policial, ya que había una protesta de parte de los efectivos. El gobierno tardó en reaccionar y ante el desbordamiento de la situación acudió al ejército, cuyos integrantes no tienen la formación para controlar esos hechos. Las consecuencias eran de prever.
Han surgido hipótesis de que hubo injerencia
de elementos de la extrema izquierda. Es probable que, una vez desatados los
saqueos, ellos hayan intervenido echando leña al fuego. Incluso se ha dicho que
Fidel trajo armas en su visita a Caracas, lo cual es poco probable, ya que en
ese momento estaba de luna de miel con Carlos Andrés Pérez (CAP) e incluso tres
años después condenó el intento de golpe de Estado de Chávez. Otros apuntan al descontento por las medidas
económicas anunciadas por CAP, pero la mayoría no se habían aplicado. Pudo haber molestia porque eso no era lo que
había prometido durante su campaña electoral y el derroche en su toma de
posesión. Pocos mencionan que había un descontento creciente por el
comportamiento del sector político y que el país venía cuesta abajo como
consecuencia del derroche del programa la “Gran Venezuela” del primer gobierno
de CAP, y de los malos gobiernos de Luis Herrera Campíns y de Jaime Lusinchi.
El ingreso petrolero ya no era suficiente para seguir creando “la ilusión de
armonía”, a la que se refirieron Naím y Piñango. El precio del barril de
petróleo había caído a 13,5 dólares y había escasez de algunos alimentos. En todo caso, la chispa fue un aumento de la
gasolina aprobada el día anterior y un incremento no autorizado del costo del
pasaje Guarenas -Caracas que pasó 10 a 15 bolívares y tomó por sorpresa a los
usuarios.
Ante
la CIDH, los representantes de Chávez, es decir del Estado venezolano, reconocieron
en noviembre de 1999, que se había violado el derecho a la vida, a la
integridad personal y a la libertad individual, a las garantías judiciales y
que se había enterrado a ciudadanos sin el protocolo exigido. Oficialmente hubo
276 muertos. Además, aceptaron que el
Estado tenía que compensar a las víctimas. Una queja de gente de zonas
populares fue que los soldados y policías exigían presentación de recibos de
los artefactos eléctricos.
¿Quiénes
fueron los responsables de las violaciones mencionadas? Los rojos han querido
culpar al Alto Mando Militar, encabezado por el general Italo del Valle
Alliegro, lo cual es injusto. Si el ejército no hubiese intervenido los daños
hubiesen sido de mayor magnitud. Lamentablemente, los soldados eran bisoños y en
algunas zonas fueron recibidos con disparos. Un caso fue el asesinato del mayor
Felipe Acosta Carlés. La
responsabilidad recae en quienes tenían la obligación de prevenir estos
sucesos, de contar con la preparación
para controlarlos y de reaccionar a tiempo ante los informes de
inteligencia, sin violar los derechos humanos.
En el
período del 2002 al 2023 se han producido miles de asesinatos por parte de
organismos de seguridad del Estado y de grupos paramilitares simpatizantes del
régimen. Para citar solo unos pocos casos, recordemos los asesinatos ejecutados
por pistoleros desde Puente Llaguno en contra de manifestantes desarmados;
dentro de tres días se cumplen 20 años del asesinato de José Manuel Vilas L. ,
de Gente del Petróleo y Unapetrol, a
quien unos motorizados chavistas acribillaron en San Antonio de los Altos con
el permiso de un pelotón de guardias nacionales; ese mismo 2004, un subteniente
de la Guardia Nacional asesinó en
Machiques a Evangelina Carrizo durante una marcha pacífica; en el 2019 en la Dirección de Contrainteligencia
Militar torturaron hasta causarle la muerte al capitán de corbeta Rafael Acosta
Arévalo. El Observatorio Venezolano de Violencia informó que en el 2022 hubo
1.240 muertos en intervenciones policiales por supuesta resistencia a la
autoridad, 5.799 casos estaban en averiguación y hubo 1.370 denuncias de desapariciones. En el 2023,
hubo 953 fallecidos en intervenciones policiales y 4.064 muertes violentas en
averiguación.
Reciente
está el caso de Rocío San Miguel,
abogada defensora de los derechos humanos, a quien aplicaron desaparición
forzosa y, al 25 de este mes, no habían permitido la visita de
sus abogados. Ella tiene medida cautelar de protección de la CIDH y,
además, esta instancia había exigido que el Estado la compensara por un despido
ilegal en el 2004 por haber firmado la solicitud de referendo revocatorio
presidencial. Ese despido lo hizo José Vicente Rangel y las nuevas acusaciones
las realizó Tarek Saab Williams, ambos se promocionaban como defensores de los
derechos humanos.
¡Qué ironía! Esa es la doble moral de quienes
usurpan el poder.
Como
(había) en botica : La decisión de una Corte de Apelaciones de Nueva York en el
caso de los bonos PDVSA 2020, emitidos con respaldo de CITGO, evidencia que la
estrategia de Asamblea Nacional 2015 y de la Directiva ad hoc de Pdvsa
presidida por Horacio Medina, era la adecuada. Esos bonos debían contar con la
aprobación de esa Asamblea. Lamentamos el fallecimiento de Yenny Hernández
Guzmán, compañera de Gente del Petróleo y de Unapetrol. ¡ No más prisioneros
políticos, ni exiliados!
Eddie
Ramírez
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