San Josemaría 24 de febrero de 2024
@sJosemaria
Muchas
realidades materiales, técnicas, económicas, sociales, políticas,
culturales..., abandonadas a sí mismas, o en manos de quienes carecen de la luz
de nuestra fe, se convierten en obstáculos formidables para la vida
sobrenatural: forman como un coto cerrado y hostil a la Iglesia.
Tú,
por cristiano –investigador, literato, científico, político, trabajador...–,
tienes el deber de santificar esas realidades. Recuerda que el universo entero
–escribe el Apóstol– está gimiendo como en dolores de parto, esperando la
liberación de los hijos de Dios. (Surco, 311)
Ya hemos hablado mucho de este tema en otras ocasiones, pero permitidme insistir de nuevo en la naturalidad y en la sencillez de la vida de San José, que no se distanciaba de sus convecinos ni levantaba barreras innecesarias.
Por
eso, aunque quizá sea conveniente en algunos momentos o en algunas situaciones,
de ordinario no me gusta hablar de obreros católicos, de ingenieros
católicos, de médicos católicos, etc., como si se tratara de
una especie dentro de un género, como si los católicos formaran un grupito
separado de los demás, creando así la sensación de que hay un foso entre los
cristianos y el resto de la Humanidad. Respeto la opinión opuesta, pero pienso
que es mucho más propio hablar de obreros que son católicos, o de católicos que
son obreros; de ingenieros que son católicos, o de católicos que son
ingenieros. Porque el hombre que tiene fe y ejerce una profesión intelectual,
técnica o manual, es y se siente unido a los demás, igual a los demás, con los
mismos derechos y obligaciones, con el mismo deseo de mejorar, con el mismo
afán de enfrentarse con los problemas comunes y de encontrarles solución.
El
católico, asumiendo todo eso, sabrá hacer de su vida diaria un testimonio de
fe, de esperanza y de caridad; testimonio sencillo, normal, sin necesidad de
manifestaciones aparatosas, poniendo de relieve ‑con la coherencia de su vida‑
la constante presencia de la Iglesia en el mundo, ya que todos los católicos
son ellos mismos Iglesia, pues son miembros con pleno derecho del único Pueblo
de Dios. (Es Cristo que pasa, 53)
Tomado
de: https://opusdei.org/es/dailytext/
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