Luis Ugalde 03 de julio de 2024
Esta
feliz frase latina del pedagogo hispano-romano Quintiliano l hace 2.000 años,
hoy es consejo muy oportuno para el CAMBIO que María Corina Machado y Edmundo
González Urrutia vienen inspirando y guiando.
Los
demócratas venezolanos, en los últimos dos o tres meses, hemos pasado de la
desesperanza sin horizontes a un arrollador avance hacia el triunfo en las
elecciones presidenciales del 28 de julio.
A comienzos de abril, cuando en la oposición parecía reinar la división y la desorientación, la Plataforma Unitaria Democrática de diversos partidos y María Corina Machado nos sorprendieron (y se sorprendieron) con su acuerdo en torno a Edmundo González Urrutia. Gratificante fue también la meditada aceptación de Edmundo de su no buscada candidatura unitaria, aglutinando a los demócratas en una incuestionable opción de triunfo. Extraordinaria también la colaboración del gobernador zuliano Manuel Rosales al ceder generosamente su candidatura para apoyar a Edmundo. Esta decisión unitaria sorprendió gratamente al país democrático y agarró fuera de base al gobierno.
Edmundo
y María Corina, con la sabia combinación de sus personalidades complementarias,
van levantando el entusiasmo, crece en todo el país la esperanza y la decisión
de votar y defender el voto para que Venezuela abra los cerrojos que apresan al
Cambio. No se trata solo de ganar una elección presidencial, sino de afirmar y
hacer valer un liderazgo firme y duradero para la reconstrucción del país, con
una suavidad democrática indoblegable y negociadora inclusiva. María
Corina es la líder que durante 25 años se ha mantenido alejada y crítica de la
autocracia reinante y por eso millones de venezolanos que sufren la miseria y
el desgobierno autoritario, ven en ella la encarnación del Cambio que
necesitamos para revivir con esperanza y construir el futuro con esfuerzo de
todos. Así se lo demuestran con emoción desbordada las muchedumbres en todos
los pueblos y ciudades a donde llega, venciendo los descarados obstáculos y
barreras que le pone el abuso del gobierno.
Por
otro lado, necesitamos un cambio democrático sin amenaza persecutoria, sino con
una invitación amplia a sumarse al diálogo, aportando a la exigente
reconstrucción y abriendo el gobierno a la alternancia democrática. La frase de
Quintiliano suaviter in modo fortiter in re (suave en la forma
y fuerte en el fondo) se hace visible en la imagen complementaria de estas dos
personas. Ciertamente Edmundo es firme en sus convicciones democráticas, en su
sólida formación y trayectoria diplomática y encarna el diálogo y la invitación
a entenderse y a recuperar la alternabilidad en el poder, que es esencial a la
democracia. Por su parte María Corina Machado tiene una imagen de firmeza
indomable y negada a componendas no transparentes. Pero además en este par de
meses ella ha demostrado flexibilidad e inteligencia para lograr la necesaria
suma de las diversas fuerzas que engrosen el incontenible tsunami del cambio
democrático. Todo con la convicción de que no basta ganar las elecciones, sino
que hay que ir “hasta el final” en la reconstrucción sumando las fuerzas más
diversas, incluso las que vienen del fracasado“socialismo del siglo XXI”.
Edmundo
y María Corina nos invitan a todos a votar decididamente para ganar, defender
el triunfo electoral y trabajar luego en la ardua reconstrucción del país, con
firmeza indomable y suavidad democrática sin atropellos. Cada venezolano tiene
que apropiarse de este lema suaviter inmodo fortiter in re para
sacar a Venezuela de la ruina y juntos lograr que reine la convivencia plural
que, con suavidad y firmeza democrática, suma constructores y convence a los
que fueron engañados. Esta frase ha de marcar también el alma de la conversión
y de la responsabilidad de la Fuerza Armada en su función defensora de la
democracia con firmeza y sin atropellos.
Sabemos
que en el gobierno autoritario no están abiertos a la posibilidad de entregar
el poder y se dicen decididos a mantenerlo “por las buenas o por las malas”.
Los vemos persiguiendo opositores, apresándolos, manipulando los mecanismos
electores en sus diversas instancias… Parecen dispuestos a todo, menos a
entregar el poder a la soberanía del voto popular. Por eso, además de votar, es
necesario defender el voto. La transición está en marcha y desde ahora deben
establecerse negociaciones y garantías mutuas que la hagan posible y exitosa.
Luis
Ugalde
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