Por Carlos Vilchez Navamuel, 04/04/2012
Si analizamos el verdadero significado de las
palabras que llevan el título de este escrito, todos de alguna manera aspiramos
a tener poder y todos en alguna medida hemos hecho actos corruptos en menor o
mayor grado. ¿Quién no quiere ser jefe
del departamento? ¿Quién no quiere un
mejor puesto? ¿Quién no se ha pasado una luz amarilla? ¿Quién no trata de
reducir el pago de impuestos? ¿Cuántos periodistas han alterado o dicho
verdades a medias para sus propios intereses?
Sin embargo dicho lo anterior, y
comprendiendo que no existen personas perfectas, cuando hablamos de corrupción
o de corruptos nos referimos mas que todo a
aquellas personas que cuando ostentan el poder se extralimitan y hacen gala además de actos corruptos, lo
que es muy distinto, porque se supone
que quienes están en el poder son los primeros que deben de darnos el ejemplo.
De allí que vale la pena comentar lo que se
dice y se ha dicho acerca del tema propuesto en este artículo, una sentencia
que no podemos obviar es la expresada por Lord Acton en el siglo XIX cuando
dijo “El poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente” Otros en
cambio piensan que son los corruptos que se desinhiben y dan rienda suelta a
sus deseos cuando están en el poder los que hacen gala de esta actitud y, Karl
Lowenstein (1891-1973) en su “Teoría de la Constitución” habla del “carácter
demoníaco” del poder, y la necesidad de limitarlo por el hecho de que quien lo
ostenta tiende a excederse y a abusar del mismo.
Algunos estudios modernos llevados a cabo
sobre este tema nos empiezan a aclarar ciertas cosas, por ejemplo, un estudio
hecho por Dacher Keltner, un psicólogo de la Universidad de California en
Berkeley, determinó que “Cuando se otorga poder a las personas, básicamente
estas empiezan a actuar como idiotas. Coquetean de manera inapropiada, bromean
de forma hostil, y se convierten en personas totalmente impulsivas.”
La Revista “Muy Interesante” menciona otro
estudio en un artículo titulado ¿Porqué el poder corrompe? El artículo se basó
en un trabajo que publicó la revista Journal of
Experimental Social Psychology, el estudio que fue llevado a cabo
por tres universidades estadounidenses muestra que existe una relación entre la
categoría y el nivel de autoridad de un puesto de trabajo y que la gente con bajo estatus que
ocupa puestos de mucho poder tiende a degradar a los demás. (En
este particular el presidente Chávez en Venezuela es un ejemplo de muchos de
estos autoritarios que vienen de estratos bajos y que actúan de esta manera).
Además señala el artículo que “Los resultados
de la investigación explicaría por qué los oficinistas pueden parecer groseros
o incluso por qué los guardias de la prisión de Abu Ghraib humillaron y torturaron
a los prisioneros en Iraq.”
Nathanael Fast, profesor de la Escuela
Marshall de Negocios de la Universidad de California del Sur (EE UU) y coautor
del trabajo explicó que los resultados revelaron entre otras cosas que "Los individuos con roles
de alto poder y baja categoría eligieron actividades más humillantes para sus
socios”. “Los sujetos con alto grado de poder y categoría alta
eran, sin embargo, muy agradables con los compañeros.” "Nuestros hallazgos
señalan que la experiencia de tener poder sin categoría, ya sea como miembro
del ejército o como un estudiante universitario que participa en un
experimento, puede desencadenar comportamientos que humillan a los demás”. Sin
embargo Fast admitió que no se puede generalizar ya que muchas personas en esa
situación tienen un comportamiento atento con los demás. http://www.muyinteresante.es/ipor-que-el-poder-corrompe
Se dice que a los corruptos se les reconoce
fácilmente porque de la “noche a la mañana” se hacen de fortunas que antes no
tenían, un sitio en Internet nos describe el perfil de un corrupto de la
siguiente manera: “El sujeto es un maestro para aparentar lo que no es.
Veleidoso y narcisista, superficial y acomodaticio, frívolo y lujurioso. Vale
reiterarlo: aparentar lo que no se es. Una verdadera estrategia del camuflaje
que le da pingüe ganancia en círculos de poder.” Y más adelante añade: “No soporta la crítica
y mucho menos que se le insinúen como corruptas sus actitudes. Contra ataca de
inmediato, insulta si es necesario, muestra su ira y su orgullo herido. Hace
del honor una bandera con el serio riesgo que se transforme en mortaja.”
El poder corrompe, claro que sí, pero esto
ocurrirá siempre y cuando las personas posean las características necesarias
para ser corruptas, está visto que no todos los que ostentan el poder lo son.
Nosotros identificamos a unos cuantos. ¿Lo hizo
usted?...
http://www.carlosvilcheznavamuel.com
http://porunaprensamashumanayobjetiva.blogspot.com/
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