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sábado, 7 de abril de 2012

El King Kong electoral


Fernando Luis Egaña
En Venezuela se tiene la costumbre de identificar deuda con mono. A mayor deuda, mayor el tipo de mono: tití, araguato, chimpancé, orangután, gorila…

En Venezuela se tiene la costumbre de identificar deuda con mono. A mayor deuda, mayor el tipo de mono: tití, araguato, chimpancé, orangután, gorila… Y cuando el mono ya llega al tamaño de King Kong, es porque la deuda se salió de los cauces y amenaza con aplastar lo que le pongan por delante.

 Ese es el caso del endeudamiento del régimen de Chávez, y lo más grave no es sólo la dimensión gigantesca de la deuda pública, tanto interna como sobre todo externa, sino la espiral de incremento en estos mismos tiempos de la campaña electoral del 2012. Y todo ello a pesar de que el barril de petróleo nacional se cotiza en más de 110 dólares.

 La “lógica” detrás de semejante sinrazón no es difícil de entender: lo único que le importa al oficialismo es ganar las elecciones y si para ello hay que hipotecar el Panteón Nacional con todo y los restos del Libertador, pues manos a la obra, a ver quién da la platica…

 Estimaciones prudentes ubican la deuda pública venezolana en la vecindad de los 125 mil millones de dólares, 100 mil millones más que cuando empezara el primer gobierno del señor Chávez. Además, nuestra deuda externa es la más cara del mundo, y buena parte de ella se sostiene con la hipoteca de los yacimientos petroleros, a contravía de la Constitución y del más elemental sentido de la soberanía nacional.

  Pero no contentos con semejante locura, los “genios” de la revolución se proponen engordar al King Kong hasta donde sea posible, y más. Por decretazos habilitantes están eliminando los topes legales para adquirir nueva deuda –que por lo demás ya irrespetaban, y también están “legalizando” atajos para suprimir los requisitos de autorización legislativa –que se habían convertido en mero tramite, pero ni eso quieren.

 Se endeuda la República como tal, se endeuda Pdvsa, se endeuda el Bandes, se endeuda el Fondo Chino, se endeudan otros Fondos sin fondos, se endeuda todo lo que pueda endeudarse, y cuando alguien tiene la osadía de preguntar el porqué, cuánto, cómo, qué y dónde del King Kong, pues la respuesta es que ahora es cuando viene más y más deuda.

 Los desafíos electorales del 2012 no han creado este fenómeno de delirante irresponsabilidad, pero sí lo están agravando a paso acelerado. Las taquillas burocráticas, el reparto peseuvista, la regaladera exógena, la corrupción endógena y la costosa ineficiencia gubernativa, son los monstruos que se tragan completicos los caudalosos ingresos petroleros, pero todavía reclaman mucho más.

 El costo de los corrientes comicios, por tanto, será tan masivo como las exigencias políticas del oficialismo para mantener vivas las expectativas socio-económicas de amplios sectores sociales. La deuda no es para invertir, ni para producir, ni para honrar deudas sociales. No.
 La deuda es para aceitar maquinarias, comprometer adhesiones, resguardar churupos, y tratar de garantizar el continuismo de la satrapía. Ese es el King Kong electoral. El que vamos a estar pagando los venezolanos por años, lustros y décadas…

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