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sábado, 7 de abril de 2012

Raúl Velloso: “Los controles de precios no tienen ningún efecto favorable sobre la inflación”


Por Angie Contreras en Prodavinci 30 de Marzo, 2012

El ex viceministro de planificación brasilero y profesor universitario, Manuel Velloso, estuvo de visita en Venezuela para participar como conferencista en el foro Consumidor Soberano, organizado por la Asociación Nacional de Usuarios y Consumidores (Anauco), con la finalidad de explicar los efectos que los controles de precios tienen sobre la economía y la manera en que impactan sobre el consumidor. El académico resumió que la fijación de precios no garantiza resultados favorables sobre la inflación, por el contrario, debilitan la oferta de productos en el mercado presionando los precios al alza y generando desabastecimiento en el mercado. Destacó que la soberanía del consumidor es fundamental para el desarrollo de la economía y que el sector principal es el motor de crecimiento de los países.

¿Qué pasa en los países donde los Gobierno controlan los precios durante largos períodos de tiempo?

El problema es que los mercados son libres, y se mueven por motivaciones de lucro. Si se está produciendo una ganancia nadie va a querer perder ese beneficio, que es su principal motivación, con un precio que no permite mantener la utilidad. Lo que acostumbra a suceder son situaciones de desabastecimiento, porque las empresas no pueden vender la misma cantidad al precio antiguo, y hay mucha demanda y poca oferta: la peor situación para el consumidor. Lo que pasa normalmente cuando se dan estas situaciones de desabastecimiento o escasez es que se generan caminos alternativos, como mercados negros, donde se consiguen los productos pero a precios más altos. Es una ilusión decir que el control beneficia a los consumidores. Brasil tiene una larga historia de controles de precios, donde se fijaron precios al productor y al comerciante, y se prohibió subir los precios en todos los productos. El control no tuvo ningún efecto favorable sobre la inflación, y creó inestabilidad en el sistema.

En su conferencia usted habló de la soberanía del consumidor. ¿Qué es la soberanía del consumidor y qué papel juega ese concepto en una economía moderna?

La frase “el consumidor es soberano” está presente en la Constitución de muchos países. El problema es que en la práctica el consumidor deja de ser soberano por la acción del Gobierno. En función de esa soberanía del consumidor fue que se inventó el libre mercado, porque fue considerado como un sistema donde el consumidor puede elegir, donde los precios son una señal de escasez o abundancia y el consumidor es libre de comprar o no. Lo ideal es que tenga oferta y precio para examinar y elegir. La soberanía del consumidor es una prioridad en las economías modernas occidentales que nunca debería ser puesta en duda, y los países deben respetar esos principios.

¿Qué lecciones se pueden extraer  de la aplicación generalizada de los controles de precios en Brasil?

La lección básica es que los mercados deben funcionar lo más libres posible. Los Gobiernos tienen que dejar a los mercados funcionar con el mayor realismo posible y no interferir a no ser en situaciones excepcionales en su funcionamiento. Debe garantizar precios reales, controlar la demanda agregada del país a través de políticas fiscales y monetarias, para evitar que estas libertades se transformen en choques de precios e inflación. Lo ideal para los gobiernos es promover el aumento del consumo de la población, hacer esto puede crear problemas de escasez momentáneas o presiones de precios, y para evitar que eso se traduzca en inflación el Gobierno debe controlar la demanda para que no crezca mucho. Las importaciones no controlan presiones inflacionarias, se debe recoger liquidez monetaria para enfriar la economía mientras se estabiliza la oferta. La inflación descontrolada y el desabastecimiento son perjudiciales para la popularidad de los gobiernos.

Brasil ha logrado controlar ese “dragón” de la inflación. ¿Cuál fue la clave para mantener a raya el alza de los precios?

Lo que se hizo fue eliminar los controles de precios y establecer un programa creíble de combate a la inflación. El Gobierno anunció metas reales de inflación, como decisión política, y el Banco Central de Brasil (BC) se encargó de hacer todo lo necesario para lograrlas. Además el BC tiene el mandado de emitir y practicar políticas capaces de alcanzar esa inflación mutuamente con el Gobierno. Entonces fue una política fiscal de disminuir el gasto con política monetaria, que comenzó en el 95 con el Plan Real de estabilización económica basado en políticas que todos los países deben seguir: política fiscal y control de la demanda. A partir de la economía organizada Brasil se convirtió en un país atractivo para la inversión extranjera, la producción interna creció y hoy la economía puede crecer alrededor de 4% al año de forma sustentable, y tras vencer las dificultades de deuda pública, es una economía importante entre los países emergentes y la sexta más importante del mundo en dimensión de PIB, y esto no sería posible si no se hubiese eliminado el control de precios y todas las distorsiones del pasado.

¿Cuál es el rol de sector público y del privado en Brasil en estos momentos?

El sector público se preocupa fundamentalmente en políticas de redistribución del ingreso y áreas básicas como educación y salud, que es imposible para el sector privado actuar solo. Políticas sociales como transferencia de ingreso para los más pobres. Como no hay dinero para todo, y teniendo una carga tributaria bastante elevada en términos internacionales, es difícil para el Estado invertir en infraestructura. Entonces el Gobierno tiene un sistema cada vez más amplio de concesiones en infraestructura de transporte y energía eléctrica. Hubo un proceso de privatización porque el sector privado está mejor preparado que el propio Estado. Toda la producción directa está en manos del sector privado, por inversión nacional o extranjera a través de concesiones del Estado.

¿Qué cree usted que el resto de los países de suramérica debieran aprender de Brasil y que cosas de la experiencia brasileña debieran evitar?

Hay que hacer la salvedad de que es imposible para un país dar lecciones a otro. Pero de la experiencia de Brasil se puede extraer que debe haber realismo en los precios, control de la demanda, responsabilidad fiscal y movilización del potencial de cada país para que el sector privado pueda desempeñar un papel central en la evolución económica, y dejar al sector publico los papeles que son esenciales para él. El motor de la economía tiene que ser la actuación del sector privado que tiene una vocación natural para explotar el crecimiento de cada país.

¿Cuál es el rol de la economía de Brasil de cara al futuro?

Es difícil hablar de eso porque estamos hablando a largo plazo, y hasta hace poco Brasil vivía un preso de los problemas de corto plazo. Hoy es cada vez más claro que tenemos que elevar la tasa de inversión de la economía para poder crecer de forma sustentable a tasas más elevadas, porque consideramos 4% como insuficiente. Es necesario incrementar la tasa de ahorro, que es baja en Brasil como en muchos países de América Latina, especialmente en el sector público. Complementar eso con el aumento de la productividad del país para que cada dólar invertido consiga producir un crecimiento de la productividad. Eso se logra con políticas de desarrollo tecnológico, mejorando la calidad de la educación.

¿A qué se atribuye el crecimiento sostenido de Brasil durante los últimos años?

Primero fue la reorganización de la economía estabilizando la inflación y eliminando los controles de precios. Después resolver el problema de la deuda pública a través de una política de ajuste fiscal, luego que disminuyó la deuda el país aprovecho su potencial de crecimiento que estaba esperando la oportunidad de expandirse. Hoy es posible movilizar el potencial natural, y Brasil tienen la ventaja de que siendo un gran productor de materias primas agrícolas y minerales, como también lo tienen otros países de la región como Chile, Perú, Colombia y Venezuela. La economía creció en esa coyuntura de la crisis mundial de 2008.

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