Rafael Quiñones en el Blog POLIS 27-04-2012
Los
postulados comunes de los partidos populistas en Latinoamérica.
El elemento
más generalizado en todos los partidos populistas en Latinoamérica, es la
invocación deificada del concepto Nación como elemento de unidad social, al
igual que el término Pueblo como elemento doctrinario que fundamenta la
legitimidad de la soberanía política de la Nación sobre el de la Constitución
política del Estado. Un mayor énfasis en el factor pueblo suele ser la
marca distintiva de los partidos más populistas y personalistas de la región,
mientras la supremacía del término Nación suele ser el objeto de los partidos
más nacionalistas del sub-continente: La tendencia más populista hace el
énfasis en la lucha del pueblo contra la oligarquía, la vertiente más nacionalista
se enfoca en el conflicto Nación contra el Imperio.
Por eso el
populismo apela a lugares comunes y fórmulas abstractas de aglutinamiento
de las masas entorno a una acción política coherente contra el actual orden de
las cosas. La lucha contra el sistema se cristaliza con la aversión ante el
modelo económico del capitalismo productor y exportador de materias primas en
los países latinoamericanos, y también contra el comunismo promovido desde la
Revolución Bolchevique y los partidos comunistas de la región. La integración
dentro del populismo fue también, en parte, concebida como la incorporación de
los grupos marginados al "pueblo", noción opuesta a la de las
oligarquías liberales y conservadores de los siglos XIX y XX latinoamericano.
Esta visión populista narodkiana, en la medida de que estuvo asociada a la
búsqueda de la unidad nacional y a la oposición entre el pueblo “bueno” y la
oligarquía “malvada” tendió a favorecer los mecanismos monopológicos de
representación política y a erosionar los instrumentos y valores pluralistas de
la democracia moderna.
El partido
populista reivindica el papel del Estado central para materializar un ideal de
sociedad nacional unificado a través de la institución estatal. El partido
populista tiene la intención de conquistar la esfera del poder político
estatal, a través de la organización de determinadas partes de la sociedad
civil de la comunidad oligárquica, que buscan su cohesión a través de la misión
de alcanzar el dominio de la maquinaria del Estado. El poder estatal es el
único capacitado para destruir el poder hegemónico de las oligarquías
tradicionales y emprender las reformas sociales que garanticen el mejoramiento
de las oportunidades económicas y políticas de las clases oprimidas del sistema
oligárquico. Esto obliga a una forma de conquista y uso del poder por parte del
movimiento popular de carácter autoritario, excluyente y antipolítico, donde la
orientación de la masa popular y sus contradictorios intereses sólo pueden ser
canalizados por un Estado fuerte que maneje de manera unilateral a la nación.
La ausencia
de una forma de hacer política alrededor de partidos e ideologías (y más
alrededor de retóricas y lugares comunes) evidencia el carácter poco
democrático y político del movimiento populista, donde el nacionalismo sirve
como coartada para no respetar los mecanismos de regulación de poder de la
democracia, y la búsqueda de respaldo en el militarismo suele ser una constante
dentro de estos movimientos. Sencillamente el Estado tiene un papel unificador
de las aspiraciones populares y la regulación del poder gubernamental es
contraria al éxito de las reformas sociales necesarias a implementar para
alcanzar la justicia popular en el país.
Otro
elemento definitorio de todo partido populista latinoamericano es que todo
proyecto popular es un proyecto nacionalista, en contraste al internacionalismo
de los partidos socialistas y comunistas de los siglos XIX y XX. El
nacionalismo tiene su razón de ser en la lucha coyuntural contra la
dominación de las potencias industriales en la dinámica económica y política
del país, especialmente la norteamericana. Se ataca toda política de
intervención de las potencias dentro de la región latinoamericana, más no se
desea auspiciar un conflicto irreconciliable con las potencias del mundo
desarrollado. Por ende, el nacionalismo del movimiento popular termina siendo
más retórico que ideológico en su conformación como movimiento político,
apostándose al pragmatismo político si las grandes potencias están dispuestas a
tolerar la existencia del movimiento populista en la administración del aparato
estatal en los países latinoamericanos.
El
nacionalismo populista adicionalmente trata de tener como soporte la aversión a
las ideologías extranjeras, tanto del liberalismo económico como del comunismo,
que pueden quitarle el nivel de apoyo a grupos sociales de la comunidad
nacional como los empresarios o la clase obrera, además que el proyecto
nacional busca resucitar el localismo característico del régimen oligárquico.
Esto puede ser nuevamente retórico, el populismo de Fujimori era en la práctica
abiertamente neoliberal mientras que el de los países del ALBA tiende a ser
socializante. De esta manera se tiene para elementos culturales aglutinantes
que puedan canalizarse contra enemigos externos a la nación o distraer a las
masas de las incompetencias del régimen popular en el poder.
Por último,
el elemento más generalizable del partido populista latinoamericano es su
manifestación abierta como partido de masas o multitudes, donde la movilización
del pueblo como una unidad se dirige ya sea a través de la insurrección
política contra el régimen oligárquico o como proclamación del líder
carismático en el poder. Tanto como fuerzas de oposición como fuerzas
solidificadas en el aparato del estado, el partido popular es un movimiento de
multitudes, que trata de aglutinar a las clases medias y bajas de la sociedad
latinoamericana contra las élites liberales y conservadores del régimen
oligárquico. Se evita de esta forma apelar a una clase social determinada como
lo hacen los movimientos socialistas, donde el proletariado rural, industrial,
las clases medias y la clase empresarial pro-populista están clasificados bajo
el mismo concepto de "Pueblo" o "Nación".
Está
dinámica de masas posibilita la instrumentalización de las aspiraciones
sociales y demandas de los colectivos de la sociedad latinoamericana, sin
segregar a ninguna. El intento de conciliar un gran número de intereses
pluriclaciales dificultaba el ejercicio del poder político cuando se alcanzaba
el dominio del Estado, siendo la fuente de la inestabilidad de los gobiernos
populistas, donde la solución más rápida para solucionar esta disyuntiva es
neutralizar las movilizaciones de colectivos organizados bajo la organización
de multitudes manejadas por medio de la identidad del líder carismático. El
líder carismático ejerce el papel de punto de confluencia de los intereses de
las clases que forman el movimiento popular, tratando de minimizar los
conflictos de intereses a través de la repartición de cargos estatales para los
diferentes sectores que integran el movimiento popular. De esta manera
neutralizan la fuerza de los movimientos populares que puedan materializar una
propuesta alternativa de gobierno al del liderazgo popular ya acentuado en la
maquinaria del Estado.
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