Por Antonio Caño, 11/04/2012
Reformas políticas y más participación y control ayudarían a perfeccionar el sistema
A pocos días de que los presidentes de América traten en la Cumbre de Cartagena los principales problemas continentales, un grupo de destacados expertos de la región ha advertido hoy del estancamiento en que se encuentra la democracia y la necesidad de encontrar fórmulas para su revitalización y perfeccionamiento con el fin de reducir la brecha creciente entre los ciudadanos y la clase política.
El
expresidente de Chile Ricardo Lagos ha propuesto la creación de “una auditoría
democrática permanente” que compruebe, igual que la ONU vigila el respeto a los
derechos humanos, el cumplimiento en cada país de los distintos factores que
conforman un sistema democrático saludable y completo, que no se limita a la
celebración de elecciones cada cierto periodo de tiempo.
“Una
democracia no consiste solo en votar, sino en construir sociedades más
inclusivas, más responsables, con mejor distribución de los ingresos”, ha
señalado Lagos en la Universidad de Brown, en el debate de inauguración de la
VI Conferencia de Estudios Transatlánticos.
Sergio
Ramírez, escritor y exvicepresidente de Nicaragua, ha puntualizado que la
creación de esos mecanismos exigiría una reforma de la Carta de la Organización
de Estados Americanos, y considera que eso no es posible en estos momentos
porque la mayoría de esa institución está controlada, según su punto de vista,
por el presidente venezolano, Hugo Chávez, y no tiene interés en un control de
esas características.
El
moderador del debate, Juan Luis Cebrián, representante del grupo PRISA, ha
sostenido que el sometimiento de la actividad gubernamental a los intereses
inmediatos de los políticos no es un problema exclusivo de América Latina. Ha
recordado que en Europa se celebran actualmente elecciones, bien sean de
carácter local, regional, nacional o europeo, prácticamente todos los meses, y
que la mayoría de los dirigentes condicionan sus decisiones a esa
circunstancia. “Los calendarios electorales”, ha dicho, “están marcando las
actuaciones de los políticos, y eso ha contribuido a la descrédito de la
democracia”.
El
economista brasileño Roberto Teixeira da Costa ha certificado que, en su país,
la clase política es el sector menos popular de la sociedad, muy por detrás de
los militares, que en su día ejercieron una dictadura. Eso es culpa, ha
explicado, de un sistema político en el que priman los intereses particulares.
Como ejemplo, ha mencionado que Brasil tiene 37 ministerios con el único
propósito de dar cabida a las múltiples presiones partidistas sobre las que se
sostiene cada Gobierno. “De todas las reformas necesarias en Brasil, la madre
de todas las reformas es la reforma política”, ha dicho.
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