Por Antonio
Gutierrez Rubi, 21/04/2012
El activismo
político está de enhorabuena. Su fuerza nos obliga a una reflexión sobre el
poder y la responsabilidad. Las cifras lo confirman. Change.org, de la cual forma parte Actuable, ha anunciado recientemente que ha
llegado a la cifra de diez millones de usuarios registrados. Con más de 100.000
campañas creadas. Detrás de cada una de ellas se encuentra la fuerza de un
usuario, o de un grupo, que ha iniciado una petición. La suma de adhesiones
genera poder ciudadano y posibilita que muchas peticiones se conviertan en
pequeñas-grandes victorias. Es el reencuentro de un “nosotros” desde la nueva
individualidad comprometida y consciente.
Analizando
la evolución
de miembros que han confiado en esta plataforma para hacer escuchar su voz,
nos daremos cuenta de que su evolución no es lineal. Los éxitos obtenidos lo
convierten en un instrumento útil y creíble para aquel ciudadano que desea
provocar un determinado cambio. Por otro lado, la acción colectiva para la
defensa de causas comunes tiene un carácter global, ya que la gran cantidad de
usuarios se distribuye en 150 países.
El activismo
político y social, también manifestándose a través de la creatividad
y el arte, tiene en la tecnología un elemento facilitador que ofrece un
amplio abanico de oportunidades. La movilización local puede encontrar réplicas
en otras partes del mundo. El ingenio y la capacidad de conectar dotan a las
multitudes inteligentes de poder para actuar.
Las
organizaciones e instituciones tradicionales no parecen responder con la misma
velocidad a los cambios que la ciudadanía digital reclama. La nueva escala de
valores que engendra la cultura digital, la evolución en la forma de apoderar a
los jóvenes hacia la política y la escala de preocupaciones de la Sociedad Red
-más próximas a la realidad de la ciudadanía- dificultan el tránsito de
convertir estos cambios puntuales, que posibilitan las victorias concretas, a
nuevas estructuras organizativas.
Para
transformar la energía que se expresa en el nuevo activismo político online en
una fuerza transformadora no sólo de conciencias sino de estructuras,
instituciones y modelos, se debe ser –a la vez- humilde y ambicioso. Humilde
para comprender que el activismo online tiene limitaciones si no somos capaces
de hacer lecturas políticas de la indignación y la reacción momentánea. Y
ambiciosos para ver cómo se participa y cómo se articulan nuevas coaliciones
sociales con capacidad democrática para generar cambios.
Tenemos que
dar una dimensión política al activismo político y social. Politizar las
acciones debe permitir sumar aún más ciudadanos en torno a estas
manifestaciones puntuales, importantes, pero no estructurales. La incapacidad
de la administración pública para cambiar/ controlar /gestionar lo público
demanda respuestas. La denuncia funciona pero el activismo debe ser capaz de
construir alternativas. Los datos demuestran que podemos transformar la
movilización en confianza política hacia otra
política. Ahora, es necesario abrir el foco para generar visiones conjuntas que
permitan cambios profundos.
Un primer
paso, sencillo, que puede ayudar a este objetivo es contextualizar las causas
en lo político (enlaces a la legislación, propuestas de ley, etc.). La
administración, la política, debe ser parte de la solución. Podemos sacar la
losa del poder como algo ajeno, infranqueable, si somos capaces de generar
alternativa. Ésta tiene que construirse en los cimientos –y escombros- de lo
conocido para transformarlo. Es un trabajo de microcirugía que será viable
cuando el nivel de compromiso sea mayor. Pidiendo “lo posible” (lo legal, lo
regulado, lo obligado) podremos ampliar el horizonte de lo “imposible”.
La comunidad
de usuarios, distribuidos por intereses, denunciarán y promoverán soluciones a
través de plataformas para organizarse mejor. Las comunidades se organizan en
torno a temas de interés común. A través del apoyo de los propios miembros y de
los cimientos existentes que, por débiles que parezcan, son la base para
construir una nueva democracia.
El modelo de
crowdfunding,
para apoyar proyectos relacionados con las causas que los propios miembros
consideran que son las más adecuadas, es una forma de construir un nuevo ecosistema
donde el coworking entre sociedad civil movilizada, los intereses de la empresa
privada y la administración pública es posible. El rendimiento de cuentas de la
administración pública será permanente y la empresa privada generará un retorno
social de los beneficios obligando a un verdadero ejercicio de responsabilidad
social. Los ciudadanos, además de denunciar determinadas medidas y apoyar
causas, construirán alternativas.
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...nada que sea oculta quedará asi para siempre! ...se sabrá la VERDAD UN BUEN DIA! ...de éstos, falta poco!
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