Carta de Iván Simonovis
Cuando
te encierran por razones políticas, ingresas en un exclusivo mundo de
inseguridad jurídica. Cuando la realidad social es conflictiva, influencia el destino
de un país. De esa forma se canaliza y destruye la vida de sus ciudadanos.
Esa inseguridad jurídica, junto a una conflictividad manipulada, influenció y destruyó mi vida y la de mi círculo familiar. Hoy soy un preso político. Pero eso no solo me afecta a mí.
El presidente y el alto gobierno han criticado el uso de la fuerza militar "contra el pueblo" pero el no combatir la delincuencia y favorecer la permisividad en la creación de grupos anárquicos, han llevado a la nación al caos. Se permitió y avaló la creación de una subclase social: la del crimen. Esto ha servido para sembrar terror y amedrentar sistemáticamente a cada uno de los venezolanos.
No podemos olvidar los 130.000 asesinados por violencia criminal que ha cobrado el hampa. Pero la violencia no solo actúa con homicidios, también hay heridos, secuestros, robos, violaciones, extorsiones y amenazas. El país entero es víctima de la desidia y de un alevoso régimen que focaliza sus esfuerzo en perpetuarse en el poder, pero no en resolver los problemas básicos de supervivencia de los ciudadanos venezolanos.
Yo hoy soy un Preso Político. Me han hecho parte de ese juego perverso implementado por la cúpula del poder para justificar su propaganda, porque este gobierno es solo eso: Propaganda.
Soy inocente y no me cansaré de repetirlo, la Fiscalía me acusó de dar órdenes y de haber entregado armas de fuego a funcionarios de la PM, pero casi una centena de funcionarios que declararon en el juicio, incluyendo los acusados, manifestaron que jamás en su vida me habían visto en persona. Ninguna de las acusaciones pudo ser demostrada por la Fiscalía durante el juicio y ningún funcionario aportó prueba de la culpabilidad de ninguno de nosotros. Ese día salí a trabajar y cumplir con mi deber, agoté todos los medios para coordinar con el gobierno central el apoyo que era obvio necesitábamos para controlar la situación en el centro de la capital, pero el régimen sospechosamente se ocultó y por omisión fue cómplice de los asesinatos y heridos de ese día.
10 años después, la versión de lo que sucedió ese día está clara. Es común que los regímenes totalitarios se hagan de grupos violentos para que defiendan los intereses del dictador o caudillo. Hugo Chavez no inventó el agua tibia. Al igual que Adolfo Hitler y sus Sturmabteilung o "Camisas Pardas", o Benito Mussolini y sus "Camisas Negras", desde el gobierno organizaron grupos como brigadas de choque, que en Venezuela los bautizaron como "Círculos Bolivarianos". Esa fue la tarea de los pistoleros de Puente Llaguno y de los que estaban apostados en la Av Baralt, ellos se encargaron de hacer el despreciable trabajo de emboscar la marcha que venía de Chuao, algo que obviamente ni un militar ni un policía en su sano juicio harían.
Lo cierto es que terminamos siendo el chivo expiatorio del 11A. Había que culpar a alguien y las baterías las enfilaron a la PM, pero la verdad es que el 11 de abril del año 2002 no causamos muertes. Nosotros salvamos vidas.
Quiero decirles que cuando el campo de lo justo se deja en manos de lo arbitrario, la paranoia terminar presidiendo el comportamiento humano. Luego desaparecen los limites que demarcan los principios y valores morales. De allí en adelante el abuso del poder y la anarquía es lo único que manda.
Yo que en he tenido que sufrir esto de manera diaria durante 7 años, me he fabricado un modelo mental que consiste en asumir que cualquier juicio de valor sobre lo justo o lo injusto no tiene aplicabilidad ante este alevoso régimen. Mi obligación es sobrevivir a esta barbarie judicial, nunca hundirme, no abandonar y luchar hasta conseguir mi libertad.
Gracias a Dios no estoy emocionalmente solo. Mi resistencia ha sido posible gracias al apoyo y la solidaridad que desde allá afuera recibo de mi esposa e hijos, así como de amigos y medios de comunicación. Siempre les voy a estar agradecido.
En este país todos somos víctimas. Todos de alguna manera estamos sometidos a la perdida de los valores y los principios morales. Este gobierno se ha dedicado en los últimos 13 años a sembrar odio y violencia. La violencia crea mas problemas sociales de los que se pueden resolver. Un Apocalipsis estará tocando nuestra puerta si no hacemos algo. Desde mi prisión exhorto a los venezolanos al Dialogo y a la Tolerancia, y a quienes solo han sido espectadores de los cambios políticos del país, a que se conviertan en actores para que de una manera democrática pasemos de la etapa destructiva y confiscatoria, a la constructiva y conciliadora.
“Hemos escalado una montaña muy alta, pero aun quedan otras mas por escalar” Nelson Mandela
Ivan Simonovis
Prisionero Político
Esa inseguridad jurídica, junto a una conflictividad manipulada, influenció y destruyó mi vida y la de mi círculo familiar. Hoy soy un preso político. Pero eso no solo me afecta a mí.
El presidente y el alto gobierno han criticado el uso de la fuerza militar "contra el pueblo" pero el no combatir la delincuencia y favorecer la permisividad en la creación de grupos anárquicos, han llevado a la nación al caos. Se permitió y avaló la creación de una subclase social: la del crimen. Esto ha servido para sembrar terror y amedrentar sistemáticamente a cada uno de los venezolanos.
No podemos olvidar los 130.000 asesinados por violencia criminal que ha cobrado el hampa. Pero la violencia no solo actúa con homicidios, también hay heridos, secuestros, robos, violaciones, extorsiones y amenazas. El país entero es víctima de la desidia y de un alevoso régimen que focaliza sus esfuerzo en perpetuarse en el poder, pero no en resolver los problemas básicos de supervivencia de los ciudadanos venezolanos.
Yo hoy soy un Preso Político. Me han hecho parte de ese juego perverso implementado por la cúpula del poder para justificar su propaganda, porque este gobierno es solo eso: Propaganda.
Soy inocente y no me cansaré de repetirlo, la Fiscalía me acusó de dar órdenes y de haber entregado armas de fuego a funcionarios de la PM, pero casi una centena de funcionarios que declararon en el juicio, incluyendo los acusados, manifestaron que jamás en su vida me habían visto en persona. Ninguna de las acusaciones pudo ser demostrada por la Fiscalía durante el juicio y ningún funcionario aportó prueba de la culpabilidad de ninguno de nosotros. Ese día salí a trabajar y cumplir con mi deber, agoté todos los medios para coordinar con el gobierno central el apoyo que era obvio necesitábamos para controlar la situación en el centro de la capital, pero el régimen sospechosamente se ocultó y por omisión fue cómplice de los asesinatos y heridos de ese día.
10 años después, la versión de lo que sucedió ese día está clara. Es común que los regímenes totalitarios se hagan de grupos violentos para que defiendan los intereses del dictador o caudillo. Hugo Chavez no inventó el agua tibia. Al igual que Adolfo Hitler y sus Sturmabteilung o "Camisas Pardas", o Benito Mussolini y sus "Camisas Negras", desde el gobierno organizaron grupos como brigadas de choque, que en Venezuela los bautizaron como "Círculos Bolivarianos". Esa fue la tarea de los pistoleros de Puente Llaguno y de los que estaban apostados en la Av Baralt, ellos se encargaron de hacer el despreciable trabajo de emboscar la marcha que venía de Chuao, algo que obviamente ni un militar ni un policía en su sano juicio harían.
Lo cierto es que terminamos siendo el chivo expiatorio del 11A. Había que culpar a alguien y las baterías las enfilaron a la PM, pero la verdad es que el 11 de abril del año 2002 no causamos muertes. Nosotros salvamos vidas.
Quiero decirles que cuando el campo de lo justo se deja en manos de lo arbitrario, la paranoia terminar presidiendo el comportamiento humano. Luego desaparecen los limites que demarcan los principios y valores morales. De allí en adelante el abuso del poder y la anarquía es lo único que manda.
Yo que en he tenido que sufrir esto de manera diaria durante 7 años, me he fabricado un modelo mental que consiste en asumir que cualquier juicio de valor sobre lo justo o lo injusto no tiene aplicabilidad ante este alevoso régimen. Mi obligación es sobrevivir a esta barbarie judicial, nunca hundirme, no abandonar y luchar hasta conseguir mi libertad.
Gracias a Dios no estoy emocionalmente solo. Mi resistencia ha sido posible gracias al apoyo y la solidaridad que desde allá afuera recibo de mi esposa e hijos, así como de amigos y medios de comunicación. Siempre les voy a estar agradecido.
En este país todos somos víctimas. Todos de alguna manera estamos sometidos a la perdida de los valores y los principios morales. Este gobierno se ha dedicado en los últimos 13 años a sembrar odio y violencia. La violencia crea mas problemas sociales de los que se pueden resolver. Un Apocalipsis estará tocando nuestra puerta si no hacemos algo. Desde mi prisión exhorto a los venezolanos al Dialogo y a la Tolerancia, y a quienes solo han sido espectadores de los cambios políticos del país, a que se conviertan en actores para que de una manera democrática pasemos de la etapa destructiva y confiscatoria, a la constructiva y conciliadora.
“Hemos escalado una montaña muy alta, pero aun quedan otras mas por escalar” Nelson Mandela
Ivan Simonovis
Prisionero Político
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