Esta
declaratoria solo siembra más zozobra, alarma y preocupación. Porque el
oficialismo, pretende acabar cualquier discusión con una amenaza de investigar
al denunciante. Los venezolanos lo que queremos es una indagación, una pesquisa
técnica seria de la calidad del agua que utilizamos para nuestro aseo personal,
para la elaboración de los alimentos que consumimos e incluso de la calidad del
agua que es utilizada para el riego de sembradíos que llegan, posteriormente a
nuestras mesas.
Queremos
evaluaciones formales sobre el mantenimiento de las plantas potabilizadoras.
Queremos saber si es cierto o no lo que señala el gobernador de Carabobo en
cuanto a: si el cloro y sulfato de aluminio que le agregan al agua de dichas
plantas es 10 veces más de lo normal “para
tratar de quitarles el mal olor” ocasionando la contaminación del
agua que llega a las casas de la región central del país. ¿Es o no verdad esto?
¿Cuál organismo con documentos técnicos irrefutables nos puede negar tan
angustiosa denuncia?
¿Será
cierto que Hidrocentro inyecta 3.200 litros de agua de cloacas que le envían
desde el lago de Valencia a la represa de Pao Cachinche que surte de agua
“potable” a los estados Aragua y Carabobo?
¿Qué
nos puede decir el honorable Concejo Municipal de Valencia en relación a la
denuncia sobre el presunto envío de aguas inyectadas de cloacas de Pao
Cachinche a Pao la Balsa y posteriormente a la planta Lucio Baldó que
supuestamente no funciona porque solo puede purificar aguas dulces y no
salobres como las que dicen enviar?
¿Será
o no cierto que, de la planta Lucio Baldó, bombean esta agua no apta para el
consumo a algunas ciudades y pueblos de Maracay donde se encuentra la Laguna de
Taiguaiguai que a su vez contamina la represa de Camatagua y de allí se envía
el agua a La Mariposa que surte de agua a Caracas?
¿Qué
nos pueden decir sobre esto los ediles caraqueños?
Como
no soy experta en la materia, busco información emanada de quienes sí lo son, y
encontramos lo siguiente: “la
bióloga Yilda Paredes reconoce que la salud de los ciudadanos está expuesta y
explica que cuando se consume el agua distribuida por Hidrocentro las personas
están absorbiendo las bacterias que afectan el sistema nervioso, la dermis y el
sistema hepático. En los procesos de potabilización no se han retirado los
elementos indeseables. Hidrocentro dice que el agua es apta para el consumo
humano, pero no es potable”.
Edinson
Durán, director del Movimiento por la Calidad del Agua, ha manifestado por su
parte: “cuando no se retira
el aluminio del agua se va alojando en el organismo. Hay estudios que
demuestran que una población expuesta a estos metales puede presentar problemas
neurológicos a mediano y a largo plazo”.
La
respuesta a todas estas interrogantes no puede ser la elaboración de un acuerdo
de rechazo a las declaraciones del gobernador, Henrique Fernando Salas. Lo
indicado es investigar la denuncia que, de ser cierta, afectaría a millones de
venezolanos que estaríamos consumiendo aguas turbias con sus nefastas
consecuencias.
En
1995, se lanzó el Decreto 883 que sigue vigente, el mismo establece que el
usuario tiene derecho a conocer las condiciones del agua que recibe. Eso es lo
que queremos, que se nos respete el derecho de saber, a ciencia cierta, si el
agua que consumimos está potabilizada. Ni más ni menos. Mientras tanto,
continua la zozobra.
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