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lunes, 3 de diciembre de 2012

De pilotos e hiperbáricas


Por Mario Villegas, 02/12/2012
Columna de Puño y Letra

A comienzos de los años 80, en Venezuela causó furor una graciosa película norteamericana llamada “¿Y dónde está el piloto?”, cuyos enredos hicieron desternillarse de la risa hasta a los espectadores de peor humor. La cinta narra las alocadas incidencias de un vuelo comercial en el que el capitán, el copiloto y muchos pasajeros caen enfermos producto de una comida en mal estado. La ausencia del piloto aterró a los viajeros, pero éstos finalmente protagonizaron un aterrizaje feliz.

Guardando las distancias con aquel filme, no veo por qué los señores del gobierno se molestan y hasta llaman histéricos y morbosos a quienes, desde el más legítimo derecho constitucional y ciudadano, quieren tener información un poco más precisa acerca del real estado de salud de nuestro piloto.

Pasado el 7 de octubre, no está en discusión quién tendrá sobre sus hombros la responsabilidad de conducir los destinos del país en el próximo sexenio. Justo por eso, la salud del presidente Hugo Chávez Frías no sólo le incumbe a él, a sus familiares, a sus subalternos y a sus seguidores, sino que interesa por igual a los 30 millones de venezolanos cuya suerte está atada a la suerte del Comandante.

No estaría de más que los ministros se den una paseadita por la Constitución. La ciudadanía está en su pleno derecho de requerir información oportuna, veraz, imparcial y sin censura, así como la burocracia oficial está en la más absoluta obligación de proveérsela.

Un gobierno súper pantallero, que impone a capricho cadenas de radio y televisión hasta para reseñar las travesuras de la morrocoya presidencial, no tiene por qué escandalizarse de que cualquier ciudadano se haya preguntado dónde y cómo está el piloto.

Ya se sabe que está en Cuba, donde estaría recibiendo oxigenación hiperbárica. Pero el misterio, la ausencia de transparencia en la dinámica gubernamental, alimenta y es el más apropiado caldo de cultivo para el rumor y la especulación.

La primera vez que escuchamos hablar de una cámara hiperbárica fue en septiembre de 2006, cuando el atleta venezolano Carlos Coste, campeón de buceo a pulmón, sufrió en Egipto un accidente a 180 metros de profundidad marina, a consecuencia del cual se le alojó en la cabeza una burbuja de nitrógeno que le obstruyó la irrigación sanguínea en algunas zonas cerebrales. El tratamiento en cámara hiperbárica en Alemania le permitió superar la crisis y retornar a la normalidad.

Es de esperar que este moderno recurso de la tecnología médica surta sobre el presidente Chávez los mismos efectos benéficos que tuvo sobre el deportista. Aunque, por supuesto, se trata de dos patologías radicalmente distintas.

Por lo que hemos visto todos estos días, la medicina hiperbárica es de múltiples usos y aplicaciones. Ojalá que junto con oxigenar adecuadamente el organismo del Presidente para fortalecerlo y liberarlo de los males físicos que lo aquejan, la cámara hiperbárica actúe también sobre su cerebro y le disuelva la burbuja de la intolerancia y la arbitrariedad que tiene alojada en el cerebro. Si así fuere, todos los venezolanos podríamos tener la esperanza de un aterrizaje feliz.

BREVES

Este lunes, estará en Caracas Gregorio Mirabal, el candidato del Partido Comunista de Venezuela y de varios movimientos indígenas a la gobernación del estado Amazonas. Mirabal, enfrentado simultáneamente a la reelección del gobernador Liborio Guarulla y a la candidata del Partido Socialista Unido de Venezuela, Nilcia Maldonado, acudirá a la reunión del buró político del PCV, organización que le ratificará su respaldo y lo presentará ante los medios de comunicación en su tradicional rueda de prensa de los lunes en su sede del edificio Cantaclaro.

Publicado en la Edición impresa del Diario 2001

mariovillegas100@gmail.com
Twitter: @mario_villegas

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