José Luis Farías 15 de mayo de 2013
Corto y
Picante:
En febrero de 1992 asistí a un
Congreso de Pedagogía muy singular en La Habana. A diferencia de otros eventos,
el interés de los 5.000 asistentes no era encontrar los papeles de trabajo de
los ponentes. La demanda era hacernos de papel "tualé" para evitarle
al trasero el duro trabajo de tener que leer el Gramma o cagarle el rostro al
Caballo en una foto besando a una viejita de Cienfuegos o acariciando un
carajito hambriento de Holguin. La explicación oficial era el infame bloqueo
económico imperialista.
Cuando en la campaña electoral del
fraude del 14A vimos un video, en un canal de la red de medios del gobierno,
sobre las toallas sanitarias reciclables aquello me pareció una exageración
conservacionista de las camaradas creadoras del producto. Pero me dije: estamos
muy cerca de aquellos días de revolución en La Habana.
Cómo estará de jodido este país que
exactamente a un mes de aquel fraude he tenido que leer la noticia de que el
gobierno importará 50 millones de rollos de papel higiénico. A un promedio de
1,8 rollos percápita, o más exactamente 1,8 rollos por hoyo.
Pero bueno, mi asombro aumentaría ya
no al leer el titular sino la genial explicación del ministro de Comercio,
Alejandro Fleming, en compañía del ministro de Industrias, Ricardo Menéndez,
quienes sostuvieron que “No hay deficiencia en la producción sino una demanda
excesiva que ha generado compras nerviosas en la población producto de la
campaña mediática que se ha generado para perturbar al país. La revolución
traerá al país el equivalente a 50 millones de rollos de papel higiénico (…)
vamos a saturar el mercado para que nuestro pueblo se tranquilice y comprenda
que no debe dejarse manipular por la campaña mediática”.
Así, camarada, no se angustie en
pensar que su trasero leerá una columna de Marciano en Vea o le embarrará el
rostro a ToriPollo en una primera plana del Correo del Orinoco. Cague
tranquilo.
15 de mayo de 2013
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