Por Dorian García G., 15/05/2013
¡Hasta cuándo!
Con estupor vemos como en la
Venezuela de hoy, se recurre a una denigrante práctica nazi. Hacer “cola
cubana con brazo tatuado" para comprar leche, pollo o harina, es
practica vergonzosa de yugo, es reducir a la humillación, a la
vergüenza de solicitar piedad, suplicar socorro. En esta Venezuela de fin de
mundo, los venezolanos somos sometidos a prácticas sistemáticas y denigrantes,
hasta permitir ser marcados en nuestra humanidad, cual vacada.
Cuanto puede soportar el
venezolano luego de más de catorce años de ser atacado en el derecho
fundamental del ser humano, sobre la necesidad de alimentación. Es la amenaza
delincuencial establecido como chantaje ideológico a la subsistencia. La
estabilidad del país se tambalea controladamente, sumiéndolo en una crisis y
presionar a los ciudadanos bajo procedimientos gobelianos.
Fotos Ricardo Marapacuto |
El gobierno continúa su
práctica denigrante, apoyado en la confrontación y la mentira, en la
manipulación. El verdadero orden económico, se centra en la quiebra de la
nación y la imposición de un gobierno que luce fracasado por ineptitud. En el
ejercicio inflexible del poder desde el Estado, el régimen genera la mentira
encubierta como razón. Así vemos como el “AUMENTO DE PRECIOS” es
convenientemente publicitado como “SINCERACIÓN“ o “ADECUACIÓN”.
El régimen nos empobrece
sistemáticamente, nos convierte en sus víctimas y nos ata a sus planes hegemónicos.
Este gobierno agoniza y decide acusar a sus adversarios de fascistas de
derecha, golpistas, oligarcas.
Aquel “líder mesiánico”
ya no está, solo quedo un imitador fracasado que lleva al país por rutas
inciertas. El señor Maduro y sus ineficientes, han sido desbordados por la
crisis y desconocen cómo hacerle frente. Pero sabemos que el régimen
autoritario necesita inventarse enemigos y por ello nunca tendrá la culpa de
sus errores. La degradación moral del contendiente siempre será conveniente a
sus fines; “los gringos la Polar y la oposición fascista son los culpables”.
Los venezolanos transitamos la
vía pacífica para resolver este escollo histórico que trata de
forzarnos a permanecer en el yugo de antivalores y crisis institucional.
Dorian García
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