Por Ing. Eduardo Paez Pumar,
Boletín 134 AIPOP, 13/05/2013
Los recientes
acontecimientos ocurridos en Venezuela a partir de las elecciones del 7 de Octubre,
no ayudan en lo absoluto a la estabilidad política del país. Son dos las
elecciones presidenciales consecutivas que se han producido en un período de
siete meses; entre ambas ocurrió la muerte del presidente electo y el
nombramiento de un presidente de transición, colocado gracias a una sentencia
del TSJ que le dio continuidad administrativa al Vicepresidente de la
República.
Las segundas elecciones
presidenciales ocurridas el 14 de Abril, fueron impugnadas por la oposición
producto del sin número de irregularidades ocurridas durante el proceso y por
el estrecho margen de votos con el que aparentemente superó el candidato del
oficialismo al candidato de la oposición. La impugnación fue motivada debido a
la negativa del CNE de permitir realizar una auditoría completa, incluyendo la
revisión de los cuadernos de votación y la apertura de las urnas con el
respectivo conteo de comprobantes de votación.
Todos estos hechos han
representado un mal comienzo para el presidente impugnado, quien inicialmente
propuso la auditoría de todas las urnas, pero luego se retractó, para más adelante
acusar de delincuentes a más de 200 manifestantes que protestaron la decisión arbitraria
del CNE de no realizar las auditorías. Los manifestantes fueron detenidos y algunos
de ellos golpeados por militares. A lo anterior hay que agregar que se impidió
el derecho de palabra a los diputados opositores de la Asamblea Nacional, por
no reconocer al presidente impugnado, quienes al protestar mostrando una
pancarta denunciando el “Golpe Legislativo”, fueron agredidos salvajemente por
diputados del oficialismo.
En el campo económico,
los cambios realizados en el tren ministerial y en la metodología de
otorgamiento de divisas, han generado grandes retrasos en el otorgamiento de
dólares debido a la desaparición del SITME, la inflación acumula en los
primeros tres meses del año alcanza, el 7,9%, más del doble que el registrado
en el mismo período del año 2012; la escasez de alimentos básicos ronda el
17,7%, según el propio BCV y las reservas internacionales de $4,0 millardos,
apenas cubren tres semanas de importaciones, en un país que importa el 80% de
lo que consume.
En el terreno
internacional el presidente impugnado ha provocado varios incidentes diplomáticos
que en nada ayudan a la estabilidad política del país. El primero de ellos fue decirle
al ministro español de Relaciones Exteriores que “saque sus narices” de
Venezuela, el segundo, acusar de “injerencia” al canciller peruano por promover
en UNASUR un llamamiento “a la tolerancia y al diálogo”, el tercero, calificar
a Barack Obama de “jefe mayor de los diablos” y promotor de la violencia de “la
derecha fascista”, después de que expresara su preocupación por el país y el
cuarto arremeter contra el expresidente de Colombia, Álvaro Uribe, a quien
acusó de querer asesinarlo.
El presidente impugnado
haría bien en rectificar para logar mayor estabilidad política ya que ni el
acoso a los opositores, ni las palizas a los diputados, ni los incidentes diplomáticos
van a disipar las dudas sobre la limpieza de las elecciones.
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