LUDMILA VINOGRADOFF Día 15/05/201
Llenar
un tanque de 40 litros sale por menos de un dólar, pero el país debe importar
un tercio de lo que consume
Llenar un tanque de 40 litros de
gasolina súper de 95 octanos cuesta menos de 1 dólar en Venezuela.
Además de tener la gasolina más barata del mundo debe importar un tercio de su
consumo, lo que arruina sus finanzas, siendo productor y exportador mundial de
petróleo.
Es difícil imaginar que estas
contradicciones puedan ocurrir en un país considerado como el quinto
exportador de crudo con una industria petrolera que era el orgullo
nacional y referente mundial de eficiencia antes de que cayera en manos del
chavismo hace 14 años.
Con las dos últimas devaluaciones de
la moneda al tipo de cambio de 4,30 a 6,30 bolívares por dólar decretadas este
año por el gobierno de Nicolás Maduro, el precio de la gasolina se ha
deteriorado mucho más: el litro de gasolina de 95 octanos pasó de 0,022 dólares
a costar 0,015 dólares, medido a la tasa de cambio oficial.
El precio de la gasolina nunca ha
estado vinculado a factores fiscales sino a políticas electorales. Desde hace 17
años se mantiene congelado el mismo precio. Desde hace un año Venezuela
importa gasolina y gasoil de Estados
Unidos, a razón de 100.000 barriles diarios lo que representa el 30 por
ciento de su consumo.
1.700 milones de dólares anuales
La subvención por la importación ahora
representa un gasto de 1.700 millones de dólares anuales. En opinión del
ministro de Energía y presidente de Petróleos de Venezuela (PDVSA),
Rafael Ramírez, catalogado por la revista Forbes como el quinto hombre más rico
de la región, que rechaza un eventual aumento de precio, dice que ese tema no
tiene que ver con necesidades fiscales sino «con una conducta de derroche de
nuestros recursos naturales. Es insólito, y esa es una discusión que debe
abrirse en nuestro país, no tiene sentido que desperdiciemos nuestros recursos
así».
Las autoridades petroleras saben que
hay un desfase, tanto que desde hace 16 meses PDVSA dejó de cobrar a las
estaciones de servicio el combustible despachado, pues el valor del
producto vendido es menor que el margen de ganancia de las bombas. Esto fue
reconocido por el ministro Rafael Ramírez, quien dijo este miércoles que «los
costos no dan, eso no tiene sentido».
El precio irrisorio interno de la
gasolina mantenido con la subvención ha disparado el consumo en un 20%
llevándolo a 750.000 barriles diarios. El gobierno no ha tenido una política
petrolera rentable, tampoco eficacia en su industria e independencia
financiera, dicen los analistas.
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