Por Oscar Bastidas-Delgado
Extrayendo de este panorama
los fusilamientos masivos de inicios de la revolución cubana, que no me
extrañaría que algún colectivo tenga una lista al respecto; Venezuela marcha a
cámara lenta bajo el guión cubano. Si algo debió lamentar Chávez y ahora Maduro
es no haber podido, como hizo Fidel:
1.- Sustituir ipso facto el
ejército de Batista. El difunto no pudo hacerlo pero podó el árbol militar
pre-existente sacando de las líneas de mando a los no afectos y enviándolos a
embajadas o colocándolos en cargos públicos; convirtió las escuelas de
formación de oficiales en maquinas de militantes; realizó grandes inversiones
en armas para complacer peticiones de voces guerreristas; estableció un
ejército inconstitucional de milicianos; y benefició con aumentos salariales y
otros beneficios a mandos y las tropas. Hoy, como se dice, en Venezuela los
militares no son parte del problema: ¡Son el problema!.
2.- Estatizar en una noche y
mediante dos decretos, la casi totalidad de las empresas nacionales y
extranjeras. Chávez estatizó centenas de empresas y fincas productivas,
destruyó el aparato productivo nacional privado al mismo tiempo que en paralelo
estableció un sistema estatista fracasado con una Pdvsa endeudada y quebrada a
la cabeza, única empresa pública no presidida por un militar. El círculo
vicioso generado es visible: cero producción – escasez - desempleo – pobreza –
sobrevivencia – robos y secuestros – ida del país – y sigue.
3.- Utilizar el aparato
público como fuente de clientelismo. Bajo la convicción de que por cada
empleado público se obtiene el apoyo casi incondicional y electoral de él y
tres familiares, el aparato público pasó de 1.200.000 empleados en 1999 a unos
3.000.000 de desempleados disfrazados de empleados públicos actualmente, cifra
sin correspondencia con el crecimiento poblacional. Solo Pdvsa, que antes del
despido masivo de Chávez funcionaba super bién con menos de 40.000 empleados,
hoy tiene 120.000 oportunistas. Ello sin contar las abultadas nóminas de
gobernaciones y alcaldías que al igual que la Administración Pública central y
la descentralizada, mantienen nóminas de integrantes de los colectivos y de
camisas rojas que ocupan plazas públicas y hacen marchas.
4.- Ahuyentar la potencial
resistencia de empresarios, profesionales y gente crítica hacia Miami. Chávez
lo intentó con sus gritos de que “a quien no le guste esto que se vaya” pero
sobre todo con sus políticas erráticas de un nuevo rico que, sin haber
gerenciado empresa alguna, se ganó el gordo de navidad de diciembre 1999.
Chávez regaló dinero a diestra y siniestra a otros países formó un ejército de
lumpen y de pedigüeños en Venezuela. Con sus presos y persecuciones políticas
(listas Tascón y Maisanta), entre Chávez y Maduro han hecho que más de un
millón de profesionales, académicos y científicos bien formados, se hayan ido y
sigan saliendo del país; para mal de ellos la resistencia continúa y se
acentuará.
5.- Aprovechar que Cuba era
una isla. Efectivamente Venezuela no lo era pero ahora es “una porción de
tierra rodeada de fronteras cerradas por todas partes menos por una: aquella
que permite que el narcotráfico y el contrabando de conveniencia circule
libremente”. Es una isla de hecho y además militarizada, en otras palabras un
gran cuartel.
6.- Desmonetización del
billete de 100. En enero de 1961 Fidel desmonetizó la totalidad de los
billetes vigentes del régimen anterior y los sustituyó por otros fabricados en
la antigua Checoeslovaquia, el de mayor valor era el de 100 pesos, ¡qué
casualidad que Chávez y Maduro mantuvieron durante largo tiempo el billete de
100 Bs.!.
De ser cierta la afirmación de
Maduro de querer combatir la “mafia fronteriza colombiana”, ninguna dirección o
denuncia precisa ante el gobierno colombiano señala que sea cierta, sin duda
alguna que esa mafia lo derrotó al extremo de colocarlo contra las cuerdas
obligándolo a tomar una medida tan drástica en pleno diciembre con los desmanes
que originó y el posterior retroceso. Desde hace meses estamos en presencia de
un corralito financiero que tiene como límites las propias fronteras
nacionales; Venezuela: cuartel dominada por un “socialismo” capitalista de
Estado de un desgobierno que al igual que el cubano huye hacia adelante ante
fracasos como el de la gran zafra, el de las granjas socialistas y el de las
empresas estatizadas.
Por la opacidad que lo
caracteriza nadie conoce las razones de ese proceso: que si guerra económica:
harakiri de Maduro mismo; que si conspiración internacional: Maduro conoce el
tamaño de su mentira; que si lavar los billetes de las FARC: podían hacerlo sin
necesidad de esta medida; que si desarmar a la oposición: ésta al igual que el
resto de los venezolanos seguro evita cargar muchos billetes para evitar robos
y secuestros o que pongan presos a sus militantes. Lo único visible es que el
pobre billete de 100 fue el pretexto sutil para tumbar el bolívar dizque fuerte
del mismísimo comandante supremo y también la cortina de humo que necesitaba
ante su gran desastre y los potenciales desmanes supuestamente realizará bajo
el amparo militar y con la intención de imponer la legalidad “revolucionaria”
por encima de la Constitución Nacional.
A los personeros de éste
desgobierno solo les queda el poder y las armas, por y para ello convirtieron a
Venezuela en un gran cuartel; saben que lo mantienen o varios vestirán
uniformes anaranjados de cárceles de USA; saben además que sus billetes de 100
US$ no los podrán disfrutar en una Cuba post Obama interesada en las remesas y
el turismo norteamericano ante la potencial ausencia de apoyos de la Venezuela
post Maduro, ni en la Rusia de los multimillonarios corruptos protegidos por
Putin, ni en un Irán donde el güisqui brilla por su ausencia, ni con el pana
Kim Jong-un que echa lujo ante un pueblo adoctrinado expropiado de su futuro
como pretendió hacerlo el difunto.
El pueblo venezolano, aún
expropiado de sus pocos billetes de 100, profundizará su resistencia y vencerá
el militarismo.
23-12-16
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