viernes, 23 de diciembre de 2016

Corralito encuartelado y el de 100 como pretexto útil por @oscarbastidas25


Por Oscar Bastidas-Delgado


Extrayendo de este panorama los fusilamientos masivos de inicios de la revolución cubana, que no me extrañaría que algún colectivo tenga una lista al respecto; Venezuela marcha a cámara lenta bajo el guión cubano. Si algo debió lamentar Chávez y ahora Maduro es no haber podido, como hizo Fidel:

1.- Sustituir ipso facto el ejército de Batista. El difunto no pudo hacerlo pero podó el árbol militar pre-existente sacando de las líneas de mando a los no afectos y enviándolos a embajadas o colocándolos en cargos públicos; convirtió las escuelas de formación de oficiales en maquinas de militantes; realizó grandes inversiones en armas para complacer peticiones de voces guerreristas; estableció un ejército inconstitucional de milicianos; y benefició con aumentos salariales y otros beneficios a mandos y las tropas. Hoy, como se dice, en Venezuela los militares no son parte del problema: ¡Son el problema!.

2.- Estatizar en una noche y mediante dos decretos, la casi totalidad de las empresas nacionales y extranjeras. Chávez estatizó centenas de empresas y fincas productivas, destruyó el aparato productivo nacional privado al mismo tiempo que en paralelo estableció un sistema estatista fracasado con una Pdvsa endeudada y quebrada a la cabeza, única empresa pública no presidida por un militar. El círculo vicioso generado es visible: cero producción – escasez - desempleo – pobreza – sobrevivencia – robos y secuestros – ida del país – y sigue.

3.- Utilizar el aparato público como fuente de clientelismo. Bajo la convicción de que por cada empleado público se obtiene el apoyo casi incondicional y electoral de él y tres familiares, el aparato público pasó de 1.200.000 empleados en 1999 a unos 3.000.000 de desempleados disfrazados de empleados públicos actualmente, cifra sin correspondencia con el crecimiento poblacional. Solo Pdvsa, que antes del despido masivo de Chávez funcionaba super bién con menos de 40.000 empleados, hoy tiene 120.000 oportunistas. Ello sin contar las abultadas nóminas de gobernaciones y alcaldías que al igual que la Administración Pública central y la descentralizada, mantienen nóminas de integrantes de los colectivos y de camisas rojas que ocupan plazas públicas y hacen marchas.


4.- Ahuyentar la potencial resistencia de empresarios, profesionales y gente crítica hacia Miami. Chávez lo intentó con sus gritos de que “a quien no le guste esto que se vaya” pero sobre todo con sus políticas erráticas de un nuevo rico que, sin haber gerenciado empresa alguna, se ganó el gordo de navidad de diciembre 1999. Chávez regaló dinero a diestra y siniestra a otros países formó un ejército de lumpen y de pedigüeños en Venezuela. Con sus presos y persecuciones políticas (listas Tascón y Maisanta), entre Chávez y Maduro han hecho que más de un millón de profesionales, académicos y científicos bien formados, se hayan ido y sigan saliendo del país; para mal de ellos la resistencia continúa y se acentuará.

5.- Aprovechar que Cuba era una isla. Efectivamente Venezuela no lo era pero ahora es “una porción de tierra rodeada de fronteras cerradas por todas partes menos por una: aquella que permite que el narcotráfico y el contrabando de conveniencia circule libremente”. Es una isla de hecho y además militarizada, en otras palabras un gran cuartel.

6.- Desmonetización del billete de 100. En enero de 1961 Fidel desmonetizó la totalidad de los billetes vigentes del régimen anterior y los sustituyó por otros fabricados en la antigua Checoeslovaquia, el de mayor valor era el de 100 pesos, ¡qué casualidad que Chávez y Maduro mantuvieron durante largo tiempo el billete de 100 Bs.!.

De ser cierta la afirmación de Maduro de querer combatir la “mafia fronteriza colombiana”, ninguna dirección o denuncia precisa ante el gobierno colombiano señala que sea cierta, sin duda alguna que esa mafia lo derrotó al extremo de colocarlo contra las cuerdas obligándolo a tomar una medida tan drástica en pleno diciembre con los desmanes que originó y el posterior retroceso. Desde hace meses estamos en presencia de un corralito financiero que tiene como límites las propias fronteras nacionales; Venezuela: cuartel dominada por un “socialismo” capitalista de Estado de un desgobierno que al igual que el cubano huye hacia adelante ante fracasos como el de la gran zafra, el de las granjas socialistas y el de las empresas estatizadas.

Por la opacidad que lo caracteriza nadie conoce las razones de ese proceso: que si guerra económica: harakiri de Maduro mismo; que si conspiración internacional: Maduro conoce el tamaño de su mentira; que si lavar los billetes de las FARC: podían hacerlo sin necesidad de esta medida; que si desarmar a la oposición: ésta al igual que el resto de los venezolanos seguro evita cargar muchos billetes para evitar robos y secuestros o que pongan presos a sus militantes. Lo único visible es que el pobre billete de 100 fue el pretexto sutil para tumbar el bolívar dizque fuerte del mismísimo comandante supremo y también la cortina de humo que necesitaba ante su gran desastre y los potenciales desmanes supuestamente realizará bajo el amparo militar y con la intención de imponer la legalidad “revolucionaria” por encima de la Constitución Nacional.

A los personeros de éste desgobierno solo les queda el poder y las armas, por y para ello convirtieron a Venezuela en un gran cuartel; saben que lo mantienen o varios vestirán uniformes anaranjados de cárceles de USA; saben además que sus billetes de 100 US$ no los podrán disfrutar en una Cuba post Obama interesada en las remesas y el turismo norteamericano ante la potencial ausencia de apoyos de la Venezuela post Maduro, ni en la Rusia de los multimillonarios corruptos protegidos por Putin, ni en un Irán donde el güisqui brilla por su ausencia, ni con el pana Kim Jong-un que echa lujo ante un pueblo adoctrinado expropiado de su futuro como pretendió hacerlo el difunto.

El pueblo venezolano, aún expropiado de sus pocos billetes de 100, profundizará su resistencia y vencerá el militarismo.


23-12-16




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