Por Ángel Oropeza
En ciencias de la salud
se sabe que una de las claves del éxito de un tratamiento contra cualquier
trastorno o enfermedad es un adecuado diagnóstico. Sin un diagnóstico acertado,
los tratamientos simplemente no resultan porque no se corresponden con la
patología para los cuales fueron diseñados. Lo anterior resulta
igualmente cierto cuando se habla de atacar o resolver problemas de naturaleza
social y política. Las acciones deben diseñarse como consecuencia de un
diagnóstico apropiado, y nunca al revés.
Una observación
diagnóstica detallada y objetiva del momento político venezolano nos arroja,
entre otros, dos hallazgos que merecen atención. Uno, y por razones de distinta
índole, la correlación relativa de fuerzas con respecto al régimen de Maduro no
parece ser favorable en este momento para las fuerzas democráticas. Estamos en
una situación de reflujo, o en el mejor de los casos de enlentecimiento en el
avance. Situaciones similares se han presentado en el pasado durante la larga
lucha por la liberación democrática de Venezuela y han sido superadas, pero
todo indica que estamos en este momento de nuevo en una situación que amerita
reacomodos actitudinales y revisiones estratégicas.
El segundo hallazgo, en
cierta forma relacionado con el primero, apunta al hecho del estado actual de
dispersión de las fuerzas democráticas, en el cual no pocas organizaciones
políticas y sociales intentan trazar su propia ruta ante la desconfianza sobre
la posibilidad de construir una ruta común.
Frente a este diagnóstico, lo pertinente pareciera ser -en primer lugar- plantearse una estrategia de acumulación progresiva de fuerzas que asuma la lucha por la liberación democrática como un proceso de estadios o momentos sucesivos y ordenados, cada uno de los cuales persigue ciertas metas u objetivos necesarios. Y el primero de esos momentos, sin duda alguna, es el del necesario reencuentro, en el cual la meta principal y más urgente sea pasar del estadio actual de dispersión de las fuerzas democráticas a un nuevo estadio donde frenemos esta tendencia a la entropía y logremos reencontrar a la mayoría de las fuerzas sociales y políticas del país en espacios mínimos de consensos estratégicos y rutas comunes de lucha.
Este momento de
encuentro debe realizarse en primer lugar sobre la búsqueda de una ruta
estratégica común de lucha democrática que debe ser construida a partir de la
escucha y el intercambio sobre cómo cada sector percibe o considera lo que hay
que hacer.
El Frente Amplio
Venezuela Libre, instancia unitaria de comunicación y articulación entre los
partidos políticos democráticos y una amplia gama de sectores sociales
organizados, ha querido contribuir con el objetivo principal de este necesario
momento de encuentro –frenar la dispersión de la fuerzas democráticas, tan
beneficiosa a la dictadura- propiciando una serie de intercambios con distintas
organizaciones y sectores en la búsqueda de identificar esos consensos
estratégicos mínimos sobre los cuales coincidir en una hoja de ruta común con
la cual todos nos identifiquemos.
Como insumo a esos
intercambios, el Frente Amplio ha propuesto para la discusión cinco grandes
metas u objetivos de nuestra lucha democrática en la actual coyuntura,
que pudieran servir para comenzar a aglutinar en torno a ellos el esfuerzo de
sectores políticos y sociales en este momento dispersos. Estas cinco metas son:
1) Alcanzar un acuerdo
político nacional, entendiendo por este el resultado exitoso de un proceso de
negociación integral, con el acompañamiento internacional de actores
reconocidos y relevantes, y que esté orientado a la resolución política de la
crisis venezolana.
Este Acuerdo Político
Nacional tiene varias características definitorias que son importantes de
resaltar. En primer lugar, está orientado a la resolución del conflicto raíz de
la crisis nacional que es el político. Por tanto, es un Acuerdo que está en
función del objetivo político estratégico que es solución política de la crisis
venezolana. En este sentido, se diferencia de los acuerdos parciales
humanitarios que puedan lograr otros sectores de la sociedad civil. A estos
últimos se les debe estimular y fortalecer, pero al mismo tiempo cuidando que
–desde la heterogeneidad y especificidad propias de cada sector- tributen todos
al objetivo macro de la superación de la dictadura, que es la raíz y causa de
todos los demás problemas sociales y económicos.
En función de lo
anterior, es necesario velar para que cada negociación y acuerdo parcial cumpla
con tres requisitos para recibir el apoyo de todos los demás actores
democráticos: a) que contribuya y no debilite la consecución del objetivo
macro: b) que no generen división ni dispersión entre los actores democráticos,
y c) que tales acuerdos sectoriales no neutralicen o afecten los intereses de
otros sectores.
2) Acercamiento a los
sectores moderados y democráticos del chavismo que estén a favor de una
solución política a la crisis.
3) Atención de crisis
humanitaria, entendiendo por ella todo esfuerzo y acción para lograr una
atención efectiva que alivie la grave crisis humanitaria que el país atraviesa.
Nótese que se usa el término “aliviar”, ya que la solución de esta crisis solo
será realidad cuando se logre una solución al conflicto político nacional.
4) Construcción
de la Unidad Nacional, que no es otra cosa que alimentar todos los esfuerzos
que se realicen para lograr el encuentro del país/nación en el marco de un
objetivo estratégico común.
5) Enfrentar con éxito
los escenarios electorales. Sobre este último punto es necesario detenernos muy
brevemente.
Elecciones libres,
justas y verificables son la base de una verdadera solución democrática en
Venezuela. Recuperar el poder del voto es la gran apuesta de las fuerzas
democráticas del país, apuesta que cuenta con el respaldo de buena parte de la
comunidad internacional. En justicia, Venezuela reclama un cronograma electoral
integral en donde se contemplen, además de las elecciones regionales y
municipales, sobre todo la realización de nuevas elecciones presidenciales y
legislativas, porque las que se han realizado en el pasado reciente usurpando
ese nombre han sido calificadas como ilegitimas ya que no se han cumplido las
condiciones para que la voluntad popular se exprese conforme a los
estándares internacionales.
Para alcanzar esta gran
aspiración es necesario construir acuerdos que garanticen las condiciones
necesarias, teniendo como referencia las que se establecieron de común acuerdo
con la Unión Europea en diciembre de 2020 y que no fueron aceptadas por el madurismo,
utilizando para ello la movilización y la presión nacional e internacional
necesarias.
Nuestra lucha en las
actuales circunstancias consiste en la construcción de escenarios electorales
que nos acerquen progresivamente a estas grandes aspiraciones, que nos permitan
acumular fuerzas, propiciar la movilización política, reivindicar las
condiciones electorales necesarias para el cambio político y la edificación de
una sólida estructura electoral. La construcción de estos escenarios, y la
actuación concreta en cada uno de ellos, dependerá de la evaluación de lo que
más convenga en función de los objetivos superiores que demanda el cambio
político.
Estas son las 5 metas
de la lucha que ha propuesto el Frente Amplio para la discusión, buscando
rescatar la necesaria confianza intersectorial entre las fuerzas democráticas
del país y que, de compartirse, sirvan de base para la cimentación progresiva
de una estrategia mínima consensuada que nos agrupe a todos. Porque si común es
el destino que todos enfrentamos, lo inteligente es diseñar y encontrarnos
entonces en un camino común para afrontarlo.
04-03-21
https://www.elnacional.com/opinion/5-metas-para-el-reencuentro/
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