Por Fernando Pereira
En lo que va de año el
país se ha visto conmocionado por varios casos de femicidio. En la mayoría de
ellos el perpetrador fue la pareja con quien vivía o
vivió. Lamentablemente la violencia se va incubando poco a poco.
Al principio, la chica
adolescente se sintió feliz de encontrar un chico que la
deseara y amara tanto. Lo que no pensó fue que muy pronto se
convertiría en su verdugo.
Comenzó a restringir
sus salidas. Le exigía no usar determinadas prendas de vestir,
especialmente las que mostraban sus encantos. Comenzó a decidir quiénes
serían sus amistades y cuáles no. Le exigió que dejara el grupo
juvenil de la parroquia y la vigilaba permanentemente cuando iba del liceo o su
casa. En los momentos libres le prohibía salir por temor a que lo engañara o
abandonara. Cuando entraba en crisis agudas de celos la amenazaba con
suicidarse. Llegó a agredirla y sintió que su vida corría peligro.
Los celos hacen que el
celoso sienta sospecha, inquietud, ansiedad de que la pareja se
fije en otra y ponga su cariño e interés en ella.
Es un sentimiento de inquietud que llega a ser muy doloroso. Se mezclan las emociones por el miedo de perder a quien se ama y se siente rabia de que el centro de su afecto se fije en otra persona. Se puede sentir envidia de quien genera los celos, por sus atributos, reales o imaginarios.
¿Sentir celos es
normal?
Todos en algún momento
hemos sentido celos, temor de perder la atención e interés del ser amado porque
percibimos que se siente atraído por otra persona. Los celos se
activan cuando la persona se siente insegura, no se siente amada. Se
vuelven patológicos cuando se deja de hacer lo que nos da bienestar por estar
pendientes de la vida del otro. Se pierde el interés por el estudio, trabajo,
la familia, los amigos y la salud. Toda la energía se invierte en espiar
a la pareja.
Según las estadísticas,
en un 30% de los episodios de violencia los celos están como
protagonistas.
Síndrome del príncipe
destronado
Los niños temen perder
el afecto, la atención o el amor de sus seres queridos. Se habla del
síndrome del príncipe destronado. Es el caso de los celos entre
hermanos con el nacimiento de un hermano menor. Los hermanos mayores
sienten que sus padres centran la atención en el nuevo hermanito y no reciben
el amor, la atención, el reconocimiento que antes recibían, y comienzan a
adoptar comportamientos que evidencian emociones de rabia, tristeza, rebeldía
con cambios importantes en su forma de actuar y relacionarse. Se
pueden poner serios, retraídos, agresivos y hostiles.
La familia con la
llegada del nuevo integrante puede descuidar afectivamente a los otros hijos.
Los presionan para que lo quieran y no aceptan sus sentimientos de rabia; más
bien los juzgan como celosos, egoístas o envidiosos.
En la adolescencia los
celos se desplazan hacia amigos y sus primeras relaciones
sentimentales, debido a los cambios hormonales, emocionales y
psicológicos propios de este período de desarrollo, los celos pueden
ser vividos con mucha intensidad generando ansiedad y sufrimiento.
Si los celos se hacen
permanentes e intensos pueden transformarse en una situación patológica que
afecta las relaciones presentes y
futuras.
¿Qué se puede hacer?
Educación emocional
desde los primeros años. Es importante en todo el proceso de desarrollo,
enseñarles a los hijos que la persona que aman no es de uso exclusivo, no es un
objeto que te pertenece. En el período escolar, cuando se aferran a un
compañero o compañera y sufren cuando decide tener otro amiguito hay que
hacerles ver que no podemos obligar a nadie que su afecto y
atención esté centrada sólo en nosotros.
Aceptar que los celos
están presentes en las relaciones. Los sentimos entre los hermanos,
a los padres, abuelos, amigos. No se pueden reprimir ni negar. Nos toca
revisar cómo somos a la hora de manifestar nuestras expresiones de amor. Puede
que, sin darnos cuenta, le generemos celos cuando tenemos
preferencia por otro hijo o estudiante y lo desplazamos. Al preferido le
expresamos atención, amor, reconocimiento… mientras que el otro se siente
invisible y excluido.
Hablar sobre la
emociones. Creando espacios para que puedan compartir, sin juzgar, qué
sienten, por qué se sienten celosos, a qué le temen, cuáles son las situaciones
que los provocan. Al comunicarlo calman su ansiedad, sensaciones,
angustia, temores.
Reforzar su autoestima
y confianza en sí mismos. Puede ser útil contar nuestra experiencia
personal, cómo lo superamos. En la medida que vayan desarrollando la confianza
en sí mismos, la auto aceptación, menor será el temor a sentirse
desplazados.
Hacer consciente que se
tiene el problema. Cuando los celos se convierten en celopatía es importante
el apoyo profesional. No se debe dejar pasar el tiempo. La
celopatía es una enfermedad que puede poner en peligro la vida y la
integridad física o emocional.
Desde los primeros años
se puede prevenir o se puede formar a un celópata; se puede formar una niña
emocionalmente fortalecida o a una potencial víctima. La decisión es nuestra.
04-03-21
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