Por Piero Trepiccione
Aprovecho de usar el título de una conocida saga fílmica, para orientar mi artículo de esta semana. Y es que debemos estar muy atentos a lo que está ocurriendo tanto en el exterior, como en el interior con respecto al tema Venezuela. Es increíble cómo diariamente aparecen eventos y circunstancias, que cada vez más se asemejan a tratativas de ilusionistas de hacernos “creer” ciertas cosas como “reales” pero que, en el fondo, son meras fintas que buscan o bien desorientarnos o bien, confundirnos para paralizarnos en el campo político.
Ahora más que nunca,
debemos estar muy pendientes de lo que ocurre en el país, pero filtrando
cabalmente las informaciones con criterios muy comparativos y certificados; de
lo contrario, las estrategias políticas alimentadas por la desinformación y las
fintas pueden nublar nuestro entendimiento, para favorecer intereses muy
cerrados en contra de los intereses de las grandes mayorías nacionales.
Venezuela vive una etapa
muy delicada, pero que a la vez puede ser una catapulta hacia el renacer de la
esperanza. Ciertamente, hemos visto hechos importantes en las últimas semanas
alrededor del CNE, como elemento interno junto a otros. Entre tanto, en el
escenario internacional estas señales se están multiplicando, para favorecer
posibilidades de llegar a acuerdos que faciliten salidas pacíficas y
democráticas al duro conflicto político venezolano, que impacta sobremanera su
economía. Sin embargo, frente a este avance, existen muchos intereses que están
usando fintas, potes de humo, o acciones específicas de acuerdo a su visión del
conflicto y adónde quieren llegar o ceder realmente.
Frente a ello, hay que leer bien los símbolos del día a día. Por ejemplo, los anuncios efectuados por Américo de Grazia desde Italia, así como su llegada al país esta semana y la foto -que ha repercutido ampliamente en redes sociales- junto a Bernabé Gutiérrez, se puede interpretar equivocadamente la inverosimilitud de un evento de esta naturaleza. Enfatizamos: “NADA ES LO QUE PARECE”. Dice Alfredo Bielma Villanueva “es común entre iniciados de la política cometer el error de juzgar por las apariencias y luego entonces, obtener resultados indeseables o simplemente inesperados”. En esa misma línea “juzgar erróneamente que las adhesiones por millones en las redes sociales, equivalen a efectivos apoyos comiciales” o de quienes presumen presencia electoral y se topan con una realidad totalmente adversa, o al menos diferente a la teorizada, hace que sea imprescindible no dejarse llevar por las fintas políticas y electorales.
En 2018 escribí en Efecto Cocuyo que “las fintas o el engaño enganchan a multitudes que respaldan masivamente proyectos políticos, que luego resultan ser verdaderos personalismos conllevados al extremo del culto colectivo. Estas fórmulas terminan aniquilando el Estado y los controles institucionales necesarios para garantizar la democracia”. Así que debemos mantenernos en estado de alerta para llegar al fondo de las cosas y no engancharnos en la pirotecnia que solo busca desviarnos del camino correcto.
Es muy probable que
seamos testigos de excepción de inverosimilitudes promovidas en el marco del
ambiente electoral que se avecina. Es normal que ello ocurra. El problema es
que Venezuela vive una situación muy particular y requiere una atención más
personalizada al respecto. Si dejamos que el humo se apodere de nuevo de
nuestras vidas, la frustración será más generalizada y paralizante. Si por el
contrario, no nos dejamos engañar por las fintas y las pirotecnias será más
certera nuestra visión de lo “que parece”, aislando a los “ilusionistas”, cuyo
oficio les ha otorgado réditos importantes en estos últimos años.
13-06-21
https://efectococuyo.com/opinion/nada-es-lo-que-parece-2/
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