Por Fernando Pereira
Henri
está diagnosticado con déficit de atención. La escuela para él es sinónimo de
reclamos y citaciones. Capta la incomodidad de su maestra, la alteración e
impotencia de su mamá. En los primeros días le alivió la llegada del COVID-19.
El no tener que asistir al aula le libraba de tensiones, pero días después el
estrés se mudó a su apartamento en Caricuao. La educación a distancia
representó una tortura. Tener que estar horas frente a la pantalla mientras el
servicio de internet estaba disponible. Su mamá debía trabajar y cuando llegaba
a la casa volvían los reclamos por no cumplir con las actividades o por las
notas que la maestra había enviado por el WhatsApp. Henri se fue quedando
rezagado.
La
Confederación Sordos de Venezuela (Consorven) aseguró
que 16 % de los niños, niñas y adolescentes con discapacidad en
el país dejaron de estudiar por la pandemia del COVID-19, que
se vive en el territorio nacional desde marzo de 2020.
Probablemente
Henri no sepa que este 3 de diciembre es el Día Internacional
de las Personas con Discapacidad. Según un reciente informe de UNICEF, el
número de niños y niñas con discapacidad en América Latina y el Caribe es de
cerca de 19,1 millones.
Según
el informe, los niños con discapacidad tienen:
- 24%
menos de probabilidades de recibir una atención temprana.
- 42%
menos de probabilidades de tener conocimientos básicos de lectura,
escritura y cálculo.
- 25%
más de probabilidades de sufrir emaciación (adelgazamiento patológico) y
un 34% más de probabilidades de sufrir retraso en el crecimiento.
- 53%
más de probabilidades de sufrir síntomas de infección respiratoria aguda.
- 49%
más de probabilidades de no haber asistido nunca a la escuela.
- 47%
más de probabilidades de no asistir a la escuela primaria, un 33% más de
probabilidades de no asistir al primer ciclo de secundaria y un 27% más de
probabilidades de no asistir al segundo ciclo de secundaria.
- 51%
más probabilidades de sentirse infeliz.
- 41%
más probabilidades de sentirse discriminado.
- 32%
más de probabilidades de sufrir castigos corporales graves.
Acceso a la educación
Hay
un acuerdo generalizado en el que la educación es un derecho fundamental para
esta población. Sin embargo, los niños con discapacidad siguen quedándose atrás
a la hora de recibirla. El informe de UNICEF concluye que los niños con
dificultades para comunicarse y ocuparse de sí mismos son los que tienen más
probabilidades de no ir a la escuela, independientemente del nivel educativo.
Las tasas de desescolarización son más elevadas entre los niños con múltiples
discapacidades y son aún más significativas si se tiene en cuenta la gravedad
de la discapacidad.
Un
estudio realizado por Consorven y la Fundación Vanessa Peretti a familias con
niños y adolescentes con discapacidades evidencia que la vía principal
para el envío de tareas fue el sistema de mensajería WhatsApp (74%)
y, en segundo lugar, con un porcentaje mucho más bajo, se encuentran las guías
escritas. Estas organizaciones ven con especial preocupación que las niñas,
niños y adolescentes con discapacidad estén recibiendo contenidos sin
atención a las diferencias a nivel funcional y cognitivo.
Esta
fecha debe ayudar a visibilizar que las barreras físicas, arquitectónicas,
culturales persisten en nuestras escuelas y comunidades. Las niñas, niños y
adolescentes con cualquier tipo de discapacidad tienen derechos y pueden exigir
el respeto de los mismos sin ningún tipo de discriminación. Debemos hablar alto
y fuerte, pues, uno de los efectos perniciosos de la pandemia es ocultar y
silenciar la realidad de estas poblaciones.
“Todos
los niños y niñas, incluidos los que tienen alguna discapacidad, deben tener
voz y voto en las cuestiones que afectan a sus vidas, y deben tener la
oportunidad de desarrollar su potencial y reclamar sus derechos” concluye el
informe de UNICEF.
02-12-21
https://efectococuyo.com/opinion/discapacidad-pandemia-silenciosa/
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