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lunes, 3 de septiembre de 2012

Apoyar no significa hipotecarse


Por Mario Villegas, 2/09/2012
Columna de Puño y Letra

Una productiva controversia desató en las redes sociales mi artículo “Bájense de esa nube”, en el que cuestioné a quienes, desde el chavismo o el antichavismo, podrían ver en una victoria de Henrique Capriles Radonski la oportunidad para entregarle el país a grupos económicos locales o foráneos, privatizar la industria petrolera, aplicar políticas contrarias al interés de los sectores populares y robarse los dineros públicos. Esa barbaridad, decía entonces, no sólo no está en la brújula de los sectores patrióticos y progresistas que hacen vida en la Unidad Democrática, ni éstos están prestos a propiciar o hacerse cómplices de semejante desatino, como tampoco las clases populares están dispuestas a tolerar un nuevo engaño o una nueva frustración.

Infinidad de mensajes atiborraron mi twitter y mi correo electrónico, la mayoría coincidentes con estos planteamientos y favorables a trabajar por la victoria del candidato de la Unidad con el firme propósito de no defraudar al tan vapuleado pueblo venezolano que hoy deposita en Capriles sus sueños por alcanzar un país de creciente bienestar y progreso para todos.

No faltaron unos poquísimos mensajes de quienes sospechaban de una cierta ambigüedad. Pero que va, ninguna ambigüedad. Más claro imposible. Sólo un alerta para quienes no están convencidos de que el cambio que viene a partir del 7 de octubre debe honrar las promesas hechas en la campaña a ese pueblo irredento, cansado de charlatanerías y hambriento de soluciones.

Uno de mis interlocutores en twitter, la siempre polémica @LaDivinaDiva, celebró el artículo y comentó que en esos términos podría concluir jugándosela a favor de Capriles. Le respondí: “Decídete de una vez, Diva. Apoyar no significa hipotecarse”. El afamado cocinero Sumito Estévez me honró al rebotar el comentario y escribió: “Buena frase del amigo Mario: Apoyar no significa hipotecarse”, a lo cual contesté: “¡Incondicionales jamás!”. A partir de allí la sucesión de mensajes se convirtió en una avalancha de adhesiones orientadas al apoyo activo a Capriles para reforzar el carácter genuinamente popular de su compromiso.

Y de eso precisamente se trata. Así como le objetamos al chavismo la cómplice obediencia ante el caudillo, también debemos objetar la sumisión o el silencio encubridor ante cualquier eventual desviación en el gobierno por venir. Ese compromiso y la garantía de plena libertad en la opinión y en la crítica constructiva es un valioso atractivo para sectores que aún deshojan la margarita y que bien podrían terminar inclinando la balanza a favor del cambio.

Por suerte, ni Capriles nos está pidiendo incondicionalidades ni debemos estar dispuestos a dárselas. La era de las incondicionalidades está llegando a su fin. Y el propio Capriles acaba de confirmarlo en Guayana durante su encuentro con los líderes sindicales y populares: “Si lo hago bien, ustedes me apoyan. Si no les cumplo, me sacan”. Más claro, ni el agua.

BREVES

- Bienvenida la posición expresada por el secretario general del Partido Comunista de Venezuela, Oscar Figuera, quien exige una seria investigación de las causas que condujeron a la tragedia de Amuay. El parlamentario ha solicitado crear una comisión especial sin presencia de los gerentes del Centro Refinador Paraguaná y en la que tomen parte delegados de seguridad industrial de los trabajadores. La investigación, según ha dicho, debe hacerse sin contemplaciones y producir severas sanciones para quienes hayan podido incurrir en negligencia o saboteo. Contrasta con la actitud del Partido Socialista Unido de Venezuela, marcadamente cerrado a una seria investigación.

- Ya está circulando el libro de mi amigo y colega Carlos Subero, “La alegría triste de emigrar”, que habla de las vicisitudes de los venezolanos que en la última década del siglo veinte y lo que va del siglo veintiuno se fueron a vivir a Estados Unidos y Canadá. La obra periodística lleva prólogo de mi modesta autoría.

- Lucio Segovia, ilustre educador vecino de la parroquia Coche, afirma que la campaña de Henrique Capriles Radonski no sólo es admirable sino también “mirable”. Según su criterio, la presencia de Capriles no es virtual o mediática sino tangible, palpable, se puede ver y sentir en cada pueblo y en cada comunidad.

Publicado en la Edición Impresa del Diario 2001

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