Estábamos
escuchando la radio, creímos oír las meditaciones profundas de un gurú o
filósofo de alto vuelo, de los que miran el mundo desde su atalaya mental,
desde su aislamiento introspectivo que le permite comprender al mundo en todas
sus dimensiones.
Cerramos
los ojos y deseamos poder acercarnos a la fuente de tan sesudas reflexiones. Creímos
que eran inasibles. Casi que, en nuestra ignorancia, preguntamos “y como se
come eso”. Pero no queremos ser irrespetuosos con el saber.
En
principio barruntamos que el “maestro” era al que llaman, en muestra de
confianza “El Rey de la Pamplina Frita” y que otros mencionan como el “Monje”.
Pues es claro que este personaje del alto Gobierno que dirige la planificación
de nuestro País y que después de profundos estudios nos dio, como regalo
nutritivo al espíritu, las teorías del submarino, que son increíbles
construcciones mentales en economía. Y posteriormente nos dio sus reflexiones
sobre los Ferrari y sus apetencias. Además mostró su magnanimidad haciendo
meter presos a los Directivos de Econoivest sin juicio ni justificación legal,
es pues un icono de la revolución que cabía como posible autor de las ideas
vertidas en nuestros oídos.
Pero,
no, no era el personaje que hablaba, seguimos escuchando con atención para
poder identificar quien era. Nos dijo, sin temblor de voz: “Pasamos dos semanas con fallas importantes en máquinas de
generación", -¡abrimos los ojos, como platos soperos sorprendidos!. Un
reconocimiento con humildad profunda, seguro influencia del “Monje”.
Seguidamente,
en tono profundamente instructivo, -la actitud de un maestro, pensamos
embelesados- nos dijo: "Lo que ha
habido son fallas en las máquinas, todas las máquinas fallan, como fallan los
carros de uno. Hace como 15 años yo compré un carro un sábado y lo saqué de la
agencia y se apagó y ahí me dejó, dejé el carro en la calle. Las máquinas
fallan y qué hacemos, simplemente tenemos que acostumbrarnos. Yo mientras llevé
el carro a la agencia el lunes, el sábado y el domingo tuve que andar en el
transporte público, tuve que usar el metro. Bueno eso es lo que pasa con el
sistema eléctrico".
Escuchar
lo anterior y rememorar nuestra infancia oyendo en la radio “paciencia pequeño
Solin” en voz de Kaliman fue uno. Recuerdos aparte, nos estaban enseñando
paciencia con práctica y todo, ¿Dónde encontraremos mejores maestro?
Claro
que la rebeldía siempre aflora y no comprendemos la intención de fortalecer y
educar a nuestro espíritu, que no se trata de fallas de planificación y
ejecución, no, muy por el contrario se trata de construir al hombre nuevo por
vía del ejercicio práctico. De que no somos nada y que el todo luminoso se
encuentra en Miraflores y que el maestro en este caso proviene del sector
eléctrico.
No
se trata de que en todo sistema de alta sensibilidad y prioridad debe existir
equipos de respaldo fiables, sino de que debemos ejercitar la paciencia y el acostumbramiento
para ser humildes, es toda una enseñanza, en principio todos somos culpables y
debemos redimirnos, y ellos los maestros iluminados están dispuestos a
instruirnos, incluso a riesgo de olvidarse de los conocimientos técnicos
aprendidos y ademas, intuye uno, en alguna ocasión, enseñado, en el caso del
Preclaro Profesor e ingeniero Eléctrico, Héctor Navarro. Sin duda adelantado
alumno del “Monje” Jorge Giordanni.
Tampoco
se trata, como pudiera pensar algún rebelde despistado, que como individuos
recurrimos al sistema público para subsanar la falla de nuestro vehículo, pero
que un hospital tiene ambulancias alternas para trasladar a los enfermos en
emergencia o que el mismo Hospital mantiene un equipo de generación para el
caso que la electricidad falle sobre todo para alimentar los espacios de sostén
de vida; nada de eso, nuestros Iluminados Revolucionarios, desde el que algunos
llaman el Saliente, pueden mirar por encima del bosque y entender que la
trasformación del colectivo es más importante que la propia vida de los
individuos, que presumen como prescindibles.
Se
puede imaginar alguien mayor sacrificio. El profesor Universitario Navarro
diciéndonos lo transcrito arriba. Un técnico olvidándose de todo lo aprendido,
para construir al hombre socialista. Gente como ésta es la que hace decidir
nuestro voto el próximo 7 de octubre.
Es
simple, debemos decidir entre el “Hombre Nuevo Socialista”, permanentemente
instruido en el arte del acostumbramiento a no tener electricidad, agua, café,
leche, azúcar, la propia vida y/o un largo etcétera O el Progreso.
Nosotros ya sabemos cómo vamos a votar y ¿Ud?
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