Teodoro Petkoff Caracas, 05 de Septiembre de 2012
A
estas alturas de la campaña electoral se puede predecir con bastante
probabilidad de acertar que Henrique Capriles Radonski va a ganar las
elecciones. Dos grupos de razones abonan tal presunción.
Uno de ellos
atañe a la campaña del propio Capriles y el otro a la de su rival, el
presidente Chávez.
Por lo que
respecta a la campaña del opositor, en primer lugar habría que apuntar que ella
se apoya en un sólido bloque de todas las fuerzas que adversan al gobierno. Por
primera vez se produce una circunstancia como esta, en la cual todos los
matices de los partidos opositores se han unido, en un proceso laborioso, en el
curso de los años que van desde 2007 hasta hoy.
Esa unidad
se ha institucionalizado en la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), donde han
establecido mecanismos democráticos para atender las naturales divergencias que
pudieran eventualmente presentarse. Esos mecanismos han logrado frenar las
tendencias centrífugas, es decir, las tendencias a la dispersión y a las
discusiones bizantinas.
Esto ha
proporcionado un pedestal marmóreo a la candidatura, a prueba de intriguillas y
zancadillas, que garantiza al candidato poder ocupar todo su tiempo en el
esfuerzo electoral y no distraerse resolviendo disputas que a veces suelen ser
muy engorrosas.
Por otro
lado, el propio candidato, Capriles, contra muchas opiniones en contrario, ha
logrado crear una avalancha popular, llena de euforia, emoción y diríase que
hasta pasión. Por donde pasa, arrastra tras de sí multitudes enormes, sea
grande o pequeña la población visitada. Con un estilo sosegado, sobrio y corto,
en absoluto contraste con el de Chávez, ha logrado tomar el pulso del país y, a
su vez, este se lo ha tomado a él. Resulta que es verdad que el país está
cansado de un estilo de gobierno que ha sembrado encono y hasta odio, en una
incesante camorra contra todo el mundo, sin que hasta ahora se pueda percibir
qué beneficio ha extraído el país de esa manera de tratar el Presidente a sus
propios compatriotas. Capriles ha demostrado que los venezolanos, incluyendo a
buena parte de los chavistas, quieren un presidente con el cual se pueda hablar
y no un energúmeno que no habla ni deja hablar sino grita e insulta. Por eso
Capriles va a ganar.
Por el otro lado, la campaña de Chávez luce pobretona
(no en cuanto a dinero, que este le sobra), desangelada, con escasa intensidad.
El Presidente se ve recuperado de la enfermedad, pero su comportamiento, de
poca presencia pública y gestos en cámara lenta, pareciera indicar que todavía
debe andar con mucha precaución. En un movimiento como el chavista, personalista,
donde todo gira en torno a su líder, constituye un fuerte handicap no sólo para
él sino para el propio partido, la limitación que a sus desplazamientos produce
la enfermedad. Finalmente, al cabo de casi catorce años, ya no se necesita más
tiempo para comprobar que el gobierno es ineficiente y corrupto. El discurso
circular y repetitivo de Chávez es elocuente en cuanto a que ya se le acabó la
cuerda. Por eso va a perder.
Tomado de: http://www.25segundos.com/?id=10752&ids=7&accion=deta
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