Escrito por Rafael Piña Pérez (economista) Domingo, 05 de
Mayo de 2013
El fascismo es intolerante, no admite
oponentes a sus credos, no tolera ninguna disidencia a su sistema político, la
cual es execrada, negándole sus derechos políticos y humanos.
Los regímenes fascistas controlan
total o parcialmente los medios de comunicación (impresos, radio y televisión,
redes sociales). Dependiendo del poder que tenga sobre el Estado, el control de
los medios lo asumen de una sola vez o progresivamente, avanzando en la medida
que profundiza en el control de los poderes públicos y de los movimientos
organizados de la sociedad civil. El fascismo instaura un sistema
comunicacional propagandístico en torno a un líder, rindiéndole culto a su
personalidad, estableciendo la mentira como política de Estado en pro de
ocultar los problemas sociales y las acciones represivas del régimen fascista.
El fascismo es violencia, utiliza
procedimientos violentos para reprimir y acosar a cuantos se oponen a su
régimen, no admiten a otros partidos políticos distintos al que le sirve de
sustento. A los adversarios políticos los tildan de enemigos y no merecen
ningún respeto para ser considerados como ciudadanos de la nación, sino como
enemigos de la Patria. A los adversarios los acosan fabricando delitos en
juicios amañados, condenándolos injustamente por hechos que no han cometido, de
esta manera han pagado condenas muchos seres humanos en el mundo víctimas de la
arbitrariedad fascista. El fascismo es la violencia misma para reprimir y
violar los derechos humanos, acusando a los adversarios de la barbarie de sus
actos represivos. Los actos de violencia de sus huestes armados son
achacados a los adversarios, utilizando la propaganda y la mentira, haciendo
montajes que tergiversan la realidad de los hechos.
El fascismo es discriminador, les
niega el derecho al trabajo a sus adversarios políticos, utilizan listas de
ciudadanos adversos a sus regímenes para negarles un derecho humano universal
como lo es el trabajo (delito de lesa humanidad que no prescriben) consagrado
en las leyes y los organismos internacionales. El fascismo niega conquistas
alcanzadas por los trabajadores en sus luchas dentro del capitalismo como los
sindicatos independientes, la convención colectiva y el derecho a huelga.
El llamado socialismo real o comunismo del siglo XX también ha renegado de
estos derechos de los trabajadores, contrariando así los postulados ideológicos
expuestos en los textos marxistas.
El fascismo es utilizar todos los
poderes del Estado coordinadamente para reprimir y violar los derechos humanos,
todos utilizan los mismos argumentos leguleyos para apoyar las arbitrariedades
del poder en la torcedura de la justicia, como se dice en el argot popular,
todos bailan pegados. Los tribunales supremos de justicia, siempre
utilizan subterfugios legales para sustentar sentencias a la medida del régimen
fascista. Si realizan elecciones para elegir gobernantes y legisladores por
ejemplo, utilizan sistemas electorales solamente controlados por el régimen
fascista que les permita manipular la voluntad de los electores. De esta
manera, ninguna otra alternativa política tiene posibilidades de acceder al
poder.
El fascismo tiene como norma tildar de
fascistas a todos lo que le adversan, es un escudo propagandístico para
encubrir sus fechorías. En la historia de este régimen desde que lo fundó
Benito Mussolini en Italia con sus fasci italiani di combattimento en
1918, poniéndose en práctica a partir de 1922 con su ascenso al poder. En
Alemania a partir de 1932 Adolf Hitler quien consideró a Mussilini su maestro
político siguió los pasos de éste instaurando en ese país un régimen similar de
violencia, terror y represivo con sus camisas pardas (bandas
armadas de terror e intimidación del régimen nazi). El
nazi-fascismo llevó a la segunda guerra mundial causando la muerte a más
de 20 millones de personas, millones de motilados y lisiados por la crueldad de
un régimen sin pudor para mentir y reprimir.
El fascismo clausura los parlamentos o
los doblega a sus designios, los parlamentarios que adversan al régimen, son
agredidos mental y físicamente, finalmente si el parlamento queda funcionando
es con la sola presencia de los adeptos al régimen o simplemente quedan
clausurados. Cuanto más silencio es mejor para el régimen fascista. Un
parlamento plural y autónomo para la discusión y ejercer sus controles
al poder ejecutivo, es inconcebible en un régimen fascista. No existe
separación de poderes, sino concentración y sincronización de los mismos para
amparar los atropellos a la sociedad y a los individuos. La discusión plural en
el fascismo es una quimera.
El fascismo pide respeto a los
sectores de la población que le adversan, pero ni reconocen ni respetan al
adversario, lo persiguen, lo espían y le siguen sus movimientos,
acciones y encuentros con otras personas, la intolerancia es tal que ni
siquiera admiten la indiferencia de los ciudadanos. Tratan de persuadir
metiendo miedo y aplicando el terror para intimidar a los no adeptos al
régimen. Finalmente estos regímenes se desploman, generalmente después
haber causado muchos daños morales, mal tratos físicos y sicológicos a la
población, destruir la economía y truncar su crecimiento y desarrollo, dejando
además unos pocos ricos y un pueblo empobrecido. Hay fascismo de derecha y de
izquierda, pero los dos hacen el mismo daño, porque utilizan los mismos métodos
de la violencia y la represión para desconocer y aniquilar a la
oposición. Ambos destruyen el estado de derecho y concentran todo el poder del
Estado. Sin excepción, todos se desmoronan por la implosión de los
pueblos que no soportan más a estas crueles y reaccionarias dictaduras.
Cualquier parecido con hechos que
están ocurriendo en la Venezuela actual, no creo que sea mera coincidencia.
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