ZELIDETH CORTEZ 2013-07-22
Lo que parecía un suceso aislado —la
detención en un puerto panameño de un barco norcoreano con un cargamento de
armas— se está convirtiendo en un hecho que se extiende como pólvora y amenaza
con tornarse en un incidente diplomático de dimensiones internacionales.
Ahora, con la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en medio, países de todos los confines del mundo se han ido sumando uno a uno. Empiezan a conformar una especie de ‘bloques’ en los que unos se muestran a favor de una investigación y otros la rechazan. Como si se tratara de la otrora Guerra Fría.
El incidente ha convertido a Panamá, ‘puente del mundo y corazón del universo’, en un punto de interés para las principales agencias de prensa y cadenas de televisión mundiales.
Aunque por su política de neutralidad sobre el Canal históricamente Panamá se mantiene al margen de conflictos internacionales, está en medio de uno cuyas repercusiones no terminan de definirse.
A raíz de las distintas posiciones de los países tras el hallazgo de armamento bélico en aguas panameñas, los pronósticos no son muy alentadores: ¿nos avecinamos a un nuevo conflicto internacional? se preguntan algunos expertos.
Los más radicales no dudan que el incidente con el barco norcoreano pueda despertar lo que quedó registrado en la historia como la Guerra Fría: un enfrentamiento político entre los ejes que se crearon después de la Segunda Guerra Mundial, que feneció tras incidentes como la caída del Muro de Berlín y la desaparición de la poderosa Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).
EL BLOQUE A FAVOR
Tras 24 años de este capítulo de la historia mundial y como si se tratara de un dejavú, la conformación de bloques entre naciones es un hecho inminente. Uno de los primeros países que alzó su voz fue Corea del Sur —ene migo número uno— de su hermana Corea del Norte.
Los surcoreanos celebraron la interceptación del ‘Chong Chon Gang’ pidiendo a la ONU que se ocupe rápidamente del caso. Asimismo lo han hecho Inglaterra y por supuesto, Estados Uni dos que, desde un primer momento, ha instado a la ONU a realizar las investigaciones necesarias.
Estados Unidos argumenta que el descubrimiento de estas armas no declaradas por Cuba es, probablemente, una violación de las restricciones de la ONU a Corea del Norte.
A esta petición se sumó la congresista Ileana Ros-Lehtinen, presidenta del Subcomité del Medio Oriente y África del Norte, que la semana pasada envió una carta del Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes.
LOS PAÍSES EN CONTRA
Por ahora todo es como la punta de un iceberg, tal como lo señala el exvicecanciller Julio Berríos.
El jurista explica que por debajo de ese mar de dudas y confrontaciones están emergiendo dos bloques: ‘la mayoría contra la política yanqui’. Dice que en Latinoamérica países como Colombia, Cuba y Ecuador están en contra de que se realice una investigación al ‘Chong Chon Gang’, además —destaca— repudian la política intervencionista estadounidense.
¿Y Panamá? Las autoridades istmeñas han guardado distancia, pero hasta cierto modo zigzagueante. Evocan el Tratado de Neutralidad que rige el Canal de Panamá: ‘tanto en tiempo de paz como en tiempo de guerra, éste permanezca seguro y abierto para el tránsito pacífico de las naves de todas las naciones en términos de entera igualdad’. Así lo ha señalado el ministro de Seguridad, José Raúl Mulino, pero después dijo que el país ‘no es neutral’. Esa condición la tiene el Canal.
Lo cierto es que el hallazgo del armamento que supone una violación de las sanciones impuestas por la ONU al régimen norcoreano se ha convertido en una espada de doble filo y según Briseida Allard, especialista en temas internacionales del Programa Flacso, ‘sí empieza a emerger una nueva fase dentro del período de la Posguerra Fría (que va de 1991 al presente), en la que Estados Unidos y sus aliados se enfrentarían a las complejas relaciones de poder euroasiáticas’.
La también catedrática universitaria no duda que el incidente del ‘Chong Chon Gang’ profundizará ‘las viejas diferencias que ya existen entre Corea del Norte y Estados Unidos’, sobre todo si la misión de la ONU, que llegará en agosto al país, determina que han violado resoluciones del Consejo de Seguridad.
Desde otra perspectiva, el asunto puede verse como ‘una oportunidad en la que no se puede poner en tela de duda que muchos sectores abonarían para desatar una crisis mediática’, apunta el exenviado diplomático panameño en el exterior Olimpo Sáez.
En todo caso, el analista de temas internacionales Mario Castro Arenas cree que el foco del asunto es otro: ‘sí, involucra al país por ser el escenario donde se dio el hecho’, pero destaca ‘es un conflicto directo entre el fletador (en este caso el dueño de la carga, Cuba), y el fletante (Norcorea)’.
Por tal razón —recalca— ‘Panamá es el país agraviado’; es decir, nada hubiese pasado si se reporta la carga, porque se violó el reglamento del Canal. Todo lo demás, reitera Castro Arenas, ‘es mera especulación’.
Ahora, con la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en medio, países de todos los confines del mundo se han ido sumando uno a uno. Empiezan a conformar una especie de ‘bloques’ en los que unos se muestran a favor de una investigación y otros la rechazan. Como si se tratara de la otrora Guerra Fría.
El incidente ha convertido a Panamá, ‘puente del mundo y corazón del universo’, en un punto de interés para las principales agencias de prensa y cadenas de televisión mundiales.
Aunque por su política de neutralidad sobre el Canal históricamente Panamá se mantiene al margen de conflictos internacionales, está en medio de uno cuyas repercusiones no terminan de definirse.
A raíz de las distintas posiciones de los países tras el hallazgo de armamento bélico en aguas panameñas, los pronósticos no son muy alentadores: ¿nos avecinamos a un nuevo conflicto internacional? se preguntan algunos expertos.
Los más radicales no dudan que el incidente con el barco norcoreano pueda despertar lo que quedó registrado en la historia como la Guerra Fría: un enfrentamiento político entre los ejes que se crearon después de la Segunda Guerra Mundial, que feneció tras incidentes como la caída del Muro de Berlín y la desaparición de la poderosa Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).
EL BLOQUE A FAVOR
Tras 24 años de este capítulo de la historia mundial y como si se tratara de un dejavú, la conformación de bloques entre naciones es un hecho inminente. Uno de los primeros países que alzó su voz fue Corea del Sur —ene migo número uno— de su hermana Corea del Norte.
Los surcoreanos celebraron la interceptación del ‘Chong Chon Gang’ pidiendo a la ONU que se ocupe rápidamente del caso. Asimismo lo han hecho Inglaterra y por supuesto, Estados Uni dos que, desde un primer momento, ha instado a la ONU a realizar las investigaciones necesarias.
Estados Unidos argumenta que el descubrimiento de estas armas no declaradas por Cuba es, probablemente, una violación de las restricciones de la ONU a Corea del Norte.
A esta petición se sumó la congresista Ileana Ros-Lehtinen, presidenta del Subcomité del Medio Oriente y África del Norte, que la semana pasada envió una carta del Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes.
LOS PAÍSES EN CONTRA
Por ahora todo es como la punta de un iceberg, tal como lo señala el exvicecanciller Julio Berríos.
El jurista explica que por debajo de ese mar de dudas y confrontaciones están emergiendo dos bloques: ‘la mayoría contra la política yanqui’. Dice que en Latinoamérica países como Colombia, Cuba y Ecuador están en contra de que se realice una investigación al ‘Chong Chon Gang’, además —destaca— repudian la política intervencionista estadounidense.
¿Y Panamá? Las autoridades istmeñas han guardado distancia, pero hasta cierto modo zigzagueante. Evocan el Tratado de Neutralidad que rige el Canal de Panamá: ‘tanto en tiempo de paz como en tiempo de guerra, éste permanezca seguro y abierto para el tránsito pacífico de las naves de todas las naciones en términos de entera igualdad’. Así lo ha señalado el ministro de Seguridad, José Raúl Mulino, pero después dijo que el país ‘no es neutral’. Esa condición la tiene el Canal.
Lo cierto es que el hallazgo del armamento que supone una violación de las sanciones impuestas por la ONU al régimen norcoreano se ha convertido en una espada de doble filo y según Briseida Allard, especialista en temas internacionales del Programa Flacso, ‘sí empieza a emerger una nueva fase dentro del período de la Posguerra Fría (que va de 1991 al presente), en la que Estados Unidos y sus aliados se enfrentarían a las complejas relaciones de poder euroasiáticas’.
La también catedrática universitaria no duda que el incidente del ‘Chong Chon Gang’ profundizará ‘las viejas diferencias que ya existen entre Corea del Norte y Estados Unidos’, sobre todo si la misión de la ONU, que llegará en agosto al país, determina que han violado resoluciones del Consejo de Seguridad.
Desde otra perspectiva, el asunto puede verse como ‘una oportunidad en la que no se puede poner en tela de duda que muchos sectores abonarían para desatar una crisis mediática’, apunta el exenviado diplomático panameño en el exterior Olimpo Sáez.
En todo caso, el analista de temas internacionales Mario Castro Arenas cree que el foco del asunto es otro: ‘sí, involucra al país por ser el escenario donde se dio el hecho’, pero destaca ‘es un conflicto directo entre el fletador (en este caso el dueño de la carga, Cuba), y el fletante (Norcorea)’.
Por tal razón —recalca— ‘Panamá es el país agraviado’; es decir, nada hubiese pasado si se reporta la carga, porque se violó el reglamento del Canal. Todo lo demás, reitera Castro Arenas, ‘es mera especulación’.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico