Por Mario Villegas, 21/07/2013
Columna de Puño Y Letra
Una cosa es el trabajo político, ideológico, organizativo, reivindicativo, cultural y deportivo, que de tiempo atrás vienen realizando las vanguardias y liderazgos locales de la parroquia agrupados en distintas formas de organización (movimientos, coordinadoras, colectivos, entre otros), lo cual es visto con respeto y hasta con simpatías por los ciudadanos, y otra muy diferente es el vandalismo disfrazado de acción política que ejercen algunos grupetes a los que hasta el nombre de colectivos les queda grande por la vocación egocéntrica que expresan. Dado su culto a la violencia armada y su accionar intimidatorio y represor, estos últimos lejos de concitar simpatías entre la comunidad lo que generan es justificado temor y fuerte rechazo popular.
Los primeros interesados en marcar distancia de estos grupos anárquicos deberían ser los auténticos luchadores populares de la zona, víctimas como son del descrédito que aquellos acarrean a los colectivos en general. Es inaceptable que paguen justos por pecadores.
Pero, sobre todo, quienes tienen que deslindarse claramente de esos grupetes y ponerlos en cintura son las autoridades, desde el presidente Nicolás Maduro para abajo. ¿Con qué autoridad moral puede pedirle el gobierno a los delincuentes comunes que entreguen sus armas y se acojan a la ley mientras un vandalismo paramilitar de ropaje rojo rojito, guarnecido en supuestos colectivos, aterroriza a la ciudadanía y arrincona a los cuerpos policiales? El prolongado asedio de algunos de estos grupos a la sede de la Policía Nacional, de donde pretendían rescatar a uno de sus miembros apresado por portar un arma incriminada en delitos, puso en evidencia la total impunidad con la que ellos actúan.
Hasta el fallecido presidente Hugo Chávez se vio en varias ocasiones compelido a cuestionar las prácticas aventureras de algunos de estos colectivos, a los cuales llegó a calificar de “contrarrevolucionarios”. En febrero de 2009, por ejemplo, pidió detener y enjuiciar a Valentín Santana, líder de “La Piedrita” acusado de varios homicidios, a quien no vaciló en llamar “criminal”, y cuestionó algunas actuaciones extremistas de la ahora fallecida Lina Ron, de quien dijo tendía al anarquismo. Por cierto, desde agosto hasta octubre de ese año Lina estuvo presa por un ataque a la sede del canal Globovisión, pero Santana jamás fue detenido ni mucho menos enjuiciado.
Así como en las últimas semanas le ha echado el guante a unos cuantos corruptos chavistas, el presidente Maduro debería meterle el diente también a los guapetones armados y camuflados de rojo que a la vista de todo el planeta se burlan abiertamente de su autoridad. Si el gobierno de Maduro tiene la fortaleza de la que presume, es propicio el momento para desmarcarse de estos focos violentos que evidentemente perjudican su pretendida imagen de hombre de paz. De lo contrario, sabremos que a él le sirven.
BREVES
Mensaje que agradezco
“Estimado
compatriota Villegas: siempre lo he escuchado y leído a usted y a sus hermanos
con mucha atención y los he admirado a todos, en especial porque teniendo
visiones y posiciones políticas distintas, nunca se han confrontado y más bien
han dicho públicamente que se quieren y se adoran, le hacen un gran aporte a
esta nación tan fragmentada y dividida, son como una isla en un mar de insultos
e insolencias de ambos lados. Ahora bien, leyendo su artículo "En aceras
diferentes”, entiendo el porqué de la situación descrita en el párrafo
anterior, el porqué ustedes, a pesar de sus visiones del país distintas no caen
en insultos y provocaciones, y más bien siempre son ejemplo de diálogo y entendimiento,
a pesar de las más recientes posiciones radicales de su hermano Ernesto
Villegas. Pues leyendo este artículo entiendo los valores que le deben haber
dado durante su infancia a usted y a sus hermanos, imagino esos valores
inculcados por sus padres y le doy gracias a dios que hayan calado
verdaderamente dentro suyo. Es destacable que en un país donde mucha gente es
sobornable y anda buscando que le den un puesto dentro de algún ministerio,
usted con la mayor decencia, decoro y altura rechace, por convicciones
políticas y de creencias el ofrecimiento que le hizo el presidente Maduro. Les
reitero, sinceramente, mi admiración y mi agrado por saber que aún existen
venezolanos con ese nivel de decencia. Ahora más que nunca seguiré leyéndolo y
escuchándolo, a usted y a sus hermanos. Vaya hacia usted y su familia mi
admiración. Saludos cordiales. Efraín Galíndez”.
Mario Villegas
mariovillegas100@gmail.com
@mario_villegas
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