Unidad 24 de julio de 2013
Desde que Nicolás Maduro asumió el
poder el 19 de abril de 2013, han transcurrido 100 días de demagogia y
destrucción del país.
En materia de seguridad, sus falsas
promesas no han impedido que más de 4.200 personas hayan sido asesinadas; que
el drama carcelario se haya profundizado, y que la inseguridad continúe siendo
el principal temor de los venezolanos. Nicolás Maduro ha demostrado que no
tiene voluntad política ni capacidad para resolver el problema de la
inseguridad en Venezuela.
Su gobierno ha eliminado más empleos
productivos. En Venezuela, el grupo con mayor vulnerabilidad dentro del mercado
laboral, es el de los jóvenes entre 18 y 24 años. En la actualidad un
importante porcentaje de este grupo se ubica en ocupaciones caracterizadas por
la baja productividad y la poca posibilidad de desarrollar una trayectoria
laboral exitosa en términos de crecimiento profesional.
Los servicios públicos son cada día
más deficientes y de mala calidad. El actual gobierno deterioró la
infraestructura eléctrica. No ha invertido lo necesario, no planifica, no
construye obras nuevas, no concluye las que se habían comenzado, opera el
sistema por encima de sus límites; como resultado, constantes apagones y cortes
de electricidad afectan la calidad de vida de los venezolanos y el aparato
productivo.
Su gobierno miente sobre la cobertura
de agua potable y oculta información sobre la calidad de la misma para consumo
humano. Han abandonado la infraestructura vial y el transporte público es muy
precario. Las políticas seguidas por el gobierno en materia de transporte y
vialidad se resumen en un desmantelamiento, abandono y politización del sector.
Entre el 60% y 70% de las vías de Venezuela se encuentran en condiciones
críticas, y en reiteradas ocasiones las regiones se han visto incomunicadas.
Engañan a la población inflando las
cifras de viviendas construidas y entregadas, generando ilusiones y
expectativas exageradas en quienes aún no se han beneficiado de esos programas.
Nuestra seguridad alimentaría pende de
un hilo. Su política de control de precios y de cambio no ha dado resultado,
por el contrario ha pervertido el mercado y desatado la corrupción. Como
consecuencia, nuestra productividad nacional se encuentra seriamente
comprometida. La absorción por parte del Estado de unidades agrícolas y
agroindustriales altamente productivas es la causa de que tengamos una
producción de 30%, en el mejor de los casos, sin contar las innumerables
unidades empresariales (fincas y hatos ganaderos) que se encuentran saqueadas,
abandonadas y/o destruidas.
La caída de la productividad ha traído
como resultado una atroz escasez que mantiene angustiados a los venezolanos. En
junio de este año, el BCV ubicó la escasez de productos básicos en 19,3%,
cuando en condiciones normales debería fluctuar en torno a 5%. Todos los días
falla algún alimento, y cuando se encuentran se venden racionados por persona.
Los productos que más escasean son aquellos controlados por la maquinaría
productiva del gobierno como azúcar, café, aceite, pollos, entre otros.
Mientras esto ocurre, importamos el
70% de lo que consumimos. Las importaciones se han cuadruplicado. En 1998 las
importaciones de alimentos representaban 1.700 MM de US$, en 2008 pasaron a
7.250 MM US$ y en 2012 fueron 8.500 MM US$.
La inflación nos consume. La tasa de
inflación en junio se ubicó en 4,7%, lo que se traduce en un alza de precios de
39,6% anual. Sin embargo, el gobierno se fijó, en el Presupuesto de la Nación
2013, una meta de inflación entre 14 y 16% para todo el año.
Pero es en los alimentos, lo que más
afecta a los pobres, donde se produce el mayor aumento. En este reglón la
inflación experimentó un aumento de 57,4%.
El BCV indica que el estrato I, el más
pobre de la población, entre junio de 2013 y junio de 2012, sufrió una
inflación de 42,7%, muy superior al promedio nacional, la cual se ubicó en
39,6%.
En el año 2012 tuvimos la quinta inflación
más alta del mundo. Solo superada por Bielorrusia, Sudán del Sur, Sudán, e
Irán, y este año continuaremos siendo el país con la inflación más alta de
América desde el año 2007.
Sumando a lo anterior, el déficit
fiscal venezolano es del 15%, uno de los más altos del mundo. El financiamiento
del Banco Central de Venezuela a Pdvsa y las empresas estatales sigue creciendo
y las cifras del instituto emisor muestran que en un año subió 51%. La
actividad económica en el país terminó, el primer trimestre de 2013, con un
crecimiento de apenas 0,7% del PIB; muy por debajo del crecimiento de la
población que en Venezuela se estima en 1,8%.
Las estadísticas oficiales muestran
que en el primer semestre de 2013, por vía alterna a Cadivi, la economía
recibió una oferta de 639 millones de dólares, que se traducen en una severa
reducción de 88% respecto a los 5 mil 197 millones de dólares que fluyeron
durante el mismo lapso de 2012.
En febrero el gobierno devaluó la
moneda de 4,3 a 6,3 bolívares por dólar, y todas las señales apuntan a una
nueva devaluación de más del 100,0% lo que sin dudas potenciará todavía más la
inflación. La devaluación se ha convertido en el instrumento utilizado por el
gobierno para financiar el déficit fiscal.
En lo que va de año el BCV ha perdido
5.300 millones de dólares de sus reservas internacionales líquidas que
actualmente rondan los 2500 millones de dólares, cuando en el primer trimestre
del 2009 estaban cerca de los 33,000 millones de dólares.
Al país aún le quedan cerca de $25,000
millones en reservas no líquidas, 75% de los cuales consiste en lingotes de
oro. Pero el oro es de difícil colocación y al gobierno le tomaría tiempo poder
venderlos.
Y qué decir de nuestro futuro. En 1999
la deuda total de Venezuela era de $31.484 millones (32% del PIB). La deuda
interna $4.041 millones y Pdvsa debía $4.000 millones. La externa eran $23.443
millones. En 2012 la deuda total ascendió a $216.053 millones (71% del PIB). La
interna, incluyendo el financiamiento agrícola y la vivienda, alcanzó a $61.166
millones, a lo cual hay que agregar cuentas por pagar de Pdvsa con
contratistas, proveedores y empresas mixtas por $22.946 millones y $17.060
millones debido a expropiaciones no canceladas. La externa fue de $114.878
millones por concepto de deuda externa del Gobierno Central, Pdvsa y el Fondo
Chino, y seguimos endeudándonos.
La demagogia e incompetencia de los
100 primeros días del gobierno de Maduro serán difíciles de superar.
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