Abraham Zamorano Martes, 23 de julio de 2013
Con
una tormenta de truenos y lluvia, la frontera entre Colombia y Venezuela
recibió el relanzamiento de las relaciones entre ambos gobiernos escenificado
este lunes por los presidentes Juan Manuel Santos y Nicolás Maduro.
En
el tórrido poblado venezolano de Puerto Ayacucho, a la ribera del río Orinoco,
ambos mandatarios coincidieron en la necesidad de llevarse bien "obligados
por la historia", como cuando gobernaba Venezuela Hugo Chávez, después de
los recientes rifirrafes desatados tras el encuentro de Santos con el opositor
venezolano Henrique Capriles.
Tras
casi dos horas y media de reunión, el sol dio paso a una tormenta, justo cuando
ambos presidentes acudieron reconciliados a mostrar sus satisfacción ante la
prensa.
Ante
el primer aguacero que interrumpió su balance, Maduro aseguró: "Están
llegando la lluvia y los rayos con la lluvia, palabra cierta dirían los pueblos
indígenas".
"Dicen
que en los matrimonios, cuando llueve, da buena suerte", bromeó por su
parte el mandatario colombiano.
Con
el estruendo de fondo y las goteras comenzando a dejarse entrever por el techo
de palma de la tradicional "churuata" indígena en que se produjo la
declaración, Maduro hablaba de "la coexistencia pacífica de dos modelos,
dos sistemas".
Preguntas
en el aire
Al
ambiente relajado que reinó en la comparecencia tras la reunión privada
contribuyó que no se le diera la palabra a los reporteros, algunos de ellos
cargados de preguntas sobre las tensiones suscitadas en días pasados entre
Caracas y Bogotá.
En
cambio se hizo énfasis en la buena disposición a trabajar por el bien de ambos
países. Quedó en la agenda para el 2 de agosto una primera reunión de los
ministros de Relaciones Exteriores.
"Establecimos
que teníamos que poner a nuestros cancilleres a recuperar el tiempo perdido, a
trabajar con más intensidad", afirmó Santos, quien especificó que será
para tratar temas de seguridad, energía y comercio.
Tanto
Maduro como Santos coincidieron en que se tratará de un relanzamiento de las
relaciones, después de los serios encontronazos dialécticos de las últimas
semanas.
El
malentendido
Ni
Maduro ni Santos en su declaración conjunta sin preguntas hicieron referencia
alguna a la fuente de las discrepancias: el encuentro con Capriles de finales
de mayo que puso fin a la luna de miel que habían propiciado Santos y Chávez.
Entre
sonrisas, tampoco hubo mención de las supuestas pruebas que Venezuela iba a
presentar de las conspiraciones desestabilizadoras que aseguran se fraguan en
Colombia y por las que llegaron a acusar al presidente colombiano.
Capriles,
que no reconoce la victoria de Maduro en las elecciones de abril y está
pendiente de la impugnación del proceso en la Justicia, inició a finales de
mayo en Bogotá su campaña internacional de denuncia del supuesto fraude.
Tras
su entrevista con Santos, el ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela,
Elías Jaua, hizo una contundente declaración pública en la que llegó a acusar
al gobierno colombiano de conspirar contra la estabilidad de su país.
"No
pensábamos o no queríamos creer que esa conspiración alcanzaba los más altos
poderes del Estado colombiano", dijo Jaua.
El
canciller también anunció entonces la reevaluación del papel de su país en las
negociaciones con las FARC del Ejecutivo colombiano en La Habana, algo que
parece no haberse concretado.
"Luna
de miel"
Con
Chávez, las relaciones con el gobierno del presidente Álvaro Uribe (2002-2010)
también habían pasado por momentos de enorme tensión. El difunto mandatario
venezolano acusó en repetidas ocasiones a Uribe de no querer una relación
pacífica.
Tras
la operación militar colombiana que mató al líder de las FARC, Raúl Reyes, en
territorio ecuatoriano, en marzo de 2008, Chávez llegó a ordenar el despliegue
de tanques hacia la frontera.
Como
ministro de Defensa de Uribe, Santos también protagonizó momentos de tensión
con Chávez. Sin embargo, nada más llegar a la presidencia impulsó la
reconstrucción de las relaciones.
El
venezolano no tardó en tomar la mano tendida del colombiano y, al poco tiempo,
comenzaron a tratarse de "nuevo mejor amigo". "Estamos obligados
a entendernos, con las diferencias que tenemos", declaró Chávez.
Así
se inició una fase de buenas relaciones que culminó con la incorporación de
Venezuela a las negociaciones con las FARC en calidad de "garante",
después de años en que Bogotá acusaba a Caracas de dar amparo al grupo
guerrillero.
Como
con Chávez
Santos
llegó al encuentro tras inaugurar la Fuerza Naval de Oriente, una nueva unidad
basada en la fronteriza Puerto Carreño, a orillas del río Orinoco, y que estará
destinada a reforzar la seguridad en los ríos navegables de la zona.
Maduro,
por su parte, lo hizo alusiones a su antecesor, Hugo Chávez, y al libertador
Simón Bolívar, fundador de ambas repúblicas, y también de su antecesor Hugo
Chávez.
"Venimos
en nuestro corazón con la fuerza del gigante, Hugo Chávez, nuestro padre.
Pensando en esta reunión, cómo me he acordado del comandante supremo, de sus
orientaciones, de su inteligencia, de su capacidad política y diplomática para
construir este mundo nuevo que hoy tenemos", agregó.
Al
exmandatario también se refirió el propio Santos. "Esa relación positiva
que tuvimos con el presidente Chávez, la vamos a tener con el presidente
Maduro", afirmó.
Y
con ese tono transcurrió la comparecencia de ambos mandatarios, tratando de que
las cosas vuelvan a ser como con Chávez.
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