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martes, 23 de julio de 2013

La inversión china en Venezuela pende de un hilo

ANTONIO MARIA DELGADO Publicado el lunes, 07.22.13

El régimen bolivariano, inmerso en una asfixiante crisis de liquidez, se esfuerza por persuadir a China de que mantenga abierta sus líneas de financiamiento, asegurándole que Nicolás Maduro ya descansa sólidamente en el poder y que protegerá los futuros desembolsos de la corrupción dentro de las filas del chavismo, dijeron analistas.

Y es que Pekín ha dado señales de que podría reconsiderar su posición en Venezuela, en medio de las quejas del país asiático de que Caracas ha estado incumpliendo con los compromisos obtenidos y la percepción de un mayor riesgo de invertir en la nación sudamericana tras el fallecimiento de su fundador, el presidente Hugo Chávez.

Pero las dudas sobre Venezuela habían comenzado incluso cuando Chávez estaba con vida, dijo Antonio De La Cruz, director ejecutivo de la firma de asesores Inter American Trends.

“Los chinos se han desencantado con los venezolanos”, comentó De La Cruz.

Evan Ellis, profesor de Estudios de Seguridad Nacional en la gubernamental Universidad de Defensa Nacional, coincidió.

“Estaban ya muy frustrados porque los fondos que ingresaban a las cuentas del Bandes [Banco de Desarrollo Económico y Social de Venezuela], no parecían llegar nunca a los distintos proyectos”, comentó Ellis, quien lleva años estudiando las relaciones de China con América Latina.

“Estaban cada vez más frustrados porque los fondos no llegaban y porque ellos brindaban recomendaciones y no pasaba nada. Sentían que sus recomendaciones no estaban siendo escuchadas” agregó.

Esas frustraciones y preocupaciones sobre la estabilidad del régimen tras el fallecimiento de Chávez obstaculizaron los esfuerzos del gobierno venezolano de conseguir que los chinos desembolsaran otros $4,000 millones en el denominado fondo pesando, instrumento de préstamos renovables que Venezuela cancela con envíos de petróleo.

Funcionarios del gobierno venezolano no estuvieron disponibles para conversar con El Nuevo Herald.

Los problemas con Pekín se hicieron evidentes durante una visita a China del canciller Elías Jaua en febrero, poco antes de que el régimen anunciara que Chávez había fallecido.

Jaua había viajado a Pekín para destrabar el desembolso. Pero “en ese momento, ellos básicamente le dijeron que no, y de una manera inusualmente pública le expresaron su frustración en la manera como el régimen pretendía disponer de los fondos”, relató Ellis.

“También se quejaron de que los recursos no estaban siendo destinados a los proyectos correctos y mencionaron temas contractuales muy específicos, particularmente el hecho de que el tipo de petróleo que estaba siendo utilizado para repagar los préstamos no cumplía con las especificaciones”, agregó.

En el centro de la renuncia china están las preocupaciones de que Pekín podría ya haberse sobreextendido en Venezuela, tras haber desembolsado más de $40,000 millones en distintos proyectos, algunos de los cuales dan señales de no estar avanzando.

“La percepción es que ellos se metieron mucho más hondo y con mucha más rapidez [en Venezuela] de lo que realmente se quería. Y cuando se dieron cuenta comenzaron a reconsiderar el tema, comenzaron a pisar el freno”, dijo Ellis.

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