Por Carlos Vilchez
Navamuel, 17/07/2013
En estos días se han estado publicando en
diferentes medios y en las redes sociales comentarios y artículos sobre la
celebración del cincuentenario de la “Libreta de abastecimiento cubana” ¡Vaya
logro el de los hermanos Castro! Apenas para que lo presenten para un record
guiness.
El periódico argentino La Capital nos informó
hace unos días que “La libreta de racionamiento cubana cumplió 50 años”. Que
fue implantada por Fidel Castro y que entró en circulación en Cuba en 1963 para
paliar la escasez de alimentos debido al embargo de los EEUU.
La misma fuente nos informa que en abril del
2011 el presidente cubano Raúl Castro habría dicho que “La libreta fue
introducida con “una vocación igualitaria en momentos de escasez, para proteger
a nuestro pueblo de la especulación y el acaparamiento con fines de lucro”. http://www.lacapital.com.ar/el-mundo/La-libreta-de-racionamiento-cubana-cumple-50-aos-cada-vez-mas-delgada-20130713-0006.html
Se calcula que existen 3,6 millones de
libretas porque cada familia tiene una y en Cuba hay una población de 11,1
millones. A nosotros nos gustaría ver
las libretas que han sido utilizadas por
Fidel y Raúl Castro así como la de todos los que han estado en la cúpula
del gobierno en estos 5o años.
La verdad nos cuesta imaginarnos a Fidel
Castro y a su hermano utilizando la libreta igualitaria, de la misma forma que
no nos imaginamos a los generales y funcionarios con altos puestos haciendo
cola con su libreta de racionamiento y contentos con sus diez onzas de frijoles
y cuatro onzas de café.
Esta libreta lo que da es pena ajena, tal y como lo explica
el periodista cubano Alberto Muller en su artículo titulado “Burla de medio
siglo la libreta de racionamiento en Cuba” cuando detalla de que se trata, dice
así: “La
ración mensual promedio de la libreta de racionamiento se ha ido reduciendo a
unos cuantos huevos y a unas cuantas libras de azúcar que se cuentan con los
dedos de una mano. A esa cantidad irrisoria se suman siete libras de arroz,
diez onzas de frijoles, diez onzas de aceite, cuatro onzas de café y media
libra de pollo o pescado, por persona. Pero el verdadero problema de este
sistema de racionamiento en las carnes es que cuando falta el pollo, a veces de
demora el pescado, y el bodeguero termina dando unas lascas de mortadela
grasosa que saben a cloro mezclado con tierra. Además la famosa libreta da un
kilo de sal por núcleo, que quiere decir por familia, que no alcanza ni para la
primera semana del mes, lo que obliga al ciudadano a ir a comprar sal en el
mercado de la bolsa negra, que generalmente es sal robada de los propios
almacenes del Estado.”
A la información arriba anotada, Muller
agrega un dato muy significativo cuando dice que “Se estima que al menos el 60%
de la población se alimenta fundamentalmente de la libreta de racionamiento o
canasta subsidiada. Pero como la ración mensual que ofrece la libreta no
alcanza, la mayoría debe adquirir a precios libre de mercado, con la moneda de
los privilegiados, los productos que les faltan en las tiendas.”
Y nosotros nos preguntamos ¿Cómo lo hacen? Sinceramente
no nos imaginamos a los venezolanos o a los centroamericanos con una libreta
parecida, porque en estos lares aunque sabemos existe la pobreza, no se compara
con la de la isla y las personas aún son libres de comprar lo que quieren.
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