Por Arnaldo Esté
Más allá de elecciones y
cuentas, más allá, incluso, del referendo y su proceso trampeado, la recolección
del 20% de las voluntades será un gran aprendizaje, un gran evento para este
país en maceración.
Insistir frente a una
adversidad que se sabe agotada, de imaginación perdida, repetidora, policial,
de frustrada y ajena vocación militar, es un empeño que hace madurar.
También se aprende de las
frustraciones. La frustración que dejó el fracaso de un animador militar, de
gran sagacidad que devino en Santón predicador y el fracaso mayor de su
heredero. Desde algunas convicciones socialistas y con la ayuda de escribidores
ajenos el Santón se las averiguó para armar un pastiche, con más promesas que
argumentos, al que llamó socialismo del siglo XXI, que resultó en una untura
del pegajoso petróleo.
Es difícil imaginarse las
discusiones entre los altos y múltiples personeros. Para los micrófonos se
apela a oraciones y cánticos, a citas reiteradas del Santón. Pero ¿cómo se
comunicarán en las necesarias reuniones para buscar salidas –ya que no hay
“entradas” posibles– al rollo de la mucha hambre y poca comida? ¿Al curso a
seguir para que eso de socialismo siga teniendo significado? Pero, para
sincerarse, agotado ese revoltillo ideológico lo que les queda es el cuido del
poder y sus atributos.
Yo tengo la certeza total de
que el presidente sale, de que viene un cambio de gobierno, que la crisis
general continuará, que la miseria alimenticia continuará… todo eso, como gran
reto y adversidad y que surgirán otros graves obstáculos. Pero el gobierno y su
presidente salen.
Hay que aprender y lo
estamos haciendo. Insistir en el voto, asentar la democracia con sus
instrumentos, navegar en los vericuetos y etapas de la participación. Reconocer
la diversidad en el diálogo.
Son muchos más los
aprendizajes necesarios. Lograr competencias para trabajar, producir y crear.
Salir a buscar en lugar de esperar. Y para los dirigentes y líderes el deber de
aprender, más allá de las diferencias partidistas, a hacer proyectos para toda
la nación, entender que los problemas son tan grandes y viejos que no se podrán
abordar y resolver sino con proposiciones compartidas que permitan mantenerlas
durante el tiempo necesario, más allá de los cambios y líos de las agrupaciones
políticas y sus turnos en el gobierno.
Después de este gran evento
vendrá el otro, el revocatorio y seguiremos aprendiendo...
01-10-16
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