Luis Manuel Esculpí 18 de octubre de 2016
@lmesculpi
Exactamente
dentro de ocho días podremos estar en presencia de una jornada verdaderamente
memorable. En el leguaje que usualmente emplea el CNE se estarían expresando
“manifestaciones de voluntad”, nosotros más bien afirmaríamos que los
venezolanos expresaríamos la firme decisión de revocar al actual mandatario,
ello si constituye hoy por hoy “una tendencia irreversible”.
Los
más connotados representantes de la macolla gobernante han inventado todo tipo
de argumentos para oponerse al referéndum revocatorio, han interpuestos
diversos recursos ante el Tribunal Supremo, están conscientes que la inmensa
mayoría rechaza sus ejecutorias, perdieron el apoyo popular de antaño, intentan
impedir cualquier medición electoral para evitar nuevamente una derrota rotunda
que puede resultar decisiva.
Resulta
paradójico que quienes frente a los señalamientos de las características
autocráticas y el autoritarismo del régimen, con los apreciables signos de
militarismo conocidos, siempre apelaban para defenderse a la “legitimidad de
origen”, argumentando la celebración de elecciones casi anualmente. Ahora
cuando se evidencia su condición minoritaria en la sociedad, niegan con
“razonamientos” inverosímiles la realización de los comicios regionales -que
debieran realizarse este año- aduciendo falta de recursos (contemplados en el
presupuesto) o la inexistencia de voluntad para el reconocimiento de sus
resultados.
Están
en una encrucijada a casi una semana de la fecha fijada para la recolección del
veinte por ciento -único requisito constitucional- para convocar el referéndum,
no le resulta fácil producir una sentencia que invalide el proceso, miden el
costo político nacional e internacional que una decisión de tamaño calibre
significaría, y podría ser una contribución más aún a su aislamiento tanto en
lo interno, como lo externo. Sin embargo, sabemos que son capaces de cualquier
aberración, así hicieron con la negativa de presentar el presupuesto al único órgano
competente constitucionalmente para aprobarlo, que es la Asamblea Nacional.
Por
otra parte temen mucho -más que a la recolección de firmas- a la formidable
movilización de millones de compatriotas en todo el país durante tres días,
dispuestos a salvar todos los obstáculos para manifestar su disposición a
revocar a Maduro, a rechazar las políticas del régimen y favorecer la
alternativa de cambio.
La
casta gobernante en su aislamiento se desconcierta, percibe el distanciamiento
de antiguos partidarios, sus contradicciones se agudizan, el control de los
poderes en que se apoya les resulta insuficiente ante la perdida de respaldo
popular.
Las
fuerzas democráticas para labrar el cambio político tiene que cumplir con unos
requisitos imprescindibles conservar y consolidar la unidad de propósitos, la
conducción unitaria y la concertación de las acciones. Hacerle frente a los
desafíos de los tiempos inmediatos requiere igualmente actuar con entereza y
tenacidad, combinada con la serenidad y el aplomo que exige la reflexión para
adoptar decisiones en medio de las complejidades propias de situaciones
inéditas. De realizarse la jornada el fin de mes, ella puede producir un cambio
significativo en el actual cuadro, despejando el camino al cambio político que
aspira la mayoría de los venezolanos.
Las
transiciones suelen ser originales, aún existiendo elementos comunes siempre
hay rasgos distintivos y peculiares a cada proceso. No se pueden depender
exclusivamente de respuestas preconcebidas, aún previendo el estudio y análisis
del desenvolvimiento en los posibles escenarios.
Las
fuerzas políticas y sociales agrupadas en Mesa de la Unidad Democrática,
tendremos que colocarnos a nivel de las exigencias del porvenir inmediato. La
experiencia acumulada, los aciertos alcanzados -pese a las falencias y
limitaciones- son elementos que posibilitan tener confianza en la conducción ,
frente a las eventualidades que puedan significar un punto de inflexión y las
perspectivas de cambiar el rumbo del país.
@lmesculpi
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