Por Marcelino Bisbal
Primero: la constatación
Una feria, en nuestro caso
sobre el libro, es siempre por definición un lugar de paso, un espacio
transitorio. Se monta y al poco tiempo, más bien corto, se desmonta. Se visita casi
siempre un par de veces. En una feria el espacio en donde ella se desarrolla es
también parte importante a tener en cuenta. Una feria sobre el libro es una
puesta en escena. Toda feria siempre lo será. Alrededor de una feria se
desarrolla todo un conjunto de actos que, siendo el objeto-producto el libro,
pasan a formar parte del producto-libro que se exhibe para los visitantes. Como
nos decía Eliseo Verón: “En el caso de una exposición el visitante consume
también el lugar. Es decir, se apropia de él para disfrutarlo, para consumirlo,
para hacerlo suyo”.
Las ferias sobre libros son
un medio, no solo de presentar lo que se está escribiendo y publicando, leyendo
y releyendo, sino una manera pública de apropiarse del objeto-libro. Toda feria
es un encuentro con gente que está en el mismo oficio, es decir en el hacer y
vender libros. Es un estar compartiendo con el gremio. Pero también es una
manera de disfrutar lo que ese espacio de exposición nos brinda alrededor del
libro. Porque la feria es feria mientras visitamos los distintos stands en
donde se exponen los libros de una editorial, pero también sigue siendo una
feria cuando, teniendo como referente al libro, se puede apreciar otro conjunto
de actividades que se nos presentan: talleres literarios, conversaciones sobre
autores y libros, música, exposiciones artísticas, presentación de nuevos
libros, firmas de libros por sus autores, lecturas en voz alta …
Así, las ferias de libros se
configuran como espacios de encuentros, de reflexión, de disfrute en medio de
la cotidianidad, de libertad. Una feria del libro no es solo exposición y
venta, es ofrecer a la gente, al ciudadano que la visita, cultura, arte,
recreación, literatura y conocimiento. Una feria del libro debe ofrecer al ser
humano lo que lo hace ser humano. De ahí que las ferias, en el marco de
las ciudades, deben ser espacios de intercambio y de libertad, deben ser
lugares de contacto y de comunicación, de descubrimientos. En síntesis,
siguiendo a Eliseo Verón en Esto no es un libro (1999): “Una exposición
posee la unidad de un objeto cultural, una coherencia global que comprende a la
vez los elementos que la componen y el espacio en que estas se despliegan”.
Segundo: el pretexto
Esas ideas ofrecidas muy a
vuelo de pájaro, nos sirven de pretexto para presentar lo que será la Primera
Feria del Libro del Oeste de Caracas, que nos brindará la Universidad Católica
Andrés Bello en su sede de Montalbán-La Vega, allá en el oeste de Caracas. Es
la primera vez que la UCAB se lanza a esta aventura de celebrar a los libros en
medio de las dificultades e incertidumbres que vive el país.
El lema que acompaña a la
cita, que será del 28 de noviembre al 4 de diciembre, es ponemos libros en tus
manos. Ya lo decía Borges en 1978: “De los diversos instrumentos del hombre, el
más asombroso es, sin duda el libro” Porque el libro, siguiendo a Marshall
McLuhan, es una extensión de la memoria y la imaginación. Nos lo decía también
Umberto Eco cuando expresaba: “El libro es como la cuchara, el martillo, la
rueda, las tijeras. Una vez inventado, no se puede hacer nada mejor. No se
puede hacer una cuchara que sea mejor que la cuchara. El libro ha superado sus
pruebas y no se ve cómo podríamos hacer nada mejor para desempeñar esa misma
función. El libro ha superado la prueba del tiempo. Quizá evolucionen sus
componentes, quizás sus páginas dejen de ser de papel. Pero seguirá
siendo lo que es”.
Pese a la situación del
país, la UCAB se ha empeñado en ofrecernos esta fiesta no solo para celebrar la
presencia física del libro, sino que quiere que esta su Primera Feria del Libro
del Oeste de Caracas sea un espacio en donde se den cita y se conjuguen la
literatura, el arte, la cultura en todas sus expresiones y la academia.
La Universidad Católica
Andrés Bello se hace presente, más allá de su función natural como es formar
profesionales de excelencia, para brindarle a su propia comunidad, al ciudadano
del oeste de Caracas y de los otros rincones de la ciudad, “el encuentro, el
entendimiento, la conversación y la reflexión que tanto necesita la familia
venezolana”. Esto lo dice el Rector de la UCAB al explicar uno de los objetivos
de la feria y remata:
“Es una oportunidad para que
recibamos con alegría, responsabilidad y vocación de servicio la visita que
esperamos sea multitudinaria de diversos públicos, tanto de nuestro vecindario
como de zonas remotas, muchos de los cuales nunca han estado en nuestras
instalaciones. Es muy importante que los visitantes vivan una experiencia grata
y enriquecedora”.
Esta Primera Feria del Libro
del Oeste de Caracas se une así a las otras experiencias, que a lo largo de
todo un año se dan cita tanto en Caracas –siempre en el este– como en algunas
regiones del país: la Feria Internacional del Libro de la Universidad de
Carabobo, la Feria del Libro de la Alcaldía de Chacao (Festival de la Lectura
Chacao), la feria que organizada la Universidad de los Andes ( Feria
Internacional del Libro Universitario, la Filu), la feria del Municipio
Libertador (Feria del Libro Ccs), la Feria Internacional del Libro de Venezuela
(Filven), la más joven de todas, la Feria Internacional del Libro del
Caribe(Filcar). Con el tiempo todas estas experiencias se han ido
institucionalizando y son ya una parada obligada no solo para nuestras
editoriales, escritores, editores, libreros…sino también para el ciudadano.
El solo hecho de lanzarse a
la ocurrencia de organizar una feria del libro en estos tiempos que corren de
profunda incertidumbre y crisis, es todo un homenaje a la voluntad del
hacer y del querer soltar las ganas para superar la desesperanza, la barbarie y
poner a prueba los valores propios del estar aquí-en-el-mundo que nos tiene que
convocar a ser mejores ciudadanos. Es una ofrenda a la aventura del
pensamiento. “A mí me gusta pensar que en épocas de crisis la gente quiere
saber por qué llegamos a esto y se acercan a los libros como si estos fuesen
fuentes de agua fresca y los lectores personas sedientas”. Y nos remata el
escritor Saramago diciéndonos:
“Me gusta levantar los ojos
y ver a las personas circulando entre las casetas, tal vez buscando al ser
humano que los libros llevan dentro…Y pienso que los libros son buenos para la
salud, y también para el espíritu, y que nos permiten ser poetas o ser
científicos, y entender de estrellas o encontrarlas en el interior de la voluntad
de ciertos personajes, esos que a veces, algunas tardes, se escapan de las
páginas y se pasean entre los humanos, tal vez más humanos que ellos”.
En toda feria del libro, al
menos esa ha sido la costumbre que se ha vuelto casi una obligación del hacer,
se le rinde homenaje a un escritor o a una creación en particular. Por ello en
la Primer Feria del Libro del Oeste de Caracas se le rendirá homenaje a la
ciudadanía que habita en estas tierras, porque a lo largo de todo este tiempo
no solo ha ejercitado la paciencia y la resistencia inteligente, sino y por
encima de todos los des-ordenamientos de los que hemos podido presenciar y
padecer, ha cultivado una virtud esencial como es la civilidad ante el tétrico
sectarismo que todo lo devora.
Tercero: postal de la feria
La Primera Feria del Libro
del Oeste de Caracas se desarrolla en un Municipio que es el más extenso y
poblado de todas las jurisdicciones de la llamada Área Metropolitana. Tiene una
extensión de 438 Kilómetros cuadrados y cobija a un poco más de dos millones de
habitantes. Está conformado por 22 parroquias y en él se asientan
las más importantes instituciones del Estado. Caracas se hizo como ciudad
de oeste a este, siguiendo el curso del rio Guaire que abraza y recorre el
valle. La arquitecto Teolinda Bolívar, quizás quien más ha estudiado el oeste
de Caracas, nos apunta que “Caracas se les fue de las manos a los urbanistas, a
los planificadores… allí hay un perfil humano que en nada se parece a las
desordenadas y precarias construcciones que pueblan los cerros de una ciudad
que se empecina en un eterno contraste”.
La simple denominación del
oeste de Caracas, frente al este ya denota un prejuicio para el que habita en
el oeste. Los medios se han encargado de enjuiciar a los barrios y habitantes
del oeste. Como si todos los actos de una “antropología de lo inestable”
ocurriera allí.
…Porque el oeste también
existe. Este es el otro lema de la feria. Esta experiencia que está ensayando
la Universidad Católica Andrés Bello debe servir para recuperar, disfrutar,
sentir placer, para el encuentro, para la fiesta, para liberar y para
encontrarnos con la cultura que siempre es sinónimo de libertad. Quiero
recordar unas líneas de nuestro gran escritor que fue Adriano González León
hablando sobre Las ciudades, los cafés y la bohemia: “…
afortunadamente las
cosas resucitan, como resucitarán aquí también, como están resucitando ahora
que nos reunimos todos para celebrar el alma creadora de sus poetas, de sus
artistas plásticos, de sus intelectuales, en estos lugares gratos y
extraordinarios, en que durante una semana se celebran libros, se hacen
reuniones…y las que podremos seguir haciendo para recuperar el rostro altivo y
profundo de nuestro país, hoy tan deteriorado por la estupidez. Yo sé que
ustedes están en disposición superior para levantar los brazos y pensar que muy
pronto nos espera un futuro extraordinario”.
Debo concluir. Ante el
des-ordenamiento que todo lo toma y contamina, lo mejor de la fiesta que nos
espera del 28 de noviembre al 4 de diciembre con la Primera Feria del Libro del
Oeste de Caracas es volver a encontrarnos para gozar con espíritu libre y poder
disfrutar de la reflexión inteligente.
¡Bienvenidos a la fiesta del
libro y de la creación!
25-11-16
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