Por Maximiliano Donat, 22/11/2016
Cuando desde nuestra trinchera hablamos de un ideario
basado en la construcción de una nación, como una nación de Ciudadanos, y quienes
vivamos en él, estemos unidos por un pensamiento “Venezuela un País de y para
sus Ciudadanos”.
Venezuela está enferma y cansada del bipartidismo, de
la polarización, la ciudadanía está cansada de escuchar conjugar sus derechos
en futuro.
El post-bipartidismo como una nación de y para sus
ciudadanos, nace desde el mismo momento en que entendamos que la democracia no
solo se fundamenta en derechos, sino también en deberes de sus ciudadanos.
Esta post-identidad bipartidista o polarizada que se
implantó desde los primeros albores de nuestra democracia, debe ser
transformada a través de un nuevo sistema político-educativo que integre
derechos y deberes ciudadanos con valores propios de lo humano en lo ético y lo
moral.
Por ello cuando decimos que hoy en día es una
desventaja ser venezolano, está íntimamente relacionada con el tipo de
educación formativa que hemos tenido estos últimos 50 años. Durante estos años
de democracia representativa y lo que llevamos de dictadura proselitista, ser
venezolano se ha convertido en una infortunio para quienes portamos el
gentilicio, pues simplemente hemos sido instrumentos para alcanzar el poder por
parte de aquellos que nos consideran “pueblo” y no individuos que tienen
derechos y deberes.
Cuando el ciudadano es prisionero de las ideologías,
de las religiones, de los liderazgos partidistas, del proselitismo polarizador,
del clientelismo y no se reconoce a sí mismo como un individuo con plenos
derechos y deberes constitucionales, ser venezolano es una desventaja.
Los nuevos y antiguos partidos políticos han mantenido
su misma estrategia, asumir el poder para sus partidarios, y lo continúan
haciendo en la MUD y fuera de ella, en el GPP y fuera de él, hoy con mayor
desproporción en cuanto a lo ético y lo moral y al uso despiadado del
clientelismo y el proselitismo por los protagonistas de la política nacional.
Hoy la sociedad civil
ciudadanista (si me permiten acuñar el término) para diferenciarla de la
civil partidista y cívico-militar que han prevalecido durante más de 50 años,
tiene el reto de reconstruir la nación desarrollando un nuevo modelo, un nuevo
sistema, una nueva forma de hacer política a corto plazo y cuyas bases están en
la propia sociedad civil ciudadanista, preparada académicamente, con
experiencia exitosa en lo económico-productivo, con profundo sentido de lo
social.
Esta este objetivo lejos de ser alcanzado, no, siempre
y cuando logremos educar a la sociedad civil, pues sus logros son de rápidos
resultados como lo hizo Irene Sáez en Chacao.
Debemos para ello conformar un movimiento de
movimientos de organizaciones ciudadanas con la premura que la crisis nos
obliga, y poder tomar acciones que nos lleven a finalmente tener una Nación de
y para los ciudadanos.
Maximiliano Donat
Coordinador Nacional Ong DeCiDo (Democracia y
Ciudadano Domine)
Te invitamos a leer el Ideario Ciudadano en la página
web “Democracia y Ciudadano Domine”.
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