Por Henrique Capriles
El escritor y economista
español, José Luis Sampedro, dijo muy acertadamente que hay dos tipos de
economistas: los que trabajan para hacer más ricos a los ricos y los que
trabajan para hacer menos pobres a los pobres.
Estas palabras nos llaman
profundamente la atención con relación a los enchufados que dirigen el destino
económico de Venezuela, ya que todas las evidencias apuntan a que su único
objetivo es favorecerse económicamente de los recursos que aún tiene nuestra
amada tierra.
Y es que este gobierno es
como la peste, porque por donde pasa solo deja destrucción. Las muestras de
esta epidemia madurista están por todos lados. Ellos son capaces de secar
cualquier árbol que dé frutos, solo por el provecho personal.
No hay que ir muy lejos ni
revisar muy profundo para darse cuenta. Durante las últimas semanas hemos visto
otro de los embates de la plaga madurista, cuando nos sorprendió a todos el
precio al cual se elevó la divisa norteamericana en el mercado paralelo. Nunca
imaginamos que el dólar iba a superar la barrera de los 4.000 bolívares en solo
días. Hasta quienes se mostraban escépticos con respecto a este tema han
expresado una seria preocupación ante las implicaciones que esto originará a la
ya maltrecha economía venezolana.
Tan sencillo, como que el
dólar en este momento no tiene techo en el mercado paralelo y el gobierno no
parece inmutarse. No hay que ser un experto en la materia para pensar que
detrás de esto hay un grupo de enchufados que engordarán más aún sus bolsillos
haciendo negocios, ya que obtienen divisas preferenciales y luego las
comercializan al precio del paralelo.
Pero, ¿cómo llegamos a esta
carrera ascendente e indetenible del dólar?, debido a una serie de condiciones
que caracterizan a la economía venezolana, como el control de cambio, la alta
demanda en comparación con la poca oferta de la divisa y la falta de liquidez
en bolívares.
Algunos especialistas
coinciden que estamos en presencia de un fenómeno conocido como corralito, ya
que los recursos están atrapados en el sistema, lo que corrobora la teoría de
que no hay límite actualmente para el ascenso del dólar en el mercado paralelo,
porque dependerá de la cantidad de bolívares que haya en nuestra Venezuela.
Pero como ya es la costumbre
de este gobierno incapaz y corrupto, jamás aceptan su responsabilidad, y ahora
nos salen con la mentira de que esta terrible devaluación que nuestra moneda
está enfrentando se debe a la publicación del dólar paralelo en una página web.
¡Por Dios! El gobierno es el
responsable de las decisiones económicas que se toman, por ende, los únicos
culpables de la devaluación de nuestra moneda son ellos. Nuestra economía va en
caída libre hacia un precipicio y como no se hagan los correctivos necesarios,
en el año 2017 extrañaremos el 2016 pese a ser económicamente el peor año de la
historia contemporánea de nuestro país.
Pero todo lo que estamos
viviendo tiene que darnos más razones para luchar y lograr el cambio que tanto
necesita nuestra Venezuela. No importa que estemos en diciembre, no podemos
desconectarnos de lo que pasa. Debemos pensar cómo va a ser el 2017.
La gravedad de la crisis que
enfrentamos afecta hasta los más optimistas, porque no solo estamos amenazados
por un sinfín de problemas económicos, sino también por una descomposición
social que amenaza con convertirnos en un país completamente anárquico.
La masacre que se cometió en
contra de un grupo de jóvenes de Barlovento también debe llamarnos
profundamente la atención, porque no es la primera vez que se produce una
denuncia de violación a los Derechos Humanos por parte de la Operación
Liberación del Pueblo (OLP), no en balde nuestro pueblo la llama la Operación
Exterminio, y por algo militarizaron la morgue de Bello Monte para impedir que
los familiares de los jóvenes asesinados tuvieran contacto con los medios de
comunicación.
La situación es preocupante
porque los números sobre ejecuciones policiales, detenciones arbitrarias y
allanamientos ilegales han llegado a niveles sin precedentes. Nunca antes, ni
en el Plan Unión de los 80, ni en las redadas de los Pantaneros de los 90, se
había registrado una violación tan grave de Derechos Humanos como la registrada
en la OLP.
Solo en 2015, se tiene
reporte de más de 1.500 casos de presuntas violaciones de Derechos
Humanos cometidos por policías y militares. Del total de violaciones,
1.396 fueron presuntas ejecuciones extrajudiciales o policiales, lo que
constituye vulnerar el derecho a la vida.
Si estas no son razones para
una profunda investigación, hay más, ya que entre los meses de enero y marzo de
2016, se presentaron 901 asesinatos debido a la acción de la OLP. ¿Dónde están
la justicia y los tribunales?
Lo que está completamente
estudiado y comprobado internacionalmente es que las ejecuciones
extrajudiciales no bajan los niveles de criminalidad; por el contrario, este
tipo de violación de Derechos Humanos socava cualquier institución judicial.
Con las ejecuciones
extrajudiciales, el gobierno reconoce el fracaso de la acción policial, pero
más preocupante aún de todo el sistema de justicia, incluyendo fiscalía,
tribunales, jueces y penales.
Para muestra un botón, el
índice de impunidad, reconocido por el Estado venezolano ante las Naciones
Unidas, en el caso de las violaciones a Derechos Humanos, se ubica en 98%. Apenas
2 de cada 100 casos son investigados y sancionados.
Es una lucha titánica la que
hacemos los venezolanos día a día: cada día luchamos contra un gobierno incapaz
que hace cada vez más difícil la vida de nuestro pueblo.
Por eso, hoy más que nunca
debemos mantenernos firmes y seguir luchando para alcanzar esa justicia social
que todos soñamos, por una sociedad y un país más justo, donde la vulneración,
privación o falta de derechos, sea cosa del pasado.
Somos millones los que
queremos un país distinto, donde comer bien, ganar bien y dormir tranquilos, no
sea solo una añoranza, sino una realidad. Para ello Venezuela nos necesita a
todos, unidos. ¡Qué Dios bendiga a nuestra Venezuela!
04-12-16
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