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sábado, 7 de septiembre de 2019

JUEGO LIMPIO, por @AmericoMartin



AMÉRICO MARTÍN 06 de septiembre de 2019
@AmericoMartin

Necesitamos un debate honesto que permita comprender sin tergiversaciones intencionadas lo que digan los factores decisivos de la polarizada Venezuela. Al levantarse de la mesa de Barbados mientras la oposición dirigida por Guaidó-AN permanece en ella, el bloque en el poder pone de manifiesto su temor a afrontar el gravísimo problema, la tragedia histórica más sombría en la que nos ha sumido el pomposo socialismo siglo XXI. Y además, pone en negro sobre blanco la sinceridad de las partes en el tema de la negociación de salidas incruentas y electorales.

Si se quiere avanzar y no hacer teatro al respecto, lo procedente es mantener una atención analítica y objetiva de lo que el contrario diga. Es infantil e indigno de una dirección política seria que, en éste, el más difícil de los trances, se dedique con lupa a magnificar equívocos, equivocaciones o ligerezas del otro con el fin de tergiversar a sabiendas sus ideas. Escucho decir, como para justificar el disparate de retirarse de la mesa en protesta por recientes sanciones contra miembros del círculo del Poder, que Juan Guaidó habría pedido al Comando Sur la “invasión de Venezuela”. No obstante alguna ligereza que en este ambiente de pasiones y presiones a cualquiera se le hubiese podido escapar, el conjunto de sus declaraciones y los hechos mismos demuestran que eso sencillamente no es verdad. Su política es la que puede verse y no la que pueda suponerse.

Lo que muchos no entienden o hacen como que no entienden es que no hay una, sino dos negociaciones, que no terminan de formalizarse. Las que por caminos algo inciertos -lo cual no les resta importancia- contraponen, alrededor de las sanciones, al gobierno de EEUU y el de Maduro; y las que atañen solo a los venezolanos y se refieren a la posibilidad de encontrar una deseada salida pacífico-electoral a la cada vez más cruel crisis que nos apabulla. Cuando, invocando las últimas sanciones norteamericanas, la delegación madurista se retiró de la mesa de Barbados, incurrió en un típico pretexto para justificar lo injustificable. En ese momento no sabía, no podía o factores internos no le permitieron seguir con el primer punto de la agenda que, como saben hasta las piedras, se refería a un nuevo CNE creíble en función de elecciones transparentes y supervisadas, y se aferró al punto de las sanciones acusando a la AN de apoyarlas o dictarlas.

La AN no dicta ni pide sanciones. Es esa materia exclusiva de la Administración estadounidense, conforme a su ordenamiento legal. Las ha emitido con base en acusaciones de narcotráfico o de violación de derechos humanos.

Por eso la acusación contra Guaidó es estólida, aparte de que no aclara cuándo o si volverán a la mesa. ¿Lo harán algún día? Al no emitir señales de su interés en negociar revelan un peligroso desinterés en la fórmula menos sangrienta para Venezuela. ¿Se proponen desenterrar el hacha de la guerra? Difícil imaginar que no estén convencidos de que sufrirán una derrota fulminante. ¿Quieren ganar tiempo para que el triunfo de la democracia, la libertad y la prosperidad no los excluya? En ese caso deberían reflexionar sobre la firme convicción de quienes habiendo sido sañudamente perseguidos hoy, no se convertirán en los perseguidores de mañana. Porque Justicia sin impunidad es una cosa; venganza cainita, otra, cuya oficialización abriría  una tenebrosa espiral retroalimentándose con la alternación en el mando.

El poder actual será desplazado sin manchar de sangre la flamante nueva democracia ni la libre voluntad del pueblo que la erigirá 

Tomado de: https://puntodecorte.com/juego-limpio/

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