Páginas

domingo, 29 de noviembre de 2020

Conciencia y acción por @garciasim

Por Simón García

La acción debe estar bien atada a la conciencia. Si no andan juntas, en vez de corroborarse una en la otra —lo que según la raíz de corroborar es ser como un roble— terminan anulándose y perdiendo eficacia.

Un régimen anacrónico nos ha hundido en la destrucción. Desde hace casi un siglo no sufríamos tiempos tan turbios para la libertad y tan aniquiladores de las condiciones mínimas para vivir. Tragedia insoportable que pareciera no tener fin, dada la radiografía de los partidos y de las organizaciones sociales democráticas.

La responsabilidad mayor y más nociva es del Gobierno. Pero ese hecho no puede aminorar el juicio crítico sobre la oposición ni desechar análisis sobre las causas de persistentes errores, recurrentes bandazos y prolongado fracaso. La lealtad con quienes dirigen no debería apartarnos de la lealtad con la verdad.


El estado actual de la oposición es la fragmentación. Dirigentes vinagre y líderes aceite, importantes para el conjunto, prefieren avivar la hoguera de los egos y apuntalar la creencia de que puede salir del hoyo sin la participación de todos, mientras la falta de aciertos  empuja a cada uno por debajo de la barrera del 5%.

La alarma tiene un quinquenio sonando, pero suscita más apasionamiento ganar el conflicto en la oposición que mantener el esfuerzo unitario y concentrarse juntos en debilitar a un Gobierno que actúa contra el país.

El espejo nos revela una oposición de corte antiguo, encerrada en el reflejo histórico de un pasado donde los desacuerdos se dirimen quebrando la botella en la mesa. Predispuestos a reproducir la dinámica que nos llevó a crear la república, no como un proceso de integración, sino como un acto de separación.  La misma cosiata.

Somos una oposición convencional, fácil de predecir. Sus confrontaciones siguen la lógica de aquel personaje que defendía la federación porque sus adversarios eran centralistas. Si hubieran asumido el federalismo, hubiera brincado a la acera opuesta.

Somos una oposición que ha fracasado ante un poder rechazado por más del 80% de la población. Justificamos nuestro erial, culpando a otros de lo que no cultivamos. Las balas no son solución, tampoco los votos anulados por delirios extremistas o reducidos al simple acomodo en el sistema autoritario.

La república se está perdiendo en nuestras manos, a punto de ser un contingente de generaciones que va a legar a los que están naciendo un país peor que el que recibimos. Aun así nos cuesta despertar.

Hace falta una oposición radical que ante el extremismo y la moderación inmovilista asuma la resistencia pacífica, electoral y democrática. Los que hoy participan en las elecciones no tienen los medios para sacar la política del juego de tronos y devolverla a la conciencia y la acción de las mayorías. El abstencionismo juega a favor del gobierno y seguir en la locura de las agresiones y divisiones sucesivas.

La indiferencia y la desafiliación consciente seguirán tomando terreno ante la falta de conciencia dirigente sobre su unificación. A la vuelta del 6D crecerá el 60% de la población que no cree en nadie. La prosecución de la mudanza del país al exterior nos recordara que ningún fragmento es percibido como alternativa.

Hay mucho que repensar. El pueblo, ante tantas incertidumbres y escarmientos de su fe, se repliega. No está callado ni rendido. Solo aguarda.

Simón García es Analista Político. Cofundador del MAS.

29-11-20

https://talcualdigital.com/conciencia-y-accion-por-simon-garcia/

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico