Sadio Garavini di Turno 19 de noviembre de 2020
@sadiocaracas
La Asamblea Nacional (AN) y su Presidente Guaidó están
haciendo un llamado para que todos los venezolanos con derecho al voto, dentro
y fuera del país, participemos en una Consulta Popular, que se efectuará entre
el 7 y el 12 de diciembre. Dada la pandemia, una buena parte se efectuará por
vía virtual, pero también habrá la posibilidad de hacerlo de forma presencial,
particularmente el 12 de diciembre. Muchos recuerdan la consulta del 16 de
julio del 2017, donde participaron más de 7 millones de electores y se
preguntan ¿para qué otra consulta? Afirman saber que los que participen van a
responder: ”Sí” a cualquier pregunta y dudan de su utilidad.
El 6 de diciembre el régimen está organizando una
farsa electoral, un Tribunal Supremo ilegítimo nombró inconstitucionalmente un
árbitro electoral fantoche y para colmo entregó la dirección de los partidos de
oposición a un grupo de vendidos “por un puñado de dólares”. La
oposición junto con la comunidad democrática internacional desconoce la
legitimidad de la farsa y no reconocerá sus resultados. Las sanciones
internacionales están erosionando la residual gobernanza de un régimen incapaz,
corrupto, depredador, con ”ideas muertas” y vocación
totalitaria, sin embargo las presiones internacionales son necesarias pero no
suficientes. Los obispos de la Iglesia católica han advertido que no basta con
la posición negativa, pasiva y desmovilizadora de simplemente no votar en la
farsa electoral. Es necesario acompañar la presión internacional con una activa
estrategia de presión interna. La Consulta forma parte de esta estrategia que
más allá de “consultar”, busca activar y movilizar de nuevo a la
oposición. En efecto, los partidos y la sociedad civil están organizando en
todo el país comités de apoyo a la Consulta. El otro objetivo de la Consulta es
el llamado “operativo contra el fraude”. Los diputados, los
partidos y la sociedad civil desplegarán en los centros electorales del régimen
un conjunto de observadores para registrar la real participación en la farsa y
sus irregularidades y hacerlas conocer al país y al mundo. Por cierto, ya hay
pruebas de que se está amenazando a los empleados públicos que no vayan a
votar. A este respecto es importante aclarar que el sistema de la consulta
garantiza el secreto de la manifestación de voluntad y que la data está
protegida en servidores del exterior. La estrategia movilizadora obviamente no
debe reducirse sólo a la Consulta; hay que complementarla con otras acciones.
Por ejemplo, una campaña políticamente organizada, coordinada y acompañada de
protestas simultáneas en todo el país, por la escasez de gasolina, gas y el
colapso de los servicios públicos en general. Los que tengan ideas y críticas
constructivas para movilizar a la oposición en una época de pandemia son ”supremamente” bienvenidos,
pero es necesario subrayar que, para enfrentar eficientemente al régimen, la
disciplina alrededor de Guaidó y la Asamblea Nacional -única institución
legítima reconocida por la comunidad democrática internacional- es
absolutamente indispensable.
Sadio
Garavini di Turno
@sadiocaracas
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