Por Fernando Pereira
Datos de migración
desde Colombia dan cuenta del éxodo de la población joven venezolana en los
últimos años. Un indicador duro es que el 38% corresponde a menores de 18 años.
En términos absolutos representa unos 356 mil niños y adolescentes
venezolanos en Colombia.
95 mil 908 han sido
atendidos por el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, de ellos 67 mil
entraron de manera irregular en el país, 1 mil 102 están en el Sistema Penal de
Responsabilidad por estar incursos en algo hecho punible.
Riesgos que acechan a
los niños y adolescentes que migran
La migración es un
derecho y como tal debe ser reconocida y no estigmatizada; pero cuando no se
programa, es forzada y no se toman las medidas de protección requeridas los
riesgos son muchos:
Falta de documentación
completa y/o actualizada aumenta exponencialmente la vulneración y los
peligros.
Violencia de todo tipo,
especialmente a las niñas y adolescentes que clandestinamente cruzan por las
trochas.
Explotación laboral,
sexual, trata, uniones tempranas.
Reclutamiento por
grupos delictivos o irregulares.
Deterioro de las
condiciones de alimentación y salud preexistentes por el impacto de la
Emergencia Humanitaria Compleja en el país, no contar con el esquema de
inmunizaciones.
Desarraigo,
discriminación, xenofobia.
Imposibilidad de
acceder a un nivel de vida adecuado.
Las escuelas son claves
El acceso al sistema
educativo constituye un elemento esencial para la integración de los niños y
adolescentes. En tal sentido hay que celebrar la resolución del Ministerio de
Educación que posibilita el registro de los venezolanos aún sin contar con la
debida documentación. Ello hizo que la matrícula pasara de 34 mil a 356 mil en
el año escolar 2020.
Nos tenemos que
preguntar: ¿dónde están los 210 mil niños y adolescentes restantes? Imaginamos
que en las calles, en sus casas, desarrollando estrategias de supervivencia. Es
una población con un riesgo mayor.
A pesar de lo importante
de esta resolución ministerial, en la práctica se evidencia que los directivos
y docentes deben ser sensibilizados para comprender, acompañar y facilitar la
incorporación efectiva de los estudiantes provenientes de nuestro país. Hay
una brecha cultural que saldar, costumbres, tradiciones, conocer la historia,
geografía, modismos que requieren un esfuerzo mayor de nuestros niños que
llegan, en buena parte de los casos, con meses sin estudiar.
No basta con abrirles
las puertas de las aulas; hay que apoyarlos con programas de nivelación y
adaptación.
La pandemia lo ha hecho
más difícil
Las escuelas cerradas
por efectos del Covid-19 privan a la población de migrantes de los sectores más
pobres y excluidos de un espacio para la socialización, complementación
alimentaria, chequeo de salud, protección de las violencias, que pueda hacer
una diferencia hacia su inclusión. La mayoría de los migrantes venezolanos se
encuentran entre el 70% de la población que espera el reabrir las escuelas para
retomar sus estudios ante las limitaciones para acceder a la modalidad de
educación a distancia.
En este mes mundial de
los derechos de la niñez hay que celebrar que desde el gobierno de
Colombia se haya reconocido a miles de niños venezolanos nacidos en
Colombia amenazados por su condición de apátridas; sin embargo, a todas
esas medidas hay que hacerles un seguimiento para que lleguen a todos los
niveles de gobierno, organismos y comunidades. Igualmente no amparan a todos
los niños venezolanos que están en territorio colombiano.
El 26 de noviembre
Cecodap arriba a sus 36 años promoviendo y defendiendo los derechos de la
niñez y adolescencia. Hacemos votos por el casi un millón de niños y
adolescentes “dejados atrás” por padres que migraron buscando mejorar sus
condiciones de vida, como por esos casi 600 mil que están en Colombia. Recordando
que los niños migrantes no pierden la condición de niños y por lo tanto sus
derechos. En los 90 nos tocó reivindicar los derechos de los niños nacidos en
Venezuela de padres colombianos contra quienes querían limitarle el acceso a
los servicios sociales básicos y su documentación; hoy seguimos abogando
por los nuestros, estén donde estén.
26-11-20
https://efectococuyo.com/opinion/por-los-nuestros-esten-donde-esten/
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