Analítica 17 de febrero de 2021
@Analitica
Se sabe que la vida no es lineal, que está llena de
sobresaltos y de hechos imprevistos, pero lo curioso es la tendencia marcada de
repetir patrones preestablecidos que se sabe, de antemano, son circulares. Es
decir, que arrancan de un mismo punto y van girando en el tiempo y en el
espacio hasta volver al punto inicial.
En nuestro país hay una actitud constante a través de
los pocos siglos de nuestra existencia como República independiente. Desde los
tiempos de nuestra independencia hemos caído una y otra vez en la misma
tendencia, que no es otra que la de criticar, contrariar y tratar de demoler al
que, por las razones que fueran, ocupe circunstancialmente el poder.
Páez contra Bolívar, Antonio Leocadio Guzmán contra
Páez, y así transitamos gran parte del siglo XIX. Y por eso perdimos gran parte
de nuestro territorio con Colombia y con la entonces Guyana Inglesa.
Pasamos entonces a la época de los caudillos. Luego
vino la de los golpes de Estado, ya que algunos se encontraban descontentos con
la lentitud del proceso democratizador. Y llegamos a 1958, cuando se instala lo
que, con sus aciertos y limitaciones, se denomina y con razón, la era
democrática de Venezuela en la que se intenta establecer un estado de derecho, una
alternancia en el poder y lo más importante la elaboración de una Constitución,
la de 1961, que aunque parezca increíble, fue producto del consenso de todas
las fuerzas políticas de la época.
Pero volvió la discordia y los partidos políticos se
dividieron, la insurrección militar volvió a aparecer y gracias a ella, unos
años después, Hugo Chávez se hizo del poder y dejamos atrás nuestra democracia.
El resto de la historia es conocido. Son 21 años de
caos, de destrucción y de confusión, de intentos de imponer una difusa
ideología que en realidad es un menjurje de marxismo con castrismo, con
populismo y hasta con corporativismo fascista.
¿Ahora dónde estamos en nuestra inveterada
circularidad? Sabemos que la dictadura en el poder no sólo es corrupta e ineficaz
y que ha reducido a nuestro país a condición parecidas a las de Haití y a la de
algunas naciones fallidas en África y, sin embargo, en vez de ponernos de
acuerdo en cómo unirnos para enfrentarla, seguimos con nuestra inveterada
tendencia a criticar, oponer, e intentar deponer, a quien las circunstancias
colocaron en la posición de ser el porta estandarte de la lucha para tratar de
reinstalar la democracia en Venezuela.
Mientras no rompamos este círculo virtual, y no nos
decidamos a ir de frente contra la dictadura, seguiremos dando vueltas en
redondo y el status quo seguirá imperando.
Tomado
de: https://www.analitica.com/el-editorial/por-que-seguimos-persiguiendonos-la-cola/
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