Miguel Méndez Fabbiani 18 de octubre de 2024
El
concepto de guerra ha evolucionado significativamente a lo largo de la
historia, y la noción tradicional de conflicto entre naciones ha dado paso a
formas de enfrentamiento más complejas.
Este
artículo intenta explorar el concepto novedoso de guerra híbrida, esta es una
estrategia que difumina sistemáticamente las fronteras entre la guerra y la
paz, y sus implicaciones para la seguridad internacional.
La guerra ruso-ucraniana (2014-2024) y el enfoque chino de la guerra híbrida, en particular en relación con Taiwán y el Mar de China Meridional sirven como casos de estudio, para ilustrar la aplicación práctica de este concepto bélico en la Venezuela contemporánea.
La
guerra híbrida combina métodos convencionales y no convencionales, como
operaciones militares, guerra cibernética, campañas de desinformación y presión
económica.
La
guerra no lineal, por otra parte, se refiere a una estrategia que altera el
campo de batalla tradicional, dificultando la distinción entre combatientes y
civiles o entre tiempos de guerra y tiempos de paz.
Estas
estrategias se han vuelto cada vez más frecuentes en el siglo XXI, a medida que
los actores estatales y no estatales, buscan obtener ventajas estratégicas sin
recurrir a una evidente guerra convencional a gran escala.
La
guerra ruso-ucraniana es un claro ejemplo de estas tácticas en acción.
El
conflicto, que comenzó con la anexión de Crimea por parte de Rusia en 2014, se
ha caracterizado por una combinación de operaciones militares tradicionales,
ciberataques y guerra de información en los medios de comunicación.
La
guerra moderna también se ha caracterizado por su naturaleza no convencional,
en la que las líneas del frente y el estado de guerra y paz, muy a menudo se
difuminan y son enteramente imperceptibles.
El
enfoque de China para la guerra híbrida, en particular en relación con Taiwán y
el Mar de China Meridional, ofrece otra perspectiva sobre estas estrategias.
Los
teóricos militares chinos Qiao Liang y Wang Xiangsui, en su obra “Guerra sin
restricciones”, han esbozado un amplio panorama de este conflicto, que incluye
no sólo acciones militares, sino también medios económicos, informativos y otros
medios no militares.
Esta
visión, evidente en las acciones de China en el Mar de China Meridional hacia
Taiwán, refleja un cambio geo-estratégico que nos impone una guerra híbrida y
no lineal.
Este
artículo dividido en varias entregas tiene como objetivo explorar estas
realidades en profundidad, examinando la naturaleza de la guerra híbrida y no
lineal, y sus implicaciones para el futuro de la nación venezolana.
Al
hacerlo, buscamos proporcionar otro enfoque estrategico y una comprensión
integral de estas formas complejas y cambiantes de guerra.
La
guerra híbrida y no lineal representa dos de los avances más significativos en
materia de conflictos y guerra en el siglo XXI.
Su
complejidad y fluidez, caracterizan estas formas de guerra y la difuminación de
las líneas tradicionales entre combatientes y civiles, y sobre todo entre dos
contrasentidos inexistentes: guerra y paz.
La
guerra híbrida es un tipo de conflicto que combina métodos convencionales y no
convencionales, en ella pueden incluirse: operaciones militares, guerra
cibernética, campañas de desinformación, y presión económica.
Esta
forma de guerra postmoderna no se limita a una única forma, ruta o dimensión; y
puede implicar una combinación de tácticas regulares e irregulares en todas las
dimensiones de la guerra.
El
término “guerra híbrida” se ha utilizado desde 2005, cuando se empleó para
describir la estrategia utilizada por Hezbolá en la guerra del Líbano de 2006.
Por
otra parte, la guerra no lineal altera el campo de batalla tradicional, lo que
dificulta la distinción entre combatientes y civiles o entre tiempos de guerra
y tiempos de paz.
Esta
forma de guerra utiliza un enfoque de gran estrategia, en el que el conflicto
entre fuerzas no es el objetivo principal, sino que el objetivo es crear una
situación compleja y fluida que explote las debilidades del oponente.
Varios
factores, entre ellos los avances tecnológicos, la creciente interconexión del
mundo, y la naturaleza cambiante de las amenazas inminentes, han impulsado el
auge de la guerra híbrida y no lineal.
Estas
formas de acción permiten a los actores estatales y no estatales obtener
ventajas estratégicas sin recurrir a una guerra convencional a gran escala.
Sin
embargo, también plantean importantes desafíos para la seguridad internacional,
ya que estas confrontaciones no declaradas, pueden ser difíciles de detectar y
contrarrestar, ya que además tienen efectos de largo alcance en el tejido
político, económico y social de las sociedades víctimas de ellas.
En las
siguientes secciones, profundizaremos en estos conceptos y exploraremos sus
implicaciones a través de la opacada lente de la guerra ruso-ucraniana, y el
enfoque de China sobre la guerra híbrida en Taiwán y el Mar de China Meridional.
Dr.
Miguel Méndez Fabbiani
Director
del Centro Internacional de Derechos Humanos, Justicia y Libertad.
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