LUDMILA
VINOGRADOFFLUDMILAVINO Día 12/07/2013
No ha tomado posesión de
La Casona, la residencia oficial. En cambio se le ha visto por la noche en el
Cuartel de la Montaña, donde está el mausoleo de Chávez
Los vecinos de la urbanización
caraqueña La Carlota no han visto al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, y ni a su familia tomar posesión de
la residencia oficial La Casona desde la investidura el pasado
19 de abril. Tampoco lo han visto frecuentar La Viñeta, una
residencia destinada a los jefes de Estado extranjeros, donde está alojada su
mujer y primera dama, Cilia Flores.
Sin embargo, los vecinos del barrio
popular 23 de Enero ven con mucha frecuencia por la noche cómo
entra la limusina o caravana presidencial en el Cuartel de la Montaña.
Allí se encuentra el mausoleo de Hugo Chávez, al que Nicolás Maduro llama «jefe
supremo» por haberlo designado su heredero antes de morir de cáncer el pasado 5
de marzo; luego transfigurado en un pajarito que, según el actual presidente,
lo bendice.
Muchas veces pernocta en la suite
japonesa del Palacio de Miraflores, siempre bajo la mirada y sombra de
su tutor, pues hay un cañón en el mausoleo que apunta directamente a la sede
del gobierno. Maduro se ha tomado muy en
serio su papel del heredero de Chávez, cuyo recuerdo, a dos meses de
su muerte, se va diluyendo de la memoria colectiva.
Maduro es de los pocos que afirma que nunca
ha pretendido ser el máximo mandatario. Eso lo dijo cuando fue proclamado
presidente el pasado 14 de abril, por un 1,49 punto de ventaja,
antes de ser impugnado por su rival, el opositor Henrique Capriles.
Quizás por esa razón no ha tomado posesión de La Casona, la residencia que han
ocupado todos los presidentes de Venezuela.
Un grupo de vecinos explicó a ABC que
La Casona sigue habitada por la familia de Chávez, es decir, por el hijo,
las hijas, los yernos, los nietos..., lo que representa una usurpación,
puesto que el uso de la residencia le corresponde al presidente de turno.
El
amor de su vida
Maduro ha asegurado, por otro lado,
que Cilia Flores es el amor de su vida. Incluso hay fotos donde aparece el
presidente besando a su mujer en público durante la campaña electoral, cuando
afirmaba que a él sí le gustan las mujeres, frente a la soltería de Capriles.
Su altura de 1,90 y su físico le han
hecho granjearse la fama de galán. Se cuenta que durante sus seis
años como canciller tuvo varias amantes, que luego se vieron beneficiadas con
cargos en embajadas y consulados de Venezuela en el exterior.
Se dice también que su relación con
Cilia, diez años mayor que él, es de «conveniencia». Ya estaban separados
después de vivir juntos durante veinte años bajo la sombra de Hugo Chávez,
cuando ella lo defendió tras liderar el golpe de Estado del 4 de febrero de
1992. Pero la campaña presidencial del pasado abril los volvió a unir, según la
prensa rosa.Abogada y exprocuradora general,
Cilia Flores ejerce una gran influencia en el gobierno de
Nicolás Maduro.
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