Miguel Méndez Rodulfo Caracas,
12 de julio de 2013
Antes del “Efecto Tequila” la
República Mexicana atraía cerca de 2/3 de toda la inversión extranjera que
fluía hacia América Latina; sin embargo malos gobiernos y líderes políticos
incapaces de tomar medidas adecuadas pero que debían afectar intereses de
grupos de presión, dieron al traste con la fortaleza de esa economía. Por
muchas décadas México postergó la realización de unas muy importantes reformas
que relanzarían al país hacia la modernidad y el desarrollo. Un cúmulo de
intereses partidistas, económicos, sindicales y de otros sectores poderosos,
aunado a la entronización de la corrupción y a una política clientelar del
manejo del gobierno, habían impedido que el país azteca pudiera deslastrarse
del peso muerto que hacia inviable su competitividad. Los tres últimos
gobiernos fueron saboteados por la oposición en el intento de acometer dichas
reformas; sin embargo, la existencia de una realidad política en que el PRI
retoma el gobierno, pero ahora no como el único y hegemón partido, la
circunstancia de que la sociedad mexicana reclama cambios sociales y el hecho
de que el país debe crecer para generar empleos y fortalecer su competitividad,
además de la sombra de las convulsiones políticas que han ocurrido en América
Latina y el mundo, y vistas las implicaciones del cambio climático, han operado
el “milagro” de que los partidos que copan la escena política mexicana (PAN,
PRD, PRI y los verdes) se pusieran finalmente de cuerdo para acometer las
reformas necesarias que deben promover el avance de la sociedad azteca.
El resultado es un acuerdo político
firmado el 2 de diciembre de 2012, un día después del ascenso al poder de Peña
Nieto, que tiene como objetivo fundamental profundizar el proceso democrático a
través del fortalecimiento del Estado Mexicano, la democratización de la
economía, la ampliación de los derechos sociales y la participación de los ciudadanos
en el diseño, ejecución y evaluación de las políticas públicas. Visto de esta
manera general el Pacto por México es una visión de país que recoge los
elementos cardinales de cambio institucional que deben conducir a la Nación de
Benito Juárez a una etapa superior de desarrollo en todos los órdenes de su
existencia. México por tanto se encuentra en una encrucijada histórica para su
devenir republicano, pero también se haya en una oportunidad estelar para
asumir las riendas de su destino y despegar hacia una nueva era de desarrollo
que le brinde prosperidad a su gente y saque de la pobreza a los millones de
mexicanos que aún permanecen en ella.
Lo que ocurre en México me recuerda a
la situación que vivimos en Venezuela a partir de 1989, cuando confluyeron en
el gobierno personas del más alto nivel que configuraron el mejor gabinete de
gobierno que Venezuela haya tenido. Entonces las circunstancias políticas,
económicas y sociales hicieron inviable la aplicación del modelo, muy de
avanzada para ser comprendido entonces, incluso por los propios líderes del
partido oficialista que adversaron el programa económico. Felizmente no es el
caso de México que habiendo amarrado acuerdos de libre comercio con todos los
socios que le puedan aportar beneficios, se apresta a una apertura que permita
que los capitales internacionales vayan a crear empleo. Una cosa es muy
significativa en el pacto: se propone una cruzada anticorrupción, comenzando
por meter en cintura al propio gobierno. Esto me parece trascendental y si
tiene éxito va a ser una acción muy imitada en el resto del continente, con lo
cual se dará un vuelco histórico a nuestra gobernanza.
Miguel Méndez Rodulfo
Caracas, 12 de julio de 2013
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico