Por Juan Marcos Colmenares*, 02/11/2013
“Esta tierra es ancha y todos cabemos en ella sin estorbarnos los
unos a los otros”. (Rómulo Gallegos en Doña
Bárbara)
Ahora, cuando ya estamos llegando
al final de esta tragedia llamada “chavismo” o socialismo del siglo XXI, es
cuando tenemos la necesidad de pensar sobre los diferentes escenarios a abordar
en el futuro. Nos encontramos inmersos en un gran problema heredado. Una
catástrofe nacional, una bomba de
ingobernabilidad, económica y social que debemos solucionar. Por eso, estamos
en la obligación de reflexionar sobre los espacios que quedan abiertos a la
negociación, al diálogo y a la reconciliación.
Somos un país dividido, donde se
estimuló el resentimiento, la envidia y la discriminación política y hasta
religiosa. Donde se irrespetó la propiedad privada y se promovió una cultura de
la violencia, donde se ofendía al oponente opositor, se le consideraba enemigo
y se le obligaba a seguir una ideología política; y hay perseguidos, exiliados
y presos políticos.
Tenemos la tarea de conseguir
pasar de un régimen autoritario, militarista y corrupto, a una democracia
civil, civilista y donde participemos todos. Hay que revisar el pasado con una
mirada crítica. Nos toca trazar horizontes positivos para resolver los problemas.
No es ni será fácil, pero debemos convocar a la reconciliación nacional y a un
gobierno de transición.
Ese gobierno de transición debe
llevar el objetivo común de recuperar las instituciones; restablecer la
separación de poderes (legislativo, ejecutivo y judicial) donde unos sirvan de
peso y contrapeso de los otros; establecer un poder judicial autónomo que
aplique la ley y la justicia; fundar una República donde se respete la ley, los
derechos humanos y al ciudadano. Pero además, en este difícil proceso de
transformación, se debe abordar el problema de la pobreza, de la inseguridad y
de la violencia.
Reconciliación no quiere decir
obligatoriamente olvidar, ni perdonar. Es un proceso largo que no sigue
esquemas pre-establecidos y que para conseguirlo debe conocerse primordialmente
la verdad. Porque la verdad es el camino a la reconciliación, se perdona pero
no se olvida y no hay futuro sin perdón. Para lograr ese objetivo y por
experiencia histórica será necesario nombrar una Comisión de la Verdad, sin
revanchismos rencorosos ni radicalismos revolucionarios.
La reconciliación necesita un
cambio social y profundo, pero sobre todo necesita unión. Y, como dice María
Corina Machado: “Lo que más merecemos los venezolanos es estar unidos.
Necesitamos una sola bandera, un solo color, una sola meta y trabajar juntos
por ello. El odio es como un cáncer que nos va debilitando, que nos va
dividiendo como sociedad y este es el momento de asumir que en Venezuela
tenemos que reencontrarnos. Sanar heridas profundas, para poder hacer de
nuestro país el lugar de grandes oportunidades y bienestar para todos. Queremos
un país donde exista convivencia, donde podamos dormir tranquilos. Un país
donde existan oportunidades para todos, donde exista la superación y donde exista
un gobierno que gobierne para todos por igual. Venezuela necesita
reencontrarse. Yo siento que las mujeres venimos con una misión de unir a la
familia y Venezuela necesita ser reencontrada y unida, protegida y defendida. Y
yo estoy dispuesta a hacerlo”.
En VENTE VENEZUELA compartimos
principios y valores, tenemos la convicción de que tendremos un mejor futuro si
logramos trabajar con unidad en la diversidad y estamos preparados para el
construir y fortalecer la sociedad y el país que soñamos.
Abg. Juan Marcos Colmenares
Miembro de Vente Venezuela
jmcolmenares@gmail.com
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