Por Lester L. Lopez O., 29/08/2016
Apreciación de la situación #76
La convocatoria a una manifestación masiva nacional en Caracas por
parte de la MUD nacional no podía más que generar grandes expectativas en la
población de un país como el nuestro, sometido a diferentes crisis por un
gobierno incapaz de reconocerlas y que cuyo único interés es mantenerse en el
poder sin importa el costo que eso signifique para la mayoría de las
venezolanos.
La MUD nacional y los otros factores democráticos de la oposición han
definido, claramente, el objetivo de la convocatoria masiva para que las
autoridades del CNE observen, en la calle, la gente que desea conocer la fecha
para la recolección del 20% de las firmas para activar el referendo
revocatorio, la fecha final del referido evento y la fecha para la elección de
los nuevos gobernadores y diputados regionales de los concejos legislativos,
visto que el próximo diciembre vence el periodo de los actuales. Una presencia
masiva, como se espera, en las calles de la capital con nutrida participación
de personas proveniente de las diferentes regiones del país, podría
considerarse que cumpliría con las expectativas de la sociedad política
opositora convocante luego de lo cual, sin agenda oculta, los manifestantes
deberán regresar, pacíficamente, a sus sitios de origen por lo que no debería
esperarse otras acciones que generen algún tipo de incertidumbre.
Un cura, con un discurso difuso, asume la convocatoria y sale del
oriente del país en una peregrinación individual para sumar voluntades a la
convocatoria de la MUD; desde el occidente, unos discapacitados en sillas de
ruedas ya vienen transitando las vías para llegar a la capital y hacerse
presentes; desde el sur, un nutrido grupo de indígenas de nuestra amazonia
también emprendieron una marcha para llegar a la capital el primero de
septiembre y hacer valer, con su presencia, sus derechos a revocar al régimen
actual.
Pero se aprecia que la convocatoria ha calado hondo en todas las
regiones del país y en los diferentes sectores que están, desde ahora, haciendo
arreglos para participar en la manifestación, lo que anticipa que las
expectativas de los convocantes serán satisfechas, pero ¿cuáles son las
expectativas de estos convocados? ¿van a la capital para hacer acto de
presencia y luego retornar a sus hogares sin que se produzca un cambio
definitivo en la actitud del régimen y de las autoridades electorales? Para
muchas de estas personas, afectadas sin dudas por la crisis, la expectativa es
que el cambio del régimen sea una posibilidad lo antes posible, pero las
expectativas también van acompañadas de incertidumbres de lo que pueda ocurrir
ese día, o el siguiente, acompañadas de un deseo subconsciente de que pase
“algo” que precipite la salida del régimen.
Para el régimen, y sus seguidores, no hay dudas de que las expectativas
de los opositores serán cumplidas. El problema para ellos es que se puedan
revivir los hechos del 11 de abril 2002 y ocurran sucesos que desplacen al
gobierno, lo terminen de desestabilizar, o lo fuercen a una renuncia
anticipada, cuestión que luce, desde el lado opositor, exagerada, pero ¿quién
garantiza que las masas no se desborden y se salgan del control de los
organizadores?
Las reacciones previsibles del gobierno no se han hecho esperar. El comandante
de la guardia nacional ya manifestó que tiene 77.000 efectivos disponibles a lo
largo del territorio para que no se produzcan acciones desestabilizadoras, las
autoridades aeronáuticas prohíben el vuelo de aviones privados y drones hasta
el 05 de septiembre sin explicar el motivo, la autoridad única de la soberanía
alimentaria anunció para ese día la implementación de cinco megamercales en la
capital para que la población se surtiera de productos de primera necesidad ese
mismo día, el alcalde del municipio Libertador anunció que no se daría permiso
para manifestar en ese municipio y también convoca una marcha en apoyo del
gobierno para el mismo día, el Sebin hace lo suyo y cambia de sitio de
reclusión a diferente dirigentes políticos detenidos, se multiplican las
alcabalas de control en todas las vías principales del país y en síntesis, el
régimen está dando muestras de que aplicará todas las medidas represivas y
disuasivas para minimizar la presencia masiva de manifestantes en la capital.
Finalmente, en este país, ante estos niveles de expectativas e
incertidumbres políticas y sociales siempre aparece la pregunta crucial que
pudiera dar respuestas a esas expectativas e incertidumbre ¿qué harán los
militares? ¿cuáles son sus expectativas?
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