Por Arnaldo Esté
No solo es el chisme
tragicómico de Villa Rosa, es el terror cada vez más generalizado a tomar
decisiones políticas que definan el curso y preservación del propio movimiento
chavista, en lugar de optar, como lo están haciendo, por acciones policiacas e
ilegales de represión balurda, a la vez que se agotan en discursos reiterativos
que denuncian pobreza intelectual y poca imaginación. Uno hace el esfuerzo de
oírlos para tratar de encontrar su sentido, pero me exige la disciplina del
investigador hacerlo. ¡Es una ladilla!
Es lamentable eso de ser
funcionario de alto rango y parapeto y no poder ir al café de la esquina por
temor a ser caceroleado. La cárcel del propio miedo. La grave conciencia de la
deuda impagable. Uno, que las ha pasado difíciles, sabe que, a fin de cuentas,
la libertad se manifiesta en actos cotidianos, simples y sencillos: decidir
tomar café y hacerlo.
El referéndum va. Más aun,
el referéndum como revocación del gobierno ya es una conciencia vigente que
solo espera ser ejecutada.
Al gobierno, en los diálogos
posibles y necesarios, le toca también tomar decisiones y ejecutarlas y esas
decisiones se refieren –de acuerdo con la honestidad para con una ideología
asumida– a preservar ese movimiento. Que el repliegue no sea desbandada.
Claro, y hay que decirlo, no
basta con eso de tomar decisiones y ejecutarlas: en el gobierno no hay un mando
centralizado y tampoco todos los militantes, cargohabientes, cuentarecibientes,
están ideológicamente comprometidos, y a ellos también hay que meterlos en el
inventario del repliegue. A la hora de las decisiones muchos estarán
angustiados por su posible futuro, muchos sentirán turbideces en sus acciones y
negocios. Pero en todo caso, las decisiones son difíciles y severas: o se
preserva el movimiento político o se liquida en una desbandada de moral rota.
No todos cabrán en ese buque de refugiados.
Los próximos días son
decisivos. Los opositores ahora tienen la iniciativa y la están usando:
presión, presión y más presión sin tapar salidas o negociaciones.
Algo (intuición, brujería,
contactos con el más allá) nos dice que el gobierno ha comenzado a plantearse
escenarios. Escenarios en los que aparecen –cosa rara– la oposición, la crisis
general y el referéndum. Escenarios en los que, aun con la mayor ingenuidad o
torpeza, se encuentran condicionamientos tales como: ¿qué harán los militares
si cerramos la Asamblea Nacional?, ¿cómo quedaremos si se da el referéndum y lo
perdemos?, ¿cómo será el gobierno si el referéndum es en 2017 y queda en el
poder un generalote?, ¿no tendrá ese generalote su propia agenda?, ¿y si hay
nuevo gobierno y toma represalias para dónde cogemos?, ¿cómo trataremos a
nuestros propios radicales que nos tildarán de traidores cuando dialoguemos y
negociemos? Y si hay elecciones regionales…, ¿tendremos que desconocer también
a los nuevos gobernadores?, ¿qué hacemos si en el firmazo del 20% se llegan a
recoger 8 millones de firmas?
Por muy torpes que puedan
ser, tienen también asesores y consejeros, encuestadores e interesados
internacionales que les cuentan cuentos negros. Lo saben y lo sabemos: ¡vienen
cambios!
arnaldoeste@gmail.com
17-09-16
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