Por Froilán Barrios Nieves
Cuando jugaban al papelito de ser
los redentores de los pueblos del mundo, los vientos soplaban a su favor, con aquellas
frasecillas del pensamiento militante: “Los vientos del este soplan sobre el
oeste” anunciaban a la humanidad que un nuevo orden universal de justicia,
equidad y paz estaba por venir, en nombre del socialismo real del parque
jurásico de la URSS y de la China maoísta.
Pretendieron detener la historia
durante el siglo XX hasta que de las entrañas de los pueblos de Europa del Este
comenzaron a publicarse los samisdats, octavillas
clandestinas que descubrieron ante el mundo entero la farsa soviética y confrontaron
y sobrevivieron a las más poderosas y tenebrosas policías políticas del
planeta: la KGB, la Securitat rumana, la Stasi, condenados por el misterio de
las palabras libertad, democracia y vida digna.
Conceptos que han signado las
decisiones y los destinos de naciones en todos los continentes, aun cuando la
historia a veces tarde con desesperación. En Venezuela, como accidente, nos
determinó sufrir bajo el padrinazgo castrista en pleno siglo XXI a los últimos
mohicanos de los paquidermos soviéticos, quienes desde la caída del Muro de
Berlín en 1989 habían caído uno a uno, transmutados algunos en dictaduras y
otros pocos en democracias incipientes.
Hasta que el sortilegio se esfumó
y produjo el desencanto en la población ante un proyecto político que creyó
permanecer en el poder hasta 2021, 2051, hasta el fin de los tiempos, como les
encanta a dictadores o a pichones de dictadores vociferar impunemente en el
poder, a pesar de cometer las peores atrocidades bajo su mando.
El régimen chavo-madurista está
desnudo, descubierto, desenmascarado por una población que lo aborrece, que
demostrará el 1S la fractura política que se operó el pasado 6 de diciembre con
la aplastante derrota en las elecciones legislativas, de tal magnitud que ni
los sinsabores de la mayoría política de la AN detienen su caída vertiginosa.
Los dislates del oficialismo son
de vértigo, en lugar de salvaguardar el esmirriado capital político acumulado,
lo despilfarran; desquiciados, son incapaces de orquestar una retirada digna;
descerebrados, pronuncian imprecaciones y abandonan en cada lance la
racionalidad que le permite a un político sensato sobrevivir y trascender a la
derrota.
Incapaces de asimilar la historia
y ver el caso de un Charles de Gaulle, creador de la V República Francesa,
dimitir tras la derrota del referéndum de 1969 como consecuencia del famoso
Mayo de 1968 y promover la referencia política gaullista hasta el presente
siglo XXI.
Por el contrario, labran senderos
de odio y de confrontación entre los venezolanos y al mismo tiempo de miseria,
de pobreza y desencanto, que les significará el rumbo del no retorno a un
proyecto político que surgió como redentor ante las inconsecuencias, corrupción
y sectarismo del modelo gobernante que lo antecedió, para terminar en su agonía
despreciados por un pueblo que en otro momento los aclamó.
31-08-16
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico