Por Julio Castro Méndez
¿Qué es la difteria?
Hay palabras que sólo por su
sonido producen temor: difteria, peste, pandemia. Son palabras que, en el
ideario colectivo, conectan con sensaciones negativas, aun cuando la mayoría de
la población (incluyendo a muchos médicos) nunca las hayan visto transformarse
en realidad.
La difteria es una
enfermedad infecciosa producida por una bacteria llamada Corynebacterium
diphtheriae. Es capaz de producir una condición grave en incluso la muerte en
una proporción que oscila entre 10% y 50% de quienes la padecen. Su nombre
proviene de una palabra griega que significa “membranas”, debido a que una de
las manifestaciones más notorias es la aparición de membranas en la garganta
que obstaculizan la respiración.
Durante más de veinte años
no habíamos presenciado casos de enfermedad diftérica en Venezuela por una
sencilla razón: es una enfermedad que se puede prevenir gracias a la vacuna
concida como DPT (por las iniciales de difteria, pertusis y tétanos). Y esa
vacuna tiene una efectividad mayor al 95%.
La incorporación de vacunas
como la DPT, la Triple Viral (rubeola, sarampión y parotiditis) y contra la
polio han sido una de las intervenciones en salud de impacto masivo en la salud
mundial.
Estas vacunas, disponibles
desde los años que siguieron a la Segunda Guerra Mundial, han evitado millones
de muertes y han ahorrado miles de millones en gastos asociados al cuidado de
las enfermedades. En Venezuela, la vacuna DPT ha sido sustituida por la llamada
“Pentavalente” o “Penta”, que cubre cinco enfermedades: difteria, tétano,
pertusis, hepatitis B yHaemophilus Influenzae Tipo B.
¿Qué es lo que está pasando
en Venezuela?
Los casos provenían de dos
municipios: Sifontes y Caroní y, de manera casi simultánea, la redDefendamos la
Epidemiologia liberó un documento con información
médica para orientar el manejo clínico y el diagnóstico de la enfermedad. Y, si
asumimos que estos datos son reales, entonces estamos ante una epidemia de
difteria en Venezuela. Algo que no se había reportado en una magnitud similar
en los últimos cuarenta años.
Si revisamos los sistemas de
salud de otras latitudes, la última gran epidemia de difteria se produjo en la
URSS entre 1990 y 1996, justo en los momentos de cambios políticos, cuando se
reportaron aproximadamente 140.000 casos y más de 4.000 fallecidos. Fuera de
esa gran epidemia, han habido pequeños brotes de la enfermedad en América e
incluso es posible ver algunos casos aislados en determinados entornos que se
denominan difteria endémica en contraposición a la difteria
epidémica.
¿Cómo es que en
Venezuela ahora hay una epidemia?
Para entender las razones
biológicas por las cuales se produce el fenómeno epidémico de una enfermedad
que puede prevenirse por vacuna, es menester entender algunos conceptos básicos
de inmunoserología.
Los agentes vivos como la
difteria circulan entre los humanos de manera constante. Y es probable que esto
no pueda evitarse. Sin embargo, si vacunamos a un número suficiente de
individuos (más del 85% de población) se crean suficientes anticuerpos en la
población para generar una especie de “barrera epidemiológica”, que se comporta
como un escudo inmune y permite que, aunque haya circulación de la bacteria, no
se produzcan sino algunos pocos casos. Conocer cómo funciona esta lógica
permite apuntar hacia las posibles razones por las cuales volvemos a ver una
enfermedad casi erradicada: falta de vacunación a suficientes individuos,
ineficiencia de la vacuna suministrada, alteración o incumplimiento en el
esquema de vacunación, entre muchos otros.
Existe la posibilidad de que
no se haya vacunado al número necesario de personas para crear la barrera epidemiológica.
Esto debe evaluarse con estrategias de medición de campo donde los organismos
internacionales, como la Organización Mundial de la Salud, tienen una dilatada
experiencia. El asunto es que las investigaciones deberían arrojar luces sobre
cuál ha sido el elemento más contundente.
De antemano se podría tachar
la ineficiencia de la vacuna pues es la misma que se usa en toda América
Latina: no todos saben que la gran mayoría de los países de la región compran
las vacunas a la Organización Panamericana de la Salud a través de un programa
llamado Fondo Rotatorio, que cuenta con rigurosas medidas de control de
calidad. Ahora bien, existe un factor de importancia capital: para conservar en
buenas condiciones este tipo de vacuna es necesario garantizar lo que se
denomina la cadena de frío y que durante todo momento estén entre 2 y 8 grados
centígrados. Y aquí aparece una gran interrogante: imaginemos un estado de
Venezuela con temperaturas promedio cercanas a los 40 grados a la sombra e
interrupciones de energía eléctrica frecuentes, ¿es posible garantizar la
viabilidad del producto biológico?
¿Cuáles son los
síntomas de la difteria y cómo se trata?
La difteria es una
enfermedad infecciosa febril que compromete las vías respiratoria, así que hay
que prestar especial atención a amigdalitis, faringitis severa, neumonía o
cualquier cuadro catastrófico con falla cardíaca aguda o falla de múltiples
órganos. El tratamiento se basa en antibióticos muy simples, aunado a uso de
antitoxina diftérica y medidas de soporte médico, que en los casos máss graves
implica el manejo del paciente en terapia intensiva.
¿Cuán contagiosa es esta
enfermedad?
En epidemiología se utiliza
algo como un índice de contagiosidad, que en realidad se llamariesgo de
reproducción. La nomenclatura que se utiliza para medirlo es R0 y mide en
promedio cuántas personas puede ser infectadas por un enfermo. Es decir:
mientras mayor es el valor del R0, mayor es la capacidad de contagio.
Esta tabla nos da una idea,
en términos comparativos, de la capacidad de contagio de la difteria versus
otras enfermedades infectocontagiosas. La difteria es menos contagiosa que el
sarampión y la pertusis, pero más contagiosa que las paperas o la polio, así
como similar a la viruela. Otro aspecto importante relacionado con el
R0 es que a medida que este factor es mayor, también deber ser mayor la
cantidad de gente vacunada (ese “escudo inmune” que ya hemos comentado) para
poder evitar que se produzca una epidemia. Al igual que, en caso de que se
produzca tal epidemia, es mayor la gente que debe ser vacunada de emergencia
para poder controlarla.
¿Qué debe hacerse en
Venezuela para detener el avance de la difteria?
No nos cansaremos de decir
que la divulgación del boletín epidemiológico como mecanismo de información
técnico es básico en una situación como ésta. Y tampoco nos cansaremos de
recordar que el boletín no está disponible desde 2014.
La difteria es una
enfermedad con un potencial de expansión particularmente alto. Si a esto los
sumamos la severidad de la enfermedad, entenderemos por qué la sola palabra
genera angustia en la población. La magnitud de este fenómeno, que parece estar
comenzando, tiene unos factores determinantes asociados a planificación,
estrategia, logística, disponibilidad de recursos y timming que son
fundamentales.
En estos momentos se impone
seguir una hoja de ruta, que afortunadamente ya ha sido escrita por organismos
de renombre internacional que han probado ser exitosos en muchos otros eventos
epidémicos, de diferente magnitud y peligrosidad.
Los aspectos fundamentales
de esta hoja de ruta son información a la colectividad, identificación temprana
de casos sintomáticos, identificación de contagios y posibles portadores,
sumado a una disminución rápida de número de susceptibles (es decir: una
campaña de vacunación).
Esos son los pilares del
manejo de una epidemia. En cualquier parte de mundo. En cualquier sistema
político. En cualquier tipo de gobierno. No hay atajos, ni medidas mágicas ni
elaboraciones políticas. De manera que, en Venezuela, se impone para las
autoridades que tienen la competencia del manejo de la epidemia convocar a los
mejores recursos humanos, garantizar los recursos materiales e informar de
manera clara, trasparente y oportuna la evolución de un fenómeno de esta magnitud
e importancia. Y no sólo para los “locales” en Venezuela, sino también con
alcance regional.
Julio Castro Méndez es
Médico Cirujano (UCV) con postgrados en Medicina Interna (UCV) e Infectología
(Hospital Vargas de Caracas). Research Fellow en enfermedades infecciosas
Deaconess Beth Israel Medical Center y maestría en bioestadística en Harvard
School of Public Health. Profesor UCV.
03-10-16
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico